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Sobre este blog

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, constituida en 1990, es una asociación de carácter privado, sin ánimo de lucro, cuyo fundamento lo constituye la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Aunque el ámbito de afiliación de la APDHA y su área directa de actuación sea el territorio andaluz, su actividad puede alcanzar ámbito universal porque los Derechos Humanos son patrimonio de toda la Humanidad.

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Frontera de Ceuta-Melilla: es cuestión de Justicia

Inmigrantes subsaharianos en Ceuta / EFE.

Jesús Roiz Corcuera, miembro del Àrea de Inmigración de la APDHA

No es suficiente con que los responsables del control de la frontera cumplan la ley. No es suficiente con que los transgresores sean sancionados. La vida y la dignidad de las personas migrantes exigen un trato de Justicia que debe estar mas allá de las formalidades legales. El blindaje de fronteras a las personas migrantes cuando dinero y mercancías tienen reconocida una total o casi total libertad de movimientos, no es solo un agravio comparativo sino una grave injusticia.

Cuando una persona, en su largo y penoso itinerario migratorio, llama a las puertas de España o Europa y desde esta parte se le contesta con alambradas coronadas de concertinas, barreras policiales, mafias explotadoras y un mar convertido en foso de muerte, cuando se contesta con rechazo y expulsión, se comete una grave injusticia contra ella.

Nada ha hecho para que sea considerada como criminal indeseable y, sin embargo, así es tratada por los que dicen velar por la soberanía nacional. Es triste contemplar a los que se dicen garantes de esa soberanía abrir puertas a los expoliadores al mismo tiempo que niegan a las personas migrantes hasta el reconocimiento de su dignidad. Se olvida que son sujetos de derechos y de deberes. También se olvida que son portadores de valores y que su falta de reconocimiento los empobrece y empobrece a la sociedad en la que desean convivir. Vienen cargados de razones y envueltos en el amparo que otorga la Declaración Universal de Derechos Humanos pero son reducidos a ser nadie.

El fenómeno migratorio está ahí. No es la hora de la disuasión y el rechazo. Es hora de reparación. Es hora ya de reconocer su carga positiva y asumirlo conduciéndolo hacia resultados de enriquecimiento humano, para los propios migrantes y para la sociedad en que se integren.

Algunas consideraciones pueden ser condición previa a la superación de la actual actitud xenófoba y a la asunción de compromisos y responsabilidades. No se escucha a los responsables de las políticas migratorias, españoles o europeos, manifestar su interés por las causas que fuerzan el fenómeno migratorio y menos por la responsabilidad que puedan tener en las mismas. Señalando causas de la emigración africana, es común desviar la atención hacia motivos endógenos de los propios pueblos de origen. Sin embargo es obligado, en rigurosa autocrítica, que las propias naciones europeas así como la Unión Europea se replanteen qué incidencia han tenido o tienen en la situación actual de los pueblos africanos, desde los tiempos de la colonización hasta los actuales de neocolonización.

Responsabilidad y oblgación de reparación

Los políticos europeos hablan mucho de dirigentes políticos africanos corruptos pero callan cuando deben explicar quién corrompe a los corruptos y a qué paraísos fiscales, libres de concertinas, emigra la riqueza africana. Hablan de pueblos salvajes dados a la confrontación violenta y desvían la atención cuando han de señalar a los que urden las contiendas y a los que introducen las armas o las fabrican. Hablan de pobreza como si fuera consustancial a África pero no reconocen su connivencia con los grandes empresarios extractores de materias primas o de productos energéticos. No reconocen a los empobrecedores como tales y sí aplauden su capacidad de hacer fortuna. Hacen gala de generosidad hablando de codesarrollo, cuando prevalece el asegurar intereses económicos o políticos mediante intervenciones discriminatorias con dinero público.

Abundando en consideraciones en esta línea, agentes económicos y dirigentes políticos españoles y europeos, confrontados ante la Justicia, no pueden hacer dejación de su responsabilidad y de su obligación de reparación. La respuesta no puede ser un encogerse de hombros ante una solidaridad imposible. La solidaridad vendrá como añadido a las exigencias de la Justicia. La Europa fortaleza, blindándose ante las consecuencias negativas de su intervención en África trata de imponer unas políticas migratorias que lejos de atenuar los desastres humanos provocados por los poderosos, son colofón a una intervención colonial o postcolonial. No es conveniente dejarse ofuscar por los resultados de las políticas migratorias, deben ser trascendidas hasta llegar a las causas y los causantes de una migración forzada. Ahí está el punto neurálgico.

Causa pudor el tratar de ser voz de los sin voz africanos, mejor sería que los europeos hiciéramos un esfuerzo por escuchar las voces que se levantan al otro lado de la muralla. En una reciente entrevista, la reconocida líder maliense Aminata Traoré, a preguntas sobre el comportamiento de los políticos europeos ante la inmigración decía: “Pienso que es patético. Nosotros somos pobres en lo económico, pero los dirigentes occidentales tienen una pobreza moral grave porque no pueden transmitir la verdad a su opinión pública. La verdad es que expolian los recursos de África y obligan a los africanos a irse del continente. Luego dicen que Europa está siendo invadida cuando ellos son los invasores”. En cuanto a perspectivas de futuro, plantea a los políticos europeos todo un reto: 2Africa no tiene futuro en el sistema capitalista porque Europa necesita nuestra riqueza para sus soluciones“.

No es arriesgado predecir que mientras las relaciones internacionales se sustenten sobre la apropiación y la subordinación, en los montes de Marruecos, en las ciudades de Ceuta y Melilla y en un Mediterráneo condenado a ser frontera, no faltarán la crueldad y la muerte. Es cuestión de Justicia y de voluntad política.

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