Agustín Rodríguez: “Lo que no puede ser es que de lo conseguido en Bruselas, se le reste a Andalucía”
Agustín Rodríguez (Baeza, Jaén, 1961) Está agotando su tercer mandato como secretario general de UPA-Andalucía. La última batalla de la PAC no ha sido la primera y aún cree posible algún cambio en el gobierno para proteger cultivos como el olivar en pendiente o el algodón. Reclama una apuesta decidida por un modelo productivo con normas de regulación de mercado, basado en la explotación familiar y con capacidad para mantener a la población en el territorio. Eso, asegura, está en manos de los gobernantes.
P: ¿Ha cambiado mucho el campo andaluz en los últimos años?
Ha cambiado mucho. Sobre todo desde que entramos en la Comunidad Europea. Emergió un modelo de explotación: la explotación familiar agraria, una agricultura profesional, organizada en cooperativas y comunidades de regantes. Todo esto está ahora amenazado. En la última reforma de la PAC, con la AGENDA 2000, los fondos van a parar a una agricultura especulativa, que nada tiene que ver con los agricultores y ganaderos profesionales. Hemos pasado de percibir el 31 por ciento de lo que se pagaba por un producto, en el periodo 1996-2000, a menos del 20 por ciento que se paga ahora
P: ¿Quién se queda con esto?
La distribución. Hemos pasado a un modelo donde la gran distribución decide el precio en origen y al consumidor, y la que regula el mercado. Se han eliminado todas las líneas rojas, todas las reglas básicas y estamos en manos de la distribución. Necesitamos un cambio radical para destinar las ayudas hacia una agricultura productiva, no un modelo que no diferencia entre productivo y no productivo, entre agricultor y no agricultor, y unas reglas en el mercado que garanticen el reequilibrio de la cadena alimentaria.
P: ¿Eso es sólo competencia de la administración o hay responsabilidad del sector en que los acontecimientos tomen esos derroteros?
Cuantitativamente es responsabilidad de los gobiernos ¿Qué puede hacer un agricultor en materia de mercado? El sector en cada reforma ha pedido que no se eliminen los mecanismos de control, se ha pedido una tutelación de los gobiernos. Nos han cambiado el modelo y deciden las grandes corporaciones. La leche, el aceite o el arroz se han convertido en reclamos. Necesitamos un modelo que establezca líneas rojas, por ejemplo en la venta a pérdidas, para que haya equilibrio y todos tengamos sitio en la conformación del precio. Hemos perdido un tercio de nuestra renta por la venta en el mercado.
P: ¿La concentración de la oferta sería la panacea?
La concentración de la oferta ayuda pero por sí sola no va resolver el precio. Por ejemplo, supongamos que se ha concentrado el 60 por ciento de la oferta de aceite de oliva, que es el mínimo para poder influir en el mercado ¿Quién puede con un gigante como Carrefour que en 2011 facturó más de 90.000 millones de euros? Se sigue necesitando la regulación de los mercados. La industria agroalimentaria, representada en la CEOE no quería escuchar hablar de regulación ni de concentración y ahora hacen piña con agricultores y ganaderos porque se están viendo desplazados por las marcas blancas.
P: ¿Pero ha habido un cambio de mentalidad del agricultor para forzar esa concentración?
Sinceramente yo creo que falta mentalidad empresarial. Tenemos los mejores agricultores y ganaderos, hablamos de una de las agricultoras más productivas de Europa. Pero falta… falta por sectores. En frutas y hortalizas hay una mentalidad más abierta de entender la agricultura como una actividad empresarial y es un sector menos dependiente de las ayudas directas. Y en la otra punta tenemos al sector del aceite de oliva donde hay una separación entre la tarea de producción y la de comercialización. Eso no puede ser.
P: ¿Las organizaciones agrarias están influyendo en ese cambio?
Puedo responder por UPA. Estamos predicando con el ejemplo. Impulsamos un proyecto como Interoleo. Nuestra estrategia en los últimos seis años ha sido impulsar y apoyar que el sector se organice en estructuras de mercado fuertes.
P: Esa descripción de agricultor profesional que se desarrolló a partir de la entrada de España en la UE ¿llega a la sociedad?
Yo creo que sí. La cooperativa, o las cooperativas, son la primera empresa de muchos pueblos de Andalucía y la primera fuente de empleo. Ésta ha sido una agricultura de éxito, estamos exportando a 50 países productos de calidad ¿Qué hay que hacer? Potenciar ese modelo ¿Cómo? Centrando en él todos los recursos públicos. No la reforma de la PAC que nos han hecho que no diferencia entre agricultura profesional y especulativa. Reclamamos políticas para una agricultura que genera empleo en el medio rural. Parece que todo es una decisión de Bruselas y que no se puede hacer nada. Pero no es así. En Andalucía se puede potenciar la concentración de oferta con ayudas.
P: ¿No las hay?
Nunca las ha habido. Se ha potenciado la fusión de cooperativas en los pueblos pero no hay una línea de ayudas ordinarias para favorecer la concentración de la oferta. Tampoco hay una estrategia coordinada en la política para potenciar las exportaciones. Falta definir la prioridad de los recursos que tenernos en el plan de desarrollo rural y para coordinar bien todos los instrumentos y recursos en un plan de exportación. Aquí cada uno hacemos la guerra por su cuenta.
P: ¿Las amenazas sobre el modelo productivo están condicionando el relevo generacional?
Sin duda alguna. La mejor política de incorporación de nuevos agricultores es que esta actividad sea rentable, porque no hay otro pilar económico en el medio rural que sustituya a la agricultora y la ganadería. Además es una actividad que no se puede deslocalizar, nadie se puede llevar la hectárea de tierra a otro país. Por eso hay que apostar por esto.
P:¿Qué papel están jugando las organizaciones en preservar ese modelo productivo?
Nosotros hemos sido una organización determinante. La organización pionera en poner encima la mesa el problema de los precios y la regulación del mercado es UPA. La organización que pone moda las denuncias a la distribución, donde corresponda por la venta a pérdidas, es UPA. Esto al final ha calado. UPA es una voz potente e imprescindible en un modelo de agricultora que defendemos, que es mayoritario. De hecho, hay otra organización que lo comparte y… estamos hablando.
P: ¿Cómo va ese acercamiento a COAG?
Yo creo que va bien. Las dos organizaciones coincidimos en estos temas y hemos llegado al convencimiento de que hay una amenaza real para este modelo de agricultura y hay que sumar fuerzas para ser eficaces. Nos estamos aplicando a nosotros mismos la concentración de la oferta.
P: ¿Vamos hacia el bipartidismo agrario?
No, porque la competencia de las organizaciones agrarias no es gobernar. Hay dos modelos de agricultura muy claros: uno más social, el que nosotros representamos, y el de los ‘cazaprimas’, que se lleva más de un tercio de las ayudas. Si estamos defendiendo un mismo modelo de agricultura, lo lógico es unir fuerzas. Y de momento las fuerzas son unidad de acción.
P: ¿Las diferencias con ASAJA son sólo de modelo productivo?
Sí, sí, claramente. La gran patronal agraria son ellos. No es porque sean más grandes, sino porque defienden lo que defienden. No es baladí que el vicepresidente de la CEOE sea el señor Barato. Es otro modelo, legítimo, pero otro modelo. Nosotros no representamos a los grandes propietarios, somos las pymes del campo. Somos los trabajadores de nuestras explotaciones y nos subimos todos los días al tractor. Es un modelo distinto.
P: ¿Hay relevo en la organización?
Si hay dificultades para el relevo generacional en la actividad, por la falta de atractivo, las hay para renovar la organización. Pero sí hay relevo.
P: ¿Hay buena sintonía con la consejera?
Sí, buena, muy buena. Creo que, de momento, lo está haciendo muy bien, porque ¡menudo papelón en la PAC! Parecía que todo estaba muy bien y luego no estaba tan bien. Creo que le está cogiendo bien el pulso. Es importante el conocimiento que le da el haber sido alcaldesa, pero sobre todo que viene del medio rural.
P: ¿Y con el ministro?
También hay buena sintonía. Otra cosa son los resultados. Hay cosas que no nos convencen, como la reforma. Yo me siento engañado. Entiendo que el ministro tendrá que atender cuestiones políticas de su partido. Lo que no puede ser es que de lo conseguido en Bruselas por todos, incluso con un incremento de presupuesto, se le reste a Andalucía. Lo del ministro no lo comparto, considero que se ha equivocado. Pero el problema son los de aquí ¿cómo le han consentido los de aquí que le reste a Andalucía para otras comunidades autónomas?