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España perderá un millón de habitantes los proximos 15 años

Proyección de la población 15 años.

Olga Granado

Menos, más viejos y, por tanto, más dependientes. Es hacia donde camina la población en nuestro país según las últimas proyecciones publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), donde elabora una simulación del tamaño y estructura demográfica de la población que residirá en España. Estas estimaciones vaticinan que en los próximos 15 años la población española se va a reducir en más de un millón de personas (1.022.852). Serán casi seis millones menos (5.623.928) en los próximos 50 años dado que el la estimación se hace entre 2014 y 2064. La tasa de fecundidad en España ya no garantiza el relevo generacional y, por tanto, corremos el riesgo de que con el tiempo, se tambalee un sistema en el que las personas en edad de trabajar pagan la jubilación de las que ya no lo están.

Por comunidades autónomas, la población descenderá en la mayoría de ellas, con las excepciones de Andalucía, Madrid, Canarias, Murcia y Baleares. En este sentido, y al contrario de lo que se prevé para el conjunto del país, Andalucía -que merece mención aparte por ser la comunidad autónoma más poblada de España- no va a perder población e incluso se prevé un leve aumento en 275 personas. Con ello, y como se aprecia en el gráfico, el peso poblacional de Andalucía respecto al total nacional va a seguir aumentando hasta situarse en el 18,4% en 50 años.

Este estudio augura también un progresivo envejecimiento de la población. Las pirámides muestran que en los próximos 50 años se va a producir un significativo estrechamiento de la base (los más jóvenes) y un fuerte aumento de los grupos de edad superior. Con estas tendencias, la tasa de dependencia de mayores, definida como el porcentaje de población de 65 o más años respecto a la del tramo 16-64, podría elevarse en España hasta el 75,7% en 2064. Es decir, habría

1,3 habitantes entre 16 y 64 años por cada persona de 65 o más. Es prácticamente el doble que actualmente, cuando hay 3,6 españoles de 16 a 64 años por cada personas de 65 o más.

“No somos capaces de planificar nuestro futuro colectivo a medio y largo plazo. Tenemos una estructura social claramente oligárquica, conservadora, que no permite la participación ciudadana y la definición de políticas de abajo hacia arriba. Yo creo que desde un punto de vista político hablamos demasiado de cuestiones banales y excesivamente poco de los grandes problemas sociales y sus desafíos. Quizás tenemos un déficit democrático respecto a los países europeos más avanzados”, expresa Carlos Ferrás Sexto, director del Grupo de Investigación Gis-t Idega y profesor de Geografía Humana en la Universidad de Santiago de Compostela.

Este experto en demografía advierte de los peligros que esta tendencia supone. El estado de bienestar sólo es sostenible con los servicios públicos y la cohesión. “Las rentas del trabajo y los impuestos financian los sistemas públicos de salud, educación, pensiones, subsidios de desempleo... Si progresivamente aumenta la población dependiente por alto desempleo, aumento de la esperanza de vida o mayor permanencia en la educación, a la vez que desciende la población ocupada que paga los impuestos, el resultado es un aumento progresivo del endeudamiento de las cuentas públicas de la administración”, subraya. En su opinión, España necesita “reaccionar colectivamente y decididamente ante el problema demográfico”, agrega.

Pero ¿cómo conseguimos fijar la población que sale del país? “Debemos conseguir que España sea un lugar atractivo para vivir, para trabajar, para que nuestros jóvenes puedan progresar personal y profesionalmente, con un mercado de trabajo dinámico, bien regulado, con salarios dignos y justo socialmente. Es necesario establecer conexiones claras entre el sistema educativo y el productivo, invertir las prioridades de la inversión pública con menos énfasis en el cemento, asfalto e infraestructuras y más en la formación social y en los recursos humanos”, remarca.

Éxodo de inmigrantes

De este modo, cree que la planificación estratégica y la participación ciudadana “son realmente deficientes” en España. “Parece que la visión estratégica es meramente publicitaria como se puede observar en el uso y definición de la denominada Marca España”, apostilla. De todas maneras, reconoce que el problema es común en Europa. La fecundidad necesaria para asegurar el simple relevo generacional es de 2,1 hijos por mujer y este indicador tan sólo lo cumple Irlanda. En el caso de Alemania, por ejemplo, existen graves problemas de envejecimiento al igual que en España, “pero es evidente que la capacidad de atracción de inmigrantes por el dinamismo de su mercado laboral y de su economía no es equiparable”.

El último padrón publicado por el INE, que se ratificará a finales de este año dado que es provisional, contabiliza un total de 46.725.164 habitantes en España, lo que ya supone una disminución de 404.619 personas respecto a los registrados a 1 de enero de 2013, en gran medida por el éxodo de extranjeros que han vuelto a sus países de origen por la situación de crisis que los ha dejado sin oportunidades en España. De este modo, del total de empadronados en España, 5.000.258 son extranjeros, un 10,7% del total. Pero se da la circunstancia de que mientras que a 1 de enero de 2014, cuando se publicó este avance, habían crecido levemente los españoles inscritos (un 0,3% con 141.361 nuevos) mientras descendían los extranjeros un 9,8%, con 545.980 bajas (313.446 de comunitarios y 232.534 de otros países).

En este sentido, este experto en demografía expone que la fecundidad ha caído hasta no asegurar el relevo generacional, mientras los servicios públicos de sanidad y educación han permitido alcanzar grandes cotas de bienestar y cohesión social hasta la crisis. Hay que tener presente que la crianza de los hijos dejó de ser valorada como una prioridad y la reproducción y fecundidad fue sostenida por los seis millones de inmigrantes que llegaron a España atraídos por el boom del ladrillo y la economía especulativa. “Hoy en día el enorme desempleo expulsa a los inmigrantes, a sus familias y a los propios jóvenes españoles hacia fuera en busca de oportunidades. Por tanto el envejecimiento está unido al éxodo de jóvenes y a los defectos estructurales del proceso de modernización y desarrollo de la sociedad española”, asevera.

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