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El Ministerio de Sanidad corta y pega el protocolo de la Junta de Andalucía contra la violencia en centros sanitarios

Diagrama de flujos publicado por el Ministerio de Sanidad en el BOE.

Olga Granado

El Ministerio de Sanidad ha cortado y pegado el diagrama de flujos que resume el protocolo contra la violencia hacia los trabajadores del Servicio Andaluz de Salud (SAS) que la Junta de Andalucía puso en marcha en 2005, siendo entonces la primera comunidad autónoma en hacerlo. Lo ha hecho para el protocolo de actuación frente a la violencia en los centros dependientes del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), que presta el servicio en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, y en este caso también para el Centro Nacional de Dosimetría en Valencia.

Lo llamativo es que en dicho acuerdo, publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado 23 de abril, no se cita a la Junta de Andalucía y se asume como propio, lo que ha causado una mezcla de perplejidad y sorna entre los profesionales de la Consejería de Salud, cuyos responsables de momento han rehusado valorar el asunto.

Como muestra la imagen más arriba, la publicada en el BOE por el Ministerio de Sanidad, se trata de un esquema que explica qué hacer ante una agresión, paso a paso. Es idéntica, con algún matiz, a la de abajo de este párrafo: la del plan de prevención y atención de agresiones para profesionales del sistema sanitario público de Andalucía, de hace más de una década, y que se puede descargar en internet.

Eso sí, el documento de la Junta de Andalucía está “protegido”, por lo que dificulta su trabajo con programas como adobe o photoshop. La copia es tan rudimentaria que dado en 2005 cuando la Junta de Andalucía aprobó este protocolo no estaba todavía extendido el servicio de emergencias del 112 -no fue hasta 2008 cuando se creó- por lo que se ha dejado exactamente el mismo dibujo y se ha escrito a mano el citado número. Igual que se ha tapado en el cuadro en negro lo de “anexo 1” que pone en el diagrama de flujos del SAS. Nada más. Hasta las mismas faltas de ortografía, como uso indiscriminado de mayúsculas y minúsculas o un “ó” que no debería llevar tilde, por ejemplo.

Claro que esto provoca situaciones tan absurdas como que el esquema del Ingesa remita al “CRTS” en caso de incidente, lo que hará que muchos trabajadores de Ceuta y Melilla se pregunten qué es eso, porque no usan esta denominación. De hecho, el CRTS son las sedes del Centro Regional de Transfusiones Sanguíneas del SAS. O cuando recomienda igualmente que vayan al “director del distrito”, una división con la que están familiarizados los trabajadores del SAS, pero no los del Ingesa.

En el BOE, el Ministerio de Sanidad, que todavía no ha respondido a la consulta de este diario sobre el tema, explica que con esta publicación cumple una resolución de hace dos años y medio, cuando el Consejo de Ministros aprobó el protocolo de actuación frente a la violencia en el trabajo en la Administración General del Estado (AGE) y los organismos públicos vinculados o dependientes de ella. Entonces el acuerdo no se publicó en el BOE con un diagrama de flujos.

Desde el Ingesa recalcan también que su protocolo se ajusta al marco de la AGE “con especial atención a la adaptación a sus centros sanitarios por ser los que, a priori y por conocimiento de lo acontecido en años anteriores, tienen mayor riesgo para que se produzcan situaciones de violencia en el trabajo”. Se trata, como en todos estos protocolos, de un marco para el que el concepto de violencia es más amplio que el de mera agresión física, e incluye conductas amenazantes, intimidatorias, abusivas y acosantes, “que son los incidentes más comunes”.

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