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Ayuso y Feijóo frenan la presión de Casado a Moreno y le brindan la campaña electoral: “Juanma ya no es del PP, es andaluz 100%”

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, se hace un selfie con los barones del PP en el arranque del congreso andaluz, en Granada.

Daniel Cela

19 de noviembre de 2021 20:50 h

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Ahora se escucha mucho entre los populares que el PP es ese espacio ancho que hay entre Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia, e Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid. Juan Manuel Moreno se sentó entre ambos en el arranque del congreso del PP andaluz que va a encumbrar su liderazgo este fin de semana en Granada.

Los dos tuvieron un protagonismo clave: Díaz Ayuso liberó a Moreno de la presión de Pablo Casado para que convoque ya las elecciones andaluzas, pensadas en Génova como plataforma de asalto del líder nacional del PP. “Vuela libre, toma tus propias decisiones. Aquí sólo se desgasta quien no es valiente, quien se comporta como una marioneta y no tiene un rumbo claro”, aconsejó al andaluz, que la miró petrificado como si tuviera delante a Vargas Llosa. Luego Feijóo, amigo personal del presidente de la Junta, le brindó un elogio que bien pudiera servirle de lema de campaña, porque concentra en una simple frase toda la estrategia política de Moreno, la que le ha construido un perfil de moderado, apolítico y sin ideologías. “Juanma ya no es del PP, es andaluz al 100%, dijo ante cientos de dirigentes populares.

Una de las máximas difundidas por los organizadores del congreso del PP andaluz era evitar a toda costa cualquier referencia a las elecciones autonómicas en el plenario. Venían de escuchar el polémico audio del vicepresidente y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, que calificaba de “estúpido aprobar el Presupuesto en año electoral”. La posibilidad latente de un adelanto de las elecciones en la primera mitad de 2022 desvirtúa el mensaje con el que Moreno quiere salir de este cónclave: la estabilidad política de su Gobierno de coalición con Ciudadanos y el compromiso de agotar el mandato, para dar seguridad a empresas e inversores en el año de la recuperación económica.

Los suyos venían aleccionados a Granada, pero el guión lo rompió la presidenta de Madrid. Díaz Ayuso habló de las elecciones andaluzas, de la potestad “exclusiva” de Moreno para convocarlas, y usó un lenguaje implícito para referirse, sin mencionarlo, a las presiones de Génova para que adelante los comicios. “La prerrogativa de convocar la tenemos los presidentes autonómicos. Vuela libre y convoca cuando tú decidas”, dijo. En la mente de muchos estaban las presiones electorales de Casado a la presidenta madrileña ante los comicios del pasado mayo -que ella misma ninguneó- y su reciente pulso con el ejecutiva nacional por la convocatoria del congreso regional del PP de Madrid y su propia candidatura. “No te comportes como una marioneta”, le dijo al anfitrión, y el salón plenario se vino abajo, por tercera vez, en un aplauso entusiasta. “¡Presidenta, presidenta!”.

Que la dirección nacional del PP viene presionando al presidente andaluz desde hace medio año para que pulse el botón de llamada a las urnas es un secreto a voces. Moreno ha expresado su molestia en público y en privado. Su Gobierno se vio zarandeado por las “injerencias” atribuidas al secretario general del PP, Teodoro García Egea, y a su fichaje estrella, el ex secretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías, cuando impulsaron una OPA hostil en toda España para arrebatar al partido naranja sus cargos públicos (alcaldes, concejales, diputados autonómicos y nacionales…).

El momento álgido de esta ofensiva fue tras la moción de censura fallida en Murcia y las elecciones en Madrid, en las que Díaz Ayuso terminó fagocitando a sus ex socios de Ciudadanos. El Ejecutivo andaluz de coalición tuvo que encapsularse, Moreno llamó a Casado para que dejara a Andalucía fuera de la operación, y ese mismo día compareció de urgencia junto a su vicepresidente, el líder regional de Cs, Juan Marín, para firmar un compromiso de alianza mutua para agotar juntos la legislatura.

Esta semana, Marín ha vuelto a hacer referencia a esta operación de desgaste contra su figura y su partido impulsada por Génova, para atribuir la filtración de su polémico audio a Hervías y a Egea. Pero las tensiones entre la dirección nacional y la andaluza se habían aplacado, y la reacción de la Junta y del PP andaluz no ha sido la que el dirigente de Cs esperaba: muchos han acusado al vicepresidente de “deslealtad”, de reventar la estrategia política de Moreno y desviar un problema interno de su partido al Gobierno y al PP andaluz. “Mi partido no tiene ningún problema y yo no me meto en los problemas de otros partidos”, dijo el presidente de la Junta a su entrada en el cónclave de Granada. Marín terminó rectificando y retirando su acusación contra Génova, aunque ha seguido señalando a Hervías.

Es cierto, ahora la sintonía entre la ejecutiva nacional y la andaluza es mayor, pero el germen de la desconfianza sigue ahí. A los de Moreno no se les olvida que Pablo Casado invirtió el calendario congresual del PP -poniendo primero los provinciales, luego los autonómicos y por último el nacional- para tratar de controlar los territorios y llegar a su cónclave sin una oposición interna hostil, que pudiera cuajar en una candidatura alternativa. Sea de la vertiente dura, tipo Díaz Ayuso, sea del sector moderado, el que se ha dado en llamar vector gallego-andaluz, el tándem Núñez Feijóo y Moreno Bonilla. La complicidad de los seis barones territoriales del PP, inmortalidados por Moreno en un selfie al cierre de la primera jornada del congreso, representa el mayor peso político de este partido, un peso del que todavía carece su presidente nacional.

Si el titular del arranque del congreso del PP andaluz no lo hubiera acaparado la presidenta madrileña -la gran ovacionada de la jornada- y su alusión a las elecciones andaluzas, quizá habría brillado más el discurso del presidente gallego, que le regaló aquel lema para la campaña electoral que se avecina: “Juanma ya no es del PP, es andaluz 100%. Si no puedo ni discutir con él sobre marisco, porque me habla a mí de los langostinos de Sanlúcar”. Feijóo es el barón territorial que más conoce la política andaluza, de mano directa de su “amigo Juanma”, es el que más visita esta tierra y el que más coincide en forma y fondo con el presidente de la Junta. Su frase parece esculpida para contrarrestar el último leit motiv del PSOE andaluz contra su adversario: “Usted es muy del PP y muy de derechas”, le repite últimamente, como un mantra, la vicesecretaria general y portavoz de los socialistas en el Parlamento, Ángeles Férriz.

Pero Feijóo ha sido certero en su definición. El presidente andaluz se ha consolidado como un líder moderado, “sin ideologías”, que puede o necesita marcar distancias con las siglas del PP en un territorio que siempre le fue hostil a la derecha, hasta hace tres años. “Esta tierra nunca le ha regalado nada al PP”; “Aquí siempre ha sido difícil ser del PP”; “Andalucía ha perdido el miedo al PP”, son algunas de las frases que dijeron los dirigentes azules que subían al escenario. A Moreno ya no tiene por qué preocuparle, porque en tres años se ha hecho una marca personal propia, que en las encuestas está por encima de la valoración de su Gobierno y de su propio partido. “Juanma ya no es del PP, es andaluz 100%”.

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