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El fracaso del Presupuesto para 2022 empuja a Andalucía hacia las elecciones anticipadas

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, y el vicepresidente, Juan Marín.

Daniel Cela

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Pasadas las diez y media de la noche, y tras casi 11 horas de debate, el Parlamento andaluz aprobó las enmiendas a la totalidad de PSOE, Unidas Podemos y Vox y devolvió el proyecto de ley de Presupuestos para 2022 al Gobierno de Juan Manuel Moreno. El guión estaba escrito desde hacía semanas y ni la oposición ni el Ejecutivo se han salido del renglón. El fracaso del último Presupuesto del mandato empuja a Andalucía hacia unas elecciones anticipadas. Moreno siguió en directo la intervención del consejero de Hacienda, Juan Bravo, pero estuvo ausente durante todo el debate, y sólo volvió al salón plenario para la votación final.

Es la segunda vez en la historia autonómica andaluza que el Gobierno sufre una derrota política de este calibre, incapaz de aprobar sus Presupuestos. La primera tuvo lugar en 1995, cuando la llamada “pinza” en la oposición de PP e IU tumbaron las cuentas del Ejecutivo socialista, y el ex presidente Manuel Chaves anunció ese mismo que disolvería el Parlamento y convocaría elecciones anticipadas. Entonces fueron en marzo del 96. Ahora nadie vaticina un escenario así, porque la situación es muy distinta. Chaves venía de prorrogar por segunda vez unos Presupuestos autonómicos, y Moreno ha aprobado los tres primeros del mandato.

El presidente andaluz es el único que tiene la prerrogativa para convocar los comicios, y hasta este mismo día ha insistido en que quiere alargar el mandato “todo lo posible”. “La fecha de las elecciones no está condicionada por la aprobación del Presupuesto”, repite. Pero diputados de todo el arco parlamentario dan la legislatura por “agotada”. “Ahora se acaba la legislatura... que queda un año”, dijo el propio Bravo. “Ésta es mi última intervención de Presupuestos”, remachó.

La Junta puede seguir gobernando con las cuentas prorrogadas de 2021, pero tendrá que improvisar, mes a mes, las modificaciones presupuestarias necesarias para ajustarlas a la realidad del año que viene. Para ello tendrá que enviar al Parlamento los decretos de modificación y volver a someterse al voto mayoritario de la oposición, que este miércoles le ha tumbado los números al consejero de Hacienda, Juan Bravo. Moreno vincula el adelanto electoral a un hipotético bloqueo parlamentario que hoy por hoy no existe. Sí, la oposición hundió el Presupuesto, pero por la mañana había aprobado dos decretos importantes del Gobierno -uno de ayudas a autónomos y otros a centros de día- que fueron aprobados por unanimidad. Y este jueves, en la continuación de la sesión plenaria, el Ejecutivo andaluz en minoría también contará con la connivencia de Vox y del PSOE para aprobar la llamada Ley del Suelo, “una de la más importantes de la legislatura”, que desbloqueará los planes urbanísticos de cientos de ayuntamientos (la mayoría socialistas).

Éste es el primer Presupuesto que se le estanca a Moreno, después de haber sacado adelante los de 2019, 2020 y 2021 con el apoyo aliado de Vox. Con estas cuentas no sólo decaen los números más abultados de la historia autonómica -43.800 millones de euros- que debían servir de plataforma para invertir los fondos europeos de la recuperación. También termina aquí el leit motiv del mandato de Moreno, su mayor legado político: “estabilidad, credibilidad y certidumbre”, ejes necesarios para crear confianza en los inversores que miran de reojo a Andalucía.

La legislatura tiene oxígeno, porque ni el PSOE ni Unidas Podemos van a presionar para que Moreno precipite las urnas: el primero carece de un candidato consolidado y conocido por los andaluces, su nuevo líder Juan Espadas, y los segundos carecen de candidato (ni conocido ni por conocer). Tampoco la dirección nacional del PP va a seguir insistiendo en este flanco, como dejó dicho Pablo Casado en la clausura del congreso andaluz de este fin de semana en Granada. El presidente de la Junta tiene las encuestas de intención de voto a favor, hay una tendencia al alza del PP que aún se mueve, y su perfil de líder “moderado y centrista” está consolidado, incluso entre sus rivales.

Pero la volatilidad de la política, la fragmentación del voto, la incertidumbre de si 700.000 votantes de izquierda volverán a quedarse en casa, como ocurrió en 2018 -400.000 del PSOE y 300.000 de Adelante Andalucía- y, sobre todo, cómo se comporte la pandemia y su impacto en las promesas de recuperación económica dibujan un paisaje imprevisible, altamente inestable. Moreno no sale de este debate presupuestario con idea de convocar elecciones de inmediato, no antes de final de año -ni en enero, que es un mes inhábil en el Parlamento- y puede que tampoco en febrero. Aunque en febrero el presidente andaluz empezará a constatar si la Cámara es un muro con el que se estrella su agenda legislativa, o si hay cierto margen de negociación con la oposición. Con todo, nadie en su entorno cree que el mandato llegue hasta noviembre de 2022, cuando tocan los comicios, y sitúan la fecha más probable en la próxima primavera. “Será ya un adelanto técnico”, avisan.

Las intervenciones

Esta vez, el partido de Santiago Abascal fue el primero en parapetarse en una trinchera preelectoral y desde el pasado verano, cada vez que el Gobierno andaluz les ha llamado para negociar las cuentas de 2022, ellos han respondido exigiendo un adelanto. “La legislatura está acabada”, han dicho todos los grupos de oposición en este debate, parafraseando al viceconsejero y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, cuyo polémico audio ha pulverizado el debate desde el inicio [Marín calificó de “estupidez aprobar el Presupuesto en año electoral” ante una reunión con su grupo parlamentario, que fue posteriormente filtrada a la Cadena Ser].

En esa grabación también se oye al vicepresidente decir que el objetivo es “presentar unos Presupuestos para que no nos los aprueben”, y que hay que evitar que el PSOE ejerza una “oposición útil”. El audio ha descargado a los socialistas de la tremenda presión interna que le estaba suponiendo digerir la estrategia de su nuevo líder, Juan Espadas, que el pasado 1 de octubre se reunión con Moreno en San Telmo para ofrecerle un pacto presupuestario “inédito e histórico” entre PP y PSOE, para diseñar juntos el Presupuesto de 2022. Su portavoz y vicesecretaria general, Ángeles Férriz, ha leído íntegramente las declaraciones de Marín, ante la mirada impasible del referido, la respiración contenida en la bancada del PP, y ningún argumento propio de la socialista ha sido más desgarrador que ese.

El debate de totalidad de los Presupuestos andaluces no ha girado en torno a los Presupuestos andaluces, sino a su defunción anunciada. El consejero de Hacienda no ha dedicado su intervención inicial a defender las cuentas, como dice el reglamento de la Cámara, sino a lanzar un ataque preventivo a los grupos de la oposición que habían “roto la negociación” y registrado sus enmiendas a la totalidad. Lo más significativo de su discurso es que el nombre más veces repetido era el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el que Bravo ha buscado un cuerpo a cuerpo en la distancia. El socialista acaba de sellar un pacto presupuestario con un arco parlamentario mucho más heterogéneo que el andaluz, garantizándose una legislatura larga, y el consejero andaluz de Hacienda es el responsable de Empleo y Financiación del PP de Pablo Casado.

Bravo lleva días paseando por los medios de comunicación un pesado maletín, cargado de documentos, para ilustrar el arduo trabajo de negociación que ha supuesto sentarse con PSOE y Vox. Los socialistas, en cambio, se han pasado semanas quejándose de que las pocas citas con el consejero no han servido para intercambiar papeles, propuestas, sugerencias que acercasen las posturas. Desde la tribuna, Ferriz volvió a proponer que cambiasen el diseño presupuestario para añadir los 767 millones que representa el impacto de las medidas socialista en las cuentas de la Junta. “De 66 propuestas, les aceptamos 45. Y del decálogo final, les aceptamos seis. ¡Pero ustedes lo quieren todo! Y estamos hablando de una abstención, no pedimos su voto favorable”, estalló el consejero, durante su cara a cara con Férriz.

El duelo entre la socialista y el titular de Hacienda ha sido el más eléctrico de todos, por el tono alto alcanzado por Férriz y por la réplica encendida de Bravo. Ambos se han aburrido a reprocharse la ruptura de la negociación. El consejero ha recordado que el primer Gobierno andaluz de PP y Cs ha aceptado enmiendas parciales de la oposición a presupuestos anteriores, algo que el Ejecutivo socialista jamás hizo en 37 años en el poder: 50 enmiendas tanto cuantitativas como cualitativas en 2019; 70 en 2020 y 76 en 2021.

A la portavoz socialista le interesaba remarcar el perfil “de derechas” del Presupuesto. “Estar en contra de la subida del salario mínimo interprofesional, o de la ley de eutanasia, o de la escuela pública en favor de la privada, o la empresa por delante de los trabajadores... eso es ser de derechas. Muy ideológico y muy de derechas de toda la vida”, le espetó. Se había pasado muchos minutos antes el consejero insistiendo en que sus cuentas no eran “ideológicas”. “Ustedes son ideológicos, yo no. Que me consideren un gestor, vale, pero ni de derechas de izquierdas. Un gestor”, replica Bravo.

En el turno de Unidas Podemos, su portavoz, Inma Nieto, retomó el hilo por ahí. “La ideología nos ha bajado la ratio escolar, nos ha bajado la plantilla de la sanidad pública”, advirtió, señalando a las docenas de enfermeros que se manifestaron por la mañana a las puertas del Parlamento, exigiendo a Moreno que aumentase el personal. “Quizá porque usted es funcionario, habla aquí como si esto fuera un examen de oposiciones. Pero esto es un debate político, hablamos de política”, le advirtió Nieto, tras recordarle la fábula de la rana y el escorpión. “Ésta es su naturaleza: el debilitamiento de los servicios públicos se produce matemáticamente en todas las comunidades donde ustedes gobiernan, y el fortalecimiento de la patronal”, sentenció. Bravo exhibe mejor sintonía con la portavoz de Podemos que con la del PSOE, al menos su diálogo ha sido más cortés, menos bronco. “¿Pero por qué tiene que ser en Andalucía todo lo peor y todo lo más caro? Más presupuestos, menos colaboración público privada... ¿por qué?”.

Vox, el más duro

Los hasta ahora socios de legislatura de Moreno fueron igual de duros que la izquierda. El portavoz de Vox, Manuel Gavira, citó el audio de Marín tanto como el PSOE. “No sabemos si será estúpido aprobar un Presupuesto, como diría Juan Marín, pero estamos viviendo la gran farsa del Presupuesto 2022. Hemos descubierto que desde dentro del Gobierno llevan meses maniobrando contra su propio presupuesto. Ustedes ya han devorado a Cs y quieren que su entierro los paguemos otros. Por eso es necesario un adelanto electoral ya”, subrayó Gavira.

A partir de ahí, el portavoz del grupo de extrema derecha ha seguido con un mitin de precampaña: “Le diremos a los andaluces que no voten a Vox si lo que quieren es que le regalemos nuestro apoyo a ustedes, los del falso cambio, los que han asumido todas las políticas de la izquierda, han colado por la puerta trasera las políticas progres. Están al mismo nivel de los que nos llevaron a la ruina durante 37 años. Ustedes se han convertido en un burdo remedo del socialismo”, remató. En su discurso reaparecieron las grandes consignas identitarias de la extrema derecha: negacionismo de la desigualdad entre hombres y mujeres, rechazo a las políticas feministas y de lucha contra la violencia machista, criminalización de la inmigración (singularmente menores no acompañados), adoctrinamiento en las aulas...

En su réplica, Bravo ha subido a la tribuna con aire resignado. “Efectivamente, hoy no habrá presupuestos”, admitió, lamentándose de que sus socios hayan cambiado “radicalmente” su apreciación sobre la realidad andaluza en “sólo diez meses”. “Cuando voten, se encontrarán en la misma posición que PSOE y Podemos, y en contra del Gobierno”, advirtió Bravo al portavoz de Vox, animándole a mirar las encuestas de intención de voto para su grupo. “Creo que aprobar este Presupuesto es bueno para ustedes”. El consejero usó el fuego amigo y atenuado con sus aliados, recordándole todas las leyes, los decretos, los pactos y las normas que han aprobado juntos. “¡Ustedes también han formado parte de estos! ¡Ustedes también son parte del cambio! ¿Por qué ahora no?”, preguntó.

Bravo no mencionó la palabra que vienen mascullando en la Junta desde hace días: “la pinza”. La alusión a aquella legislatura corta de 1994 a 1996 en la que el voto conjunto de la oposición del PP y de IU tumbasen las cuentas del Ejecutivo socialista, forzando al ex presidente Manuel Chaves a anunciar elecciones anticipadas el mismo día del debate de totalidad. El Gobierno de Moreno siempre ha estado en minoría, la coalición PP-Ciudadanos [26 y 21 diputados] se quedó a ocho escaños de la mayoría absoluta [55], y necesitaba los 12 votos de la bancada de Vox. El consejero ha explotado la complicidad con ellos apelando una y otra vez a la etapa socialista, lo que les une es su rival, pero ya se habían resignado a perder sus apoyos. En privado recuerdan que la decisión siempre la toma Abascal, desde Madrid, y éste hace meses que quiere forzar los comicios en Andalucía.

Pasadas las 21.30 horas, con diez horas de plenarios, empezó el turno de Ciudadanos y PP, los partidos del Gobierno que también defienden su posición sobre el Presupuesto de su Gobierno, y ellos sí hablaron de “pinza”. La portavoz naranja, Teresa Pardo, lo hizo usando los dedos: “PSOE, Podemos y Vox hoy hacen pinza”. “Se han levantado esta mañana con el único objetivo de torpedear las cuentas del Gobierno andaluz, cuando hay 900.000 andaluces que se levantan para buscar trabajo”, advirtió, dirigiéndose de frente a la bancada de la izquierda.

Para cerrar intervino el portavoz del PP-A, José Antonio Nieto, que comparó las cuentas andaluzas con los Presupuestos Generales del Estado que acaba de pactar el Gobierno de Sánchez con sus socios de legislatura. Nieto sí definió estas cuentas como “muy ideológicas”, y dependientes de los “intereses de sus socios independentistas catalanes”. El popular también afeó a sus socios de Vox su posicionamiento “coincidente” con el PSOE y Podemos. “Un año aguantando esta pinza con PSOE y con Podemos le va a costar explicárselo a sus votantes. ¡Ustedes sabrán cuál es su futuro!”, le ha advertido.

Pasadas las 22.30 horas de la noche, Bravo subió a la tribuna para cerrar el debate y se lamentó por no haber logrado el apoyo de la oposición. “Creo que se equivocan”, dijo dirigiéndose a la oposición. “Siento mucho no haberlo conseguido, hemos hecho todo lo posible y hasta aquí hemos llegado”, ha dicho, refiriéndose a Moreno y a Marín. Populares y naranjas le recibieron con un sonoro aplauso y varios miembros del Ejecutivo, incluido el presidente andaluz, le saludaron con un abrazo.

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