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35 años trabajando para mejorar la sanidad: la Escuela Andaluza de Salud Pública defiende su trayectoria contra los planes de cierre

La escuela quiere seguir siendo un referente a nivel internacional

Álvaro López

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Como si del día de la marmota se tratara, en la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) vuelven a sentirse como estaban hace un año. A finales de 2019, la Junta de Andalucía, de la que depende su gestión, puso encima de la mesa un proyecto de Ley que promovía la creación del llamado Instituto Andaluz de Salud (IAS) y la disolución y cierre de la EASP. Aquello se detuvo gracias a la presión científica y social, pero el Gobierno andaluz parece haber vuelto sobre sus pasos, según denuncian desde la escuela y admiten en la Administración, porque la Consejería de Salud pretende reactivar el IAS.

El escenario actual se explica en base a dos hitos importantes. El primero es que en diciembre hubo una reunión entre Salud y un grupo de trabajo de la EASP en la que se buscaba retomar el proyecto de ley de hace ahora un año. El segundo es que hace unas semanas el comité de empresa de la EASP recibió una auditoría privada pagada a Ernest&Young por la Junta de Andalucía en la que se pide, de nuevo, el cierre de la escuela. Pero lo hace con un informe que para el comité de empresa está “manipulado” y presenta “irregularidades graves” porque esa propuesta aparece en un documento sin paginar y que no casa con el resto de argumentos.

Por todo ello, la EASP ha vuelto a defender su trabajo y a velar por su supervivencia. Especialmente después de haber sido parte importante en la lucha contra la Covid-19 no solo en Andalucía, sino en España y en aquellos países con los que mantiene acuerdos internacionales. Porque, insisten, ahí es donde reside sobre todo el valor de esta institución dependiente de la Consejería de Salud: en el prestigio que se ha ganado en las últimas tres décadas y media.

Las bases de la Atención Primaria

La importancia de la EASP se explica analizando las funciones de las que se ocupa. Básicamente pivotan sobre tres ramas, como explican fuentes de la Escuela: la formación, la investigación y la consultoría. Desde que se fundó en 1985, la escuela ha sido una parte esencial de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía porque su creación coincidió con la transferencia de competencias en materia sanitaria del Gobierno central a las autonomías. Por eso, desde la EASP recuerdan que los primeros pasos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) los dio de la mano de esta institución.

Cuando la escuela se crea, Andalucía ya era la comunidad más grande y habitada de España, por lo que gestionar la sanidad pública era una tarea más difícil de llevar a cabo que en cualquier otro rincón del país porque faltaba formación en ese terreno. Una laguna que la EASP consiguió solventar entonces porque las universidades tampoco tenían capacidad para formar a tantos profesionales como se necesitaban y en el sector privado no había instituciones que pudieran hacer esa labor. Gracias a la EASP, se sentaron las bases de la Atención Primaria y de la Red de Salud Mental de Andalucía.

Fuentes de la escuela recuerdan cómo en aquellos primeros años ya se notó la importancia de la institución cuando otras de corte similar acudían a ella para formar a sus trabajadores. Así fue creciendo su área formativa hasta tal punto que desde 1988 todos los títulos que se imparten en la EASP tienen el sello de la Universidad de Granada (UGR). Un reconocimiento que ha servido para que ambas entidades se hayan beneficiado: el primer curso de Erasmus Mundus para postgrados que logró la UGR fue gracias al Máster Europeo de Excelencia en Salud Pública que se imparte en la EASP desde su fundación.

Pero el paso del tiempo también moldeó las capacidades de la escuela. Aunque en un primer momento su labor era principalmente formativa, a los pocos años de crearse, se empezaron a crear equipos de investigaciones en áreas tan relevantes como el cáncer, nuevos fármacos, determinantes sociales de la salud o la perspectiva de género dentro de la sanidad pública. Un aspecto que la EASP defiende como diferencial porque al formar a profesionales sanitarios y tener profesores que son trabajadores del SAS, hace que lo que se investigue esté al servicio de los usuarios rápidamente.

Cooperación internacional

Y al igual que había pasado con la formación, la institución entendió que su evolución tenía que pasar por ser una consultoría. Ese rumbo llevó a que la escuela traspasara fronteras y no sirviese solo para ayudar a mejorar la salud pública en España, sino que comenzara a tejer alianzas con muchos países, especialmente de Latinoamérica. Aunque también hay una alianza importante con países del norte de África y de Europa del este. En el seno de la EASP insisten en que no son una institución privada, sino dependiente del Gobierno andaluz, lo que les permite estar alejados de conflictos de intereses porque ellos velan por la salud de todos ya que dan soporte a la sanidad pública.

La imagen que proyecta la escuela a nivel internacional se explica gracias a esos convenios de colaboración que hacen que forme parte de instituciones como la Asociación Europea de Salud Pública y sea centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una cuestión importante sobre todo por el año que se está viviendo por culpa de la pandemia de la Covid-19 contra la que la EASP también está luchando. La escuela ha formado a miles de profesionales sanitarios para tratar el virus y ha dado soporte a quienes trabajan en las residencias de mayores.

Además, en los últimos meses ha sido una institución vital, aseguran, para formar a los encargados de vacunar contra el coronavirus gracias al programa de formación conocido como ANDAVAC. A la vez que se ha creado un equipo de investigadores encargado de hacer “Modelos predictivos de la epidemia COVID19 en Andalucía” para asesorar directamente a la Junta de Andalucía y se ha puesto en marcha el sistema de información COVIDiario que permite consultar la evolución de la pandemia en Andalucía y en España.

Esos son solo algunas de las labores en las que ha trabajado la EASP en los últimos 35 años y durante la crisis del coronavirus, pero su supervivencia no solo se basa en el trabajo realizado, sino en la imagen y el prestigio que aporta a la ciudad de Granada. Desde la escuela se defiende que la extinción y cierre para que se integrase en el IAS que la Junta quiere abrir en Sevilla sería una mala noticia porque supondría acabar con la diversidad que aportan instituciones que no están en ciudades centralizadas como la capital hispalense o Madrid. En definitiva, la EASP quiere seguir existiendo, creciendo y siendo un vector de desarrollo económico para Granada a donde miles de estudiantes y visitantes acuden cada año gracias a ella.

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