Tres meses con Covid persistente: “Muchos enfermos pierden sus puestos de trabajo porque no se reconoce que aún estén pasando la Covid”
Sandra González tarda menos en recitar todas las tablas de multiplicar que en decir cada uno de los síntomas que tiene por culpa de la Covid-19. Algunos de ellos quizá no los recuerde, porque parte de las dolencias que acumula afectan a su capacidad para memorizar, pero son tantos y tan variados, que personas como ella piden que se investigue más sobre sus problemas de salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que Sandra sufre Covid persistente o Long Covid, que significa lo que parece: que sufre Covid-19 desde hace meses.
En el caso de Sandra González, granadina de 48 años de edad, sus problemas comenzaron a finales de octubre, cuando dio positivo en coronavirus. Era la segunda ola de la pandemia y Granada sumaba contagios diarios por miles. Por eso, a Sandra no le sorprendió ser una más de las vecinas que sumó su caso a las estadísticas. Lo que sí acabaría por perturbarle serían las consecuencias de su contagio. Lejos de haber remitido, ha empeorado su estado de salud hasta el punto de que, tres meses después, aún sufre 37 síntomas relacionados con la Covid-19.
“Fui a Urgencias porque sentía que tenía algo parecido a un resfriado. Tenía ciertas dificultades para respirar, pero la realidad es que he pasado gripes más fuertes”, explica Sandra a eldiario.es Andalucía. Como su trance no fue especialmente complicado, pudo pasarlo en casa. “Estuve veintitantos días confinada”. Curiosamente, ni su marido ni sus hijos se contagiaron entonces y siguen sin hacerlo hasta la fecha. “No sé cómo ha podido pasar, porque hice vida normal hasta que fui a hacerme la prueba”.
Una odisea sin final
En un principio, tras dar negativo y superar la Covid-19 en algo más de dos semanas, Sandra creyó que su relación con esta enfermedad se acababa. “Tuve tres o cuatro días buenos hasta que volví a sentirme mal de pronto”. Comenzó a sufrir taquicardias y una mañana apenas se pudo levantar de la cama. “Me dolían todos los músculos y no los podía mover”. Tan mal se encontraba que tuvo que ir al médico para que le suministrasen medicación para moverse “un poco mejor”.
Lejos de remitir, sus problemas de salud empezaron a empeorar con la llegada de diciembre. “Aquellos días pensé de todo. No sabía qué me podía estar pasando”. Tras desfilar por media docena de doctores, pudo empezar a apuntar en una lista todos los síntomas que tiene. Desde las citadas taquicardias, hasta caída del cabello, mareos, hormigueo en la cabeza y pérdida del olfato y el gusto, que para Sandra son dos de los síntomas que le parecen más anecdóticos. Lo cierto es que son los más comunes en la mayoría de personas que se contagian.
Pero también es habitual que quienes pasan Covid-19 recuperen su capacidad de oler y de degustar a las pocas semanas, algo que a Sandra no le ha ocurrido. Como sufre Covid persistente, el coronavirus sigue alojado en alguna parte de su organismo y le impide estar curada completamente, aunque ya no contagia. Su caso es solo uno de los centenares que hay en el mundo en una situación similar. Por eso, Sandra dice que se sienten raros dentro de la sociedad.
“Es muy desagradable”
El coronavirus, que ha cambiado su vida de manera frustrante, según confiesa, porque hay días que ni se puede mover y no se atreve a hacer planes, también le hace sufrir uno de los síntomas más extraños de todos los que lista: “Huelo constantemente a tabaco y eso que en mi casa no se fuma. Es un olor recurrente. Veo que alguien está fumando en una película y me viene automáticamente el olor. Es muy desagradable”. Ese es solo un ejemplo de las molestias que sufre a diario, pero que son toda una ristra. Eso sí, no padece todos los síntomas a la vez. “Los más comunes son las taquicardias, los fallos de la memoria, la dificultad para pronunciar palabras y para respirar”.
Sandra dice estar molesta por el trato médico que ha recibido en estos últimos meses. “Me he visto obligada a acudir a la medicina privada porque los doctores no me han querido reconocer mi enfermedad”. Como tiene problemas de salud de todo tipo, recibe tratamiento de varios especialistas para paliar sus síntomas. Por eso, pide que personas como ella sean tenidas en cuenta y que la Sanidad Pública reconozca que existe la Covid persistente. “No son secuelas post-covid como algunos médicos dicen”. Tampoco cree que sea una cuestión que precise de atención psicológica, porque lo que padecen estos pacientes son “problemas físicos”.
En su caso se considera afortunada porque aún puede hablar, pero “hay personas que apenas pueden moverse porque se contagiaron en la primera ola y están muy mal”. Sumando todos estos casos, se han organizado en plataformas para que se reconozca la Covid persistente y que se investigue al respecto. “Esta enfermedad está haciendo que muchos enfermos pierdan sus puestos de trabajo porque no se reconoce que aún estén pasando Covid”, lamenta Sandra. “Necesitamos que se nos reconozca y se nos ayude”.
Poca investigación
Lo cierto es que la Covid persistente o Long Covid es una patología que aún está siendo discutida por los investigadores de nuestro país. El Sindicato Médico de Granada sostiene que, actualmente, no hay mucha casuística en la atención sanitaria y se remiten a lo que dice el Ministerio de Sanidad al respecto. En el último informe ministerial emitido que hace referencia a esta enfermedad, se reconoce que “parece claro que se trata de una entidad que afecta a un gran número de personas y que, por tanto, está teniendo un gran impacto sanitario y social en la pandemia”.
Sanidad considera que es un síndrome “complejo” de definir porque los pacientes refieren síntomas y signos “extremadamente numerosos y variados”. Además, añaden, “se ha especulado mucho acerca de si los síntomas persistentes de las personas afectadas por la entidad descrita podrían atribuirse al estrés emocional por la situación que hemos vivido con la pandemia”. Un estudio realizado en Estados Unidos arroja algo de luz al respecto.
Efectivamente se asocia que existe Covid persistente en pacientes que meses después de superar el contagio siguen teniendo síntomas. Entre ellos, la anosmia, la ageusia, la pérdida de memoria, el dolor torácico y la debilidad muscular. Varios de los que padecen personas como Sandra. Por otro lado, una encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y el colectivo de pacientes afectados por COVID persistente ha logrado encontrar que la persistencia de los síntomas durante 12 o más semanas se ha dado sobre todo en pacientes con una media de edad de 43 años, con una duración de los problemas de unos 6,2 meses.
Sin embargo, hasta la fecha se tienen pocos datos que permitan explicar esta enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha pedido que se hagan esfuerzos para investigarla y ha recomendado a España que haga lo propio, empezando a reconocerla como tal. Porque algunos estudios señalan que un 10% de los pacientes de Covid-19 sigue presentando síntomas un mes después del contagio, lo que abre la puerta a que pueda ser una patología grave e invalidante para una parte destacable de la población.
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