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El maestro de los 68 segundos de aplausos: “Escucha a tus alumnos y te los habrás ganado”

Fermín Cabanillas

“Usa el humor en clase, escucha a tus alumnos y te los habrás ganado”. Juan Antonio González Flores, un maestro jubilado hace dos semanas cuya despedida ha dado la vuelta al mundo gracias a internet, resume así su modo de vida hasta que, con 61 años de edad, ha dejado de dar clases, y un vídeo planeado con mimo por sus alumnos ha sido visonado ya por más de medio millón de personas, poniendo de manifiesto la comunión alumnos-maestro que existía en el aula de Juan Antonio. Sólo el vídeo original, el que grabó y colgó su hermano Santiago, ya tenía este lunes más de 408.000 visitas, a lo que hay que sumar las que se han realizado gracias a los medios digitales que lo han reproducido.

Para ubicar la historia hay que tener en cuenta que la despedida se realizó en el único colegio de Zufre, un pueblo con poco más de 800 habitantes situado en el corazón del Parque Sierra de Aracena y Picos de Aroche. En este municipio onubense solo hay un colegio, y las relación maestro-niños es casi la de un padre con familia numerosa, y eso a veces da ejemplos como el de la despedida de Juan Antonio.

El día de su despedida, varios maestros y alumnos se organizaron para calcular a qué hora exactamente saldría el maestro por la puerta por última vez, organizaron un pasillo humano con aplausos, y uno de ellos se encargó de grabar la escena que se ha hecho viral. Su propio hermano fue uno de los cómplices de la historia. Grabó el vídeo y lo subió a su perfil personal de Facebook. Sus seguidores entraron en tromba a verlo, y el boca a boca hizo el resto. Con todo ello, no es de extrañar que este maestro ya jubilado afirme con rotundidad que su orgullo es “haber sido un maestro de pueblo, y lo digo con orgullo, ahora que ha terminado mi etapa docente”.

Una etapa larga, de 32 años, siempre en el colegio 'Sutefie' de este municipio onubense, en el que ha pasado “momentos malos y buenos, como cuando murió mi padre, que para mí fue una terapia dar clases, así que cuando me dan las gracias, lo que tengo que decir es que el agradecido soy yo”.

Visiblemente azorado

Visiblemente azoradoLo que sí está claro en el famoso vídeo es que Juan Antonio no se esperaba lo que le iba a pasar a las 14:00 horas del día de su despedida. De hecho, cuando sale del colegio camino del patio y ve los primeros niños aplaudiéndole da la impresión de que cree que son solo unos cuantos alumnos a iniciativa propia, pero segundos después, cuando accede al patio, todo el colegio literalmente está formado haciéndole el pasillo de despedida.

En mitad del recorrido se gira a su derecha para decir “ya está bien”, avergonzado de su merecido homenaje, acaricia la cabeza de una niña de unos 5 años con un chándal rosa, esquiva como puede a una maestra que le hace fotos de frente y finalmente sale a la calle en dirección a su casa, mientras los aplausos se mantienen a su espalda. Solo son 68 segundos de grabación. Pero para él, afirma, será inolvidable.

“No creo que ningún maestro haya tenido un regalo mejor. En realidad, en ese momento no pude ni siquiera pararme a agradecerlo, pero ya en casa, me senté y comencé a pensar y a analizar todo. Me aguanté las lágrimas con dificultad”, afirma.

Este maestro se ha sabido ganar el cariño de un pueblo al que llegó con 19 años de edad. Es natural de Rosal de la Frontera, otro de los pueblos de postal de la sierra onubense. Hijo de un Guardia Civil, su padre obtuvo el cargo de Sargento y lo mandaron al cuartel de Zufre. Juan Antonio acababa de terminar Primero de Magisterio, y su vida quedó ligada a este pueblo para siempre.

Fue administrativo en el Ayuntamiento, pero nada más aprobar sus oposiciones encontró trabajo en la misma sierra, en Castaño de Robledo y Cortelazor. A los 29 años llegó a Zufre, donde echó raíces profesionales y sentimentales.

Ahora, su despedida ha supuesto casi un antes y un después no solo en su vida profesional, sino en la relación entre maestros y niños, sobre todo en un pueblo pequeño, donde todos los vecinos se conocen, y donde Juan Antonio se ha convertido en un ejemplo de que en clase no solo hay que leer un libro, sino ser un pequeño padre de una familia con una veintena de hijos.

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