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José María Sánchez, el juez de Vox especialista en Derecho Canónico que llama “bruja” y “chillona” a diputadas

Sánchez García, en el Congreso

Javier Ramajo / Carmen Moraga

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José María Sánchez García (Madrid, 1963) es juez en situación administrativa de excedencia voluntaria y, desde las pasadas elecciones generales de noviembre de 2019, desempeña el cargo de diputado por Alicante de Vox en el Congreso. Este martes, en pleno debate sobre la penalización del acoso a las mujeres que abortan, uno de los temas que más irrita a la formación de extrema derecha, el parlamentario llamó “bruja” a Laura Berja, la diputada socialista que estaba en ese momento en el uso de la palabra defendiendo esa reforma del Código Penal impulsada por el PSOE.

No ha sido el primer momento polémico que ha protagonizado Sánchez García en el hemiciclo, del que el martes se negaba a salir pese a ser expulsado. En el debate de Presupuestos del pasado diciembre llamó a la diputada del PP por Ourense, Ana Vázquez, “la diputada gallega chillona” y se dirigió a Carmen Calvo en su debut como portavoz en la Comisión Constitucional del Congreso como “señora vicepresidente”. Además, en otra de sus sonadas intervenciones en el Pleno, denunció “la patología fóbica antimonárquica” que, según él, padecen los representantes de ERC. Para sus señorías del PSOE y Podemos también ha tenido palabras 'cariñosas': “Ustedes representan la ideología más mortífera de la Historia”, les espetó en otro debate.

Sánchez García es juez en excedencia desde diciembre de 2019 y catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. Hasta ahora, el juez de Vox de Sevilla más conocido era para todos Francisco Serrano, el exlíder del partido en Andalucía que presumía de actuar contra la “turba supremacista feminista” y que ahora está precisamente bajo la lupa de la justicia por un presunto fraude de subvenciones de 2,5 millones de euros.

Pero, ¿quién es José María Sánchez García? Nació en Madrid, tiene 58 años, y, según su currículo, es también doctor en Derecho por la Universidad de Bolonia-Real Colegio de España. La dirección de Vox lo fichó y fue colocado como número dos de la lista alicantina que encabezó el militar retirado Manuel Mestre. El partido logró en esa provincia tres diputados.

Varios profesores de la Universidad de Sevilla que prefieren guardar el anonimato lo describen como “un friki decimonónico” que se sacó la cátedra en Sevilla pero que abandonó en poco tiempo la Hispalense, con la que actualmente mantiene “muy poca relación” y sin apenas arraigo en la ciudad andaluza. Encajaría, para algunos, “en el perfil de Vox de persona de pensamiento reaccionario español del siglo XIX”, considerándolo, no obstante, “muy culto, muy listo, y con una formación muy sólida en pensamiento conservador español”.

Sánchez García fue juez en Balaguer (Lleida), su primer destino, donde tan solo estuvo un año antes de regresar a Alicante. Especialista en Derecho Canónico, en su ficha personal de la Universidad de Sevilla consta su pertenencia al grupo de investigación de 'Incidencias del Fenómeno Social Religioso en el Derecho Estatal', con participación en la investigación 'Proyección de la Cultura Jurídica Europea, de Roma a Nuestros Días: Ciencia del Derecho, Fundamentos Conceptuales y Ciudadanía'. Entre sus publicaciones, de 2001 a 2003, aparece su firma en libros dedicados a convalidación del matrimonio, canonización, matrimonio religioso no canónico, libertad religiosa, etc.

“Señora vicepresidente”

Nada más iniciarse la legislatura, Vox lo designó portavoz en la Comisión Constitucional, una de las de mayor peso e importancia del Congreso. Su debut no pudo ser más polémico ya que en la primera comparecencia de la exvicepresidenta Carmen Calvo, a mediados de febrero del año pasado, la sometió a una exhaustiva batería de preguntas y se dirigió a ella llamándola a propósito “señora vicepresidente”. Esa costumbre de referirse en masculino a los cargos que ostentan las mujeres -como hace también con la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet- la ha mantenido desde entonces.

“Usted viene aquí y en un tono untuoso, con apariencia de amabilidad, ha ido dando lecciones y consejos no sabemos por qué, porque que yo sepa, usted no comparece aquí para dar consejos. Me ha parecido en algún momento, también por el tono, que esto era como un consultorio de la señorita Francis”, le espetó a Calvo, a la que afeó el haber demostrado “no saber nada de Derecho”. Calvo, por su parte le recriminó la “desconsideración” de la que había hecho gala y no ocultó el “hartazgo moral y político” que sentía al escucharle. “Señor diputado, esta vicepresidenta no le va a seguir el juego esta tarde”, zanjó, visiblemente molesta.

Durante su intervención en la misma comisión, tuvo un nuevo cruce con Calvo y con los diputados del PSOE a los que les dijo: “Ustedes son los protagonistas del discurso del odio” y les acusó de “sectarismo ideológico”. Además, fue muy comentado el hecho de que durante todo el debate, Sánchez García mantuvo bien visible en su mesa un enorme puro y un mechero, un gesto que fue considerado como una descortesía.

Ese mismo mes de febrero del año pasado, el diputado de la extrema derecha cargó contra ERC por traer a debate al Pleno una Proposición No de Ley para pedir la eliminación de la inviolabilidad y otras figuras de “especial protección judicial” a miembros de la Familia Real. Sánchez García, firme defensor de la institución monárquica, se refirió a “la patología fóbica antimonárquica” que, según él, padecen los representantes de ERC por lo que preguntó a la presidencia de la Cámara si entre los presentes en el hemiciclo había “algún psiquiatra que pueda atender a los diputados proponentes sobre esta fobia”, que consideró “morbosa”. “Señorías –les dijo- todo esto es una patraña. Ustedes carecen de seriedad y ustedes no pueden venir aquí con un mínimo de entidad moral para proponer lo que pretenden. Están ustedes inhabilitados para tal cosa por su pasado y por su presente político”.

“Sí, ya sé que esto es machista. Ya me lo dirá luego doña Cuca”

A principios de diciembre del 2020, tras tildar a la portavoz de Interior del Grupo Popular y diputada por Orense, Ána Vázquez, de “chillona gallega”, insinuó que los parlamentarios de este grupo eran unos vagos. Al ver el enfado de sus señorías del PP, terminó reconociendo que se había comportado como un “machista”: “Sí, ya sé que esto es machismo pero para eso está aquí doña Cuca [Gamarra, la portavoz del grupo], que puede salir luego a decírmelo”.

Este mismo miércoles, la directora del Instituto de la Juventud de España, María Teresa Pérez, ha rememorado en su perfil de Twitter un encuentro con Sánchez García durante la campaña de aquellas elecciones generales de 2019, cuando ambos eran candidatos alicantinos al Congreso. “Sus insultos y mala educación me obligaron a plantarle cara”, ha señalado.

“Ustedes representan la ideología más mortífera de la Historia”

Las intervenciones de Sánchez García en contra de la Ley de la Memoria Histórica han sido también muy sonadas. En una de ellas, de junio de 2020, defendido el voto negativo de Vox a la Proposición no de Ley relativa a la retirada de condecoraciones a funcionarios y autoridades franquistas, presentada por PSOE y Podemos, y llamó “ignorantes” a sus autores acusándoles de nuevo de “sectarismo”. “Esta iniciativa es propia de la barbarie frente a la civilización”, afirmó el diputado de extrema derecha.

“Vox –dijo- está en contra del revisionismo de todo signo como cuando el año pasado el Parlamento Europeo condenó tanto el nazismo como el comunismo. Esto no sirve de nada”, sostuvo sobre la iniciativa. “La irretroactividad significa que las leyes se aplican a los hechos futuros, no a los pasados”. “Ustedes representan la ideología más mortífera de la Historia”, zanjó.

Sánchez García, al que sus compañeros jalean en Twitter sus salidas de tono, fue socio del despacho de abogados norteamericano (Baker&McKenzie) y de otro británico, Olswang. Y letrado del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, según la ficha oficial de su partido. En su declaración de bienes del Congreso, realizada al inicio de la legislatura, el diputado de Vox declara haber percibido de este último organismo 162.695 euros que, según él mismo aclara, están “exentos de tributación nacional”, así como otros 5.268 por “trienios y complemento de antigüedad como catedrático en la Universidad de Sevilla”.

Cuenta con tres pisos en Madrid y tres plazas de aparcamiento (50% de pleno dominio); dos locales comerciales también en la capital (50% dominio y herencias), un estudio en Alicante, otro piso en la Coruña (50% dominio y herencias) y una finca rústica en Huelva de pleno dominio. En su cuenta corriente dice tener 440.223 euros. Sin embargo, declara haber pagado de IRPF solo 115 euros en ese ejercicio.

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