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El arte jondo vuelve a Londres dos años después, más reflexivo y tan sanador como siempre

Imagen de archivo del guitarrista José Fernández "Tomatito". EFE/Carlos Barba

Alejandro Luque

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Han sido dos años de escenarios silenciosos, en los que ni el Flamenco Festival de Nueva York ni el de Londres han podido celebrarse. Demasiado para dos puertas de entrada fundamentales en el mercado anglosajón, un trampolín muy valorado por los creadores de lo jondo en estos tiempos difíciles. Hace tan solo tres semanas culminaba la cita de la ciudad de los rascacielos (con extensiones en Miami y Los Angeles) en su vigésima edición. Ahora le toca su turno a la capital británica, que del 21 de junio al 2 de julio se llenará de cante, baile y toque de la mano de grandes estrellas de cada disciplina.

Serán en total 21 representaciones las que tendrán lugar de la mano de 15 compañías, ocho de las cuales presentan por primera vez su trabajo en Londres. El público estimado ronda las 19.500 personas, y tendrán el prestigioso Sadler’s Wells Theater como teatro de referencia.

El director del Flamenco Festival, visiblemente encantado con el retorno de ambas citas, afirma que “ntentamos ser una ventana por la que el público se pueda asomar a un trocito del paisaje artístico de este momento. Un paisaje que este año está impregnado de una intención distinta. Gran parte del programa trasciende la intención musical o estética, tratando de que el público reflexione sobre asuntos como el papel de la mujer en la sociedad y en el arte, la identidad de género, la memoria, el envejecimiento… Y siempre poniendo de manifiesto que el arte tiene un poder transformador, un poder sanador”.

El cartel, desde luego, no escatima en primeras figuras: Tomatito, Estrella Morente o la flamante Princesa de Asturias de las Artes, María Pagés, figuran en el programa junto a otros valores contrastados como María del Mar Moreno, Pastora Galván, Fuensanta La Moneta, Manuel Liñán, Rocío Márquez & Broquio, Ana Morales o Jesús Carmona, premio Nacional de Danza y reciente premio Max.  

Lenguaje universal

El propio Carmona explica la importancia de proyectarse hacia el exterior, y el modo en que las residencias artísticas –como la que él mismo hizo en el Sadler’s Wells para su espectáculo El Salto– están permitiendo a los creadores alcanzar metas ambiciosas. “Mi espectáculo no hubiese sido posible trabajando en un estudio normal tres horas al día. Por eso necesario que se considere el flamenco un arte de excelencia dentro y fuera de España, para que podamos llegar a todas esas posibilidades”.

"El flamenco es la música que tenemos para comunicarnos con el mundo entero, poseemos un lenguaje universal y el Flamenco Festival sigue abriendo camino para llevar nuestro mensaje a todas partes"

“Gran parte de los artistas vuelven hasta el Sadler’s Wells con espectáculos que nacieron precisamente de las residencias artísticas y laboratorios de creación que el Flamenco Festival ha impulsado, tanto en Londres como en otros lugares como Torrox, donde se han gestado las creaciones de Rocío Márquez & Bronquio, Ana Morales, Manuel Liñán o Jesús Carmona, entre otros”, agrega Marín.

A su lado asiente Tomatito, que la noche antes ha puesto al público del sevillano Teatro Central en pie. “El flamenco es la música que tenemos para comunicarnos con el mundo entero, poseemos un lenguaje universal y el Flamenco Festival sigue abriendo camino para llevar nuestro mensaje a todas partes”.

Por otro lado, el lema de esta edición es Creando en presente. Transformando el futuro, un rubro justificado por la presencia de representantes de la savia nueva de lo jondo que Miguel Marín define como la Generación Z. Nombres como Ángeles Toledano, Paula Comitre, El Yiyo, Yerai Cortés, Daniel Ramos y Víctor Martín e Irene Ortega pisarán también las tablas londinenses –en concreto, las del Teatro Cervantes– para demostrar que hay relevo generacional, y tendrán un papel protagonista en el Congreso Mundial de Flamenco que coincide con el festival bajo los auspicios del Instituto Cervantes.  

Patada al fascismo

Uno de estos exponentes, Ángeles Toledano, se siente parte de una pequeña (o no tan pequeña revolución): “Han cambiado muchas cosas en los últimos años para el flamenco. Yo, por ejemplo, he tenido la libertad de decirle a mis padres que quiero dedicarme a esto y que se sientan orgullosos de mí, o decírselo a mis compañeros del cole y que lo vean bien. Y tengo mucha conciencia de mi condición de mujer, de venir después de mujeres que no han sido capaces de desarrollar la carrera o no las han dejado. El flamenco es un mundo muy de hombres, pero esto ha cambiado muchísimo, y más que tiene que cambiar. Quienes componemos esa Generación Z estamos consiguiendo muchas cosas, a veces sin ser muy conscientes de ello”.

Pero en la apuesta del Flamenco Festival de Londres 2022 hay también, como no podría ser de otro modo, propuestas más o menos transgresoras y sorprendentes, como el celebrado espectáculo ¡Viva! de Manuel Liñán, en el que toda la compañía masculina se viste de mujer.  “El arte no tiene género y es internacional”, proclama uno de sus componentes, Manuel Betanzos. “¡Viva! ha sido para nosotros un antes y un después. Somos bailaores cada uno con una trayectoria diferente, pero la oportunidad de poder vestirnos de mujer nos ha dado mucha libertad. Muchas personas se sienten en nuestro lugar”, comenta, a lo que Marín apostilla: “En Nueva York había varios hombres del público vestidos de rocieras. Vamos a acabar creando tendencia”.

Otra de las apuestas heterodoxas es Flamenco is not a crime, del dúo Los Voluble. Uno de sus componentes, Benito Jiménez, comenta del título que “se lo robamos del mundo del arte, y como somos remezcladores, reutilizamos esa idea”. Tras confesar que le abruma “estar con artistas flamencos de verdad”, comenta que lo suyo es fundir flamenco y electrónica en “una pieza audiovisual desde el más absoluto respeto y del más absoluto humor. Robamos y reutilizamos, eso es todo. Y luego en el escenario opinamos: si hay que darle una patada al fascismo, se la damos”.

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