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Cómo desengañarse para siempre del mundillo literario, según Cansinos Assens

Rafael Cansinos Assens en la Cuesta Moyano de Madrid en los años 30 del siglo pasado. El escritor bohemio Alejandro Sawa, que inspiró a Valle-Inclán el protagonista de "Luces Bohemia", es también uno de los personajes de "La leyenda de Sophy", novela que Rafael Cansinos Assens escribió en 1922 y que ahora se publica, un siglo después, con páginas inéditas, que fueron añadidas al texto por su autor tras su publicación. EFE/Fundación Archivo Rafael Cansinos Assens SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Alejandro Luque

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En el fascinante panorama de la literatura española de principios de siglo XX, la figura de Rafael Cansinos Assens (1882-1964) no es solo la de un escritor sobresaliente. Se trata también del gran retratista de la época, quien logró plasmar en una monumental obra, La novela de un literato, todo el ambiente literario de la capital de España y su variopinta fauna. Ahora, esta obra que se hallaba agotada vuelve a ver la luz en una edición casi definitiva bajo el sello Arca.

Nacido en Sevilla, primo de Rita Hayworth, cultivó la poesía, la prosa, el periodismo y la traducción, atreviéndose con Las mil y una noches, partes del Talmud y el Corán, así como obras de Dostoievski, Goethe, Balzac, Andréiev y muchos otros gigantes en un tiempo en que saber idiomas en España era una excentricidad. Además de sus diarios, entre sus obras destacan títulos como Las luminarias de Hanukah o La huelga de los poetas, pero sobre todo por la abrumadora y deliciosa La novela de un literato.   

Hasta el momento, los lectores solo podían acceder a este título a través de los tres volúmenes publicados por Alianza, que en los últimos años se habían ido volviendo cada vez más difíciles de conseguir. Finalmente, ha sido el responsable de Arca e hijo del autor, Rafael M. Cansinos, quien ha relanzado una obra que “ha cambiado mucho”, afirma. “Es la cuarta edición y los textos tienen un nuevo orden, más razonable. Además, en estos años ha surgido muchísima información nueva, las hemerotecas on line han jugado un papel fundamental. En pandemia revisé todo el archivo de mi padre, manuscrito a manuscrito, y encontré capítulos nuevos como los de Machado y Barradas. Con todo ese conocimiento hemos dado forma a La novela de un literato que tenemos ahora. Además, creo que al convertirlo en un solo tomo adquiere otra dimensión, porque el autor no lo dividió de ninguna manera”.

Una gran desilusión

Cuando se presentó por primera vez en 1982, la obra se convirtió en un éxito instantáneo. A ello contribuyó notablemente Jorge Luis Borges, que se consideraba discípulo de Cansinos Assens y no perdía ocasión de elogiarlo, especialmente cuando el argentino, a partir de los años 60, empezó a ser famoso y a brindar entrevistas a discreción. Pero, ¿dónde reside el magnetismo de La novela de un literato? La historia que se cuenta, para empezar, es la del propio Cansinos: la de un chico de provincias que sueña con la gloria literaria y que termina, como dice su hijo, manifestando “su desgana ante el espectáculo de la literatura”.

“Es la historia de una gran desilusión”, prosigue. “Empieza con un joven apasionado de la literatura que quiere triunfar, dispuesto a perder un ojo o un brazo, como Valle-Inclán, por ser famoso y formar parte de la Historia de la literatura. Poco a poco se va introduciendo en los canales literarios con sus vanidades, en las tertulias, y consigue que el periodismo le dé de comer. Pero la impresión que transmite es que nada es lo que él creía que iba a ser. Y esta es una desilusión que llega hasta la Guerra Civil, cuando piensa –y así lo escribe al final de la obra– que la literatura ha muerto”.

Por otro lado, resulta absolutamente fascinante la interminable galería de personajes que desfilan por estas páginas, los rostros y nombres del Madrid literario de la época casi de la A a la Z, y todos ellos retratados con trazo preciso y de gran profundidad, ya sea para bien o para mal. Según Rafael M. Cansinos, si algunos salen bien y otros mal parados “depende de la mirada de cada lector. Tenemos, claro, a Antonio Machado. Aunque Cansinos le tira alguna puntadita, como cuando dice que mientras fuma le va cayendo la ceniza sobre el traje o se refiere a sus modales desganados, es intocable. Su hermano, Manuel Machado, también le resultará muy cercano, ya que fueron compañeros en la redacción de La Libertad hasta la Guerra Civil, que les pilló allí”.

Visiones y puntadas

A los bohemios, agrega el editor, también los trata con cariño. “Luego hay personajes como Colombine [Carmen de Burgos], de quien algunos dicen que la trata con crueldad. Yo no estaría tan seguro. Se ve que tuvo algún roce amoroso con ella, pero Cansinos en sus visiones fija muy bien a los personajes, y en este caso creo que lo hace mejor que las imágenes posteriores que nos han dado de ella. Y no cabe duda de que la admiró mucho, y de que la recuperación de Colombine empieza justamente cuando ve la luz La novela de un literato”.

A personajes como Juan Ramón Jiménez o Valle-Inclán les da “también alguna puntada”, agrega, “quizá por esas admiraciones que tenemos de jóvenes, que luego nos fallan cuando las releemos más adelante. Tampoco él queda maravillosamente, se ven muy bien sus debilidades, esa pérdida paulatina de ilusión al ver que el éxito no llega, y que lo deja en un lugar un poco patético. Venía del romanticismo, y el oficio de escribir estaba completamente sublimado”.

Y también está Madrid. La fotografía que Cansinos hace de la capital es “un retrato único” en palabras de su hijo. “De esta ciudad se ha escrito mucho, ha tenido muy buenos cronistas, pero esa Corte, como se la sigue llamando incluso durante la República, está empezando a despertar, a convertirse en ciudad de aluvión, con un 95 por ciento de escritores que no son de allí. Y todo eso lo refleja en el libro. No recuerdo si fue Félix de Azúa quien reseñó La novela de un literato y dijo que la ciudad se oye en estas páginas. Se la siente. Caminas por la calle de Alcalá y la ves. Tiene algo de fotografía de escritura vibrante y periodística en cierto modo”.

Clásico del siglo XX

Cuando se le pregunta a Rafael M. Cansinos cómo cree que será leída esta obra por los jóvenes de hoy, empieza mostrándose escéptico. “Tengo dos hijas de 12 y 14 años respectivamente, y no sabría evaluar cómo interpretarían esta novela. Pero estoy seguro de que la gente conectará con ella, porque ya es un clásico de la literatura memorialística del siglo XX. Quien empieza, no puede dejar de leerla”.

Y después de La novela de un literato, ¿cómo seguir adentrándose en el vasto mundo de Cansinos Assens? ¿Cuál sería el siguiente título recomendado? “Yo creo que hay que pasar a su obra poética y ensayística. Las guías son El candelabro de los siete brazos, por la poesía, y El divino fracaso, que vamos a sacar en breve. Ahí está el solucionario para entender el mundo de Cansinos”.

     

 

    

 

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