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De los ladridos de investidura al perreo de los Latin Grammy: Andalucía baila al son de la crispación nacional

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, en la sesión de control al Gobierno en el Parlamento.

Daniel Cela

Sevilla —
15 de noviembre de 2023 20:32 h

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La sesión de control al Gobierno andaluz se ha convertido este miércoles en un apéndice del debate de investidura de Pedro Sánchez. Hablaban al unísono el candidato socialista en el Congreso, en Madrid, y el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, en el Parlamento andaluz. Y parecía el mismo debate -crispado, sobreadjetivado, de tintes hiperbólicos- retratando una España partida en dos, irreconciliable, ante un futuro difícil de imaginar. El mundo se acaba mañana.

Pero el debate en Sevilla terminó antes de lo previsto y Moreno, acompañado de cinco miembros de su Gobierno, salió del Parlamento camino de una cena-homenaje a Laura Pausini en la Fábrica de Artillería, organizado por la academia de los Latin Grammy, que se entregan este jueves en la capital hispalense. La Cámara autonómica alteró el orden del Pleno de esta semana para no pisarse con la gala de los premios de la música latina, a la que asiste el presidente de la Junta y previsiblemente -por invitación del propio Moreno- el presidente Sánchez investido horas antes. Tra, tra.

La política y la democracia no se acaban mañana, aunque en el diario de sesiones del Pleno de hoy quedaron escritas expresiones de gran calibre: “Lo que está pasando en el Congreso en este momento es un golpe de Estado”; dijo el portavoz de Vox. “Hay un interés del presidente Sánchez por dividir el país y crear un conflicto civil”, subrayó Moreno. “Han humillado a España y puesto de rodillas al país”; “Asistimos a una quiebra del Estado de derecho y la ruptura del principio de igualdad entre españoles”; “Es el mayor golpe a las comunidades más pobres, entre ellas Andalucía”; “Han tensionado a todo el país por siete votos, la sociedad española está revuelta”; “Ustedes, herederos de Franco, hablando de golpe de Estado...”; “No tienen vergüenza”; “Ustedes odian a todos los que no son como ustedes: son racistas, supremacistas, machistas, clasistas, xenófobos... si pudieran darían un golpe de Estado”.

Se cerró el primer día de Pleno hablando de Franco, augurando un “conflicto civil” y la “dictadura” de Pedro Sánchez; se dio paso -este jueves- al debate de totalidad de los Presupuestos andaluces para 2024, blindados por la mayoría absoluta del PP ante las enmiendas registradas por las izquierdas; y luego sus señorías salieron del marco de debate apocalíptico para encontrarse en la gala de los Grammy, delante de Rosalía, Shakira, Camilo, Sebastián Yatra o Maluma. “Así es mi vida, es sólo mía / No importa lo que digas / En el fondo me quieren y por eso me imitan”, canta este último.

Todos los grupos políticos estaban invitados al “evento musical del año”, aunque la mayoría ha declinado asistir, según las fuentes consultadas. Acudirán varios consejeros del Gobierno andaluz, Moreno y el líder de la oposición, el socialista Juan Espadas, que venía de escuchar al presidente de la Junta hablar del PSOE como “una secta”.

El Parlamento abordó dos iniciativas que en realidad eran una misma: el PSOE propuso debatir de financiación autonómica en el Senado; el PP quiso enunciar una defensa férrea de la Constitución que, en su enunciado, era un bofetón sin guante a Sánchez y sus acuerdos con los separatistas catalanes. Lo primero topó con la mayoría PP-Vox de la Cámara, lo segundo fue refrendado. Toda la sesión estuvo atravesada de principio a fin por la investidura de Pedro Sánchez.

Hablar de financiación

A pesar de todo, es posible distinguir dos debates dentro del magma apocalíptico que ha envuelto las preguntas al presidente Moreno: uno es el de la amnistía, peaje de la investidura de Sánchez que previsiblemente concluye con la votación de este jueves en el Congreso; el otro tiene más recorrido en la arena política andaluza, y es el de la financiación de las autonomías. Es el debate del día después de la investidura, del día después de las manifestaciones en las calles convocadas por el PP y de las revueltas en las sedes del PSOE. Es, probablemente, uno de los grandes debates de la legislatura.

Moreno ha sido sido proactivo en la estrategia de Alberto Núñez Feijóo para tensionar la calle en contra de la amnistía y los pactos del PSOE con los partidos independentistas. No ha ahorrado hipérboles y aún dará la batalla en los tribunales, con un recurso ante el Tribunal Constitucional anunciado antes incluso de que la ley se debata y apruebe en el Congreso.

Pero también ha sido de los primeros barones territoriales del PP en situarse en el día después, asumiendo desde el principio que Sánchez tenía “amarrada” la investidura y dando por “amortizada” esa pelea. Lo sabía con certeza y por experiencia: “el pegamento de los múltiples partidos que apoyan a Sánchez, por muy distintos intereses que tengan, es cerrar el paso a un hipotético gobierno PP-Vox”, admiten en el Palacio de San Telmo.

Es el mismo principio que en 2018, tras la victoria del PSOE en las autonómicas con mayoría simple, concilió el interés de PP, Ciudadanos y Vox para formar el primer gobierno no socialista de Andalucía en casi cuatro décadas. La prioridad era echar al PSOE del poder, y ningún pacto a tres bandas iba a hacer descarrilar esa oportunidad. Por mucho que el partido ultraderechista de Santiago Abascal empezase la negociación pidiendo “deportaciones masivas de inmigrantes”; derogación de leyes de igualdad y LGTBI o vetos parentales sobre el contenido que se imparte en las escuelas. Se firmaron muchas cosas, se legislaron muchas menos.

El acuerdo entre PSOE y ERC recoge una condonación parcial de la deuda catalana cifrado en 15.000 millones de euros, más intereses. Y a Moreno ese debate sí le interesa, sí le ve recorrido y, sobre todo, sí le ve oportunidad. El presidente andaluz fue el primero en saltar a la palestra, el mismo día en que se hizo público el acuerdo, para reclamar al Gobierno en funciones una cantidad “equivalente” para Andalucía, calculada según el peso poblacional de Andalucía: 17.500 millones de euros.

Moreno descartó participar en el juego de la quita autonómica, habiendo fijado ya sus condiciones y su precio el independentismo catalán. Pero exigía el dinero, resituando el debate en el problema de la “infrafinanciación” que sufre Andalucía con el actual modelo de reparto, caduco desde 2009. Lo equivalente a la quita catalana más otros 14.000 millones de deuda pendiente por la mala aplicación del sistema de financiación autonómica. Otra “deuda histórica” del Estado con Andalucía, bajo la sombra de los “privilegios negociados a escondidas” con independentistas catalanes y nacionalistas vascos.

“El tema es la nación, no la deuda”

En su turno, el portavoz de Vox, Manuel Gavira, reprochó al presidente que desviase el foco de atención: “el tema es la unidad y la defensa de la nación española, no la financiación ni la deuda. Es lo que gritaban el domingo pasado en las calles miles de españoles, nadie se va a resignar con una condonación de deuda”.

Pero al PP de Moreno, que pisa una tierra gobernada durante 37 años por los socialistas, este discurso autonomista, andalucista e identitario le sirve de vehículo para toda la legislatura. Le sirve para la política interna y para la estrategia de ariete y confrontación con el futuro Gobierno de Sánchez, que tanto va a necesitar Feijóo a partir de mañana. “La agrupación más poderosa del PSOE, la que más ruido tenía que haber hecho, está callada. Vaya papelón”, le espetó al jefe de la oposición, el socialista Juan Espadas.

El PSOE andaluz está incómodo con el tema de la amnistía -que provoca resquemor por dentro-, pero no con el debate de financiación autonómica. Espadas, como portavoz socialista en la comisión general de comunidades autónomas, ya lo usó para confrontar con todos los presidentes territoriales del PP que acudieron al Senado a denunciar la amnistía a los líderes del procés.

Antes había llevado al Parlamento andaluz una propuesta de crear un grupo de trabajo para profundizar en el desarrollo autonómico y revisar el Estatuto de Autonomía ante “los riesgos de desigualdad” de los planes catalán y vasco. PP y Vox lo tumbaron. Después regresó a la Cámara con una proposición no de ley que instaba a la Junta de Andalucía a pedir la convocatoria de la misma comisión del Senado que los populares usaron contra la amnistía para abrir el melón de la reforma del sistema de financiación autonómica.

Pulso por el alegato andalucista

A Moreno le interesa este debate, pero no que lo lidere su jefe de oposición. PP y Vox volvieron a tumbar la iniciativa, señalando con el dedo lo que estaba ocurriendo en el Congreso. “Esta propuesta es anacrónica. La ruptura del principio de igualdad entre españoles ya la han pactado con el independentismo catalán”, le espetó la diputada popular y vicepresidenta del Parlamento, Ana Mestre, al portavoz de la iniciativa, el socialista Mario Jiménez.

Es la tercera vez que los populares, imbuidos de su mayoría absoluta, cierran el paso al intento del PSOE de liderar el debate de la financiación. Moreno escribió la semana pasada a Sánchez para pedirle que convoque de urgencia la Conferencia de Presidentes Autonómicos para frenar su pacto con Junts.

La Junta reclama al Gobierno en funciones debatir sobre financiación autonómica en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, en un marco multilateral, y no tras un pacto bilateral con Cataluña. El martes el portavoz del Gobierno andaluz anunció un recurso ante el Tribunal Constitucional contra el proyecto de ley de amnistía, registrado 24 horas, que aún debe debatirse y votarse en el Congreso.

Los socialistas andaluces, con el beneplácito de Ferraz, empujan para situar el asunto de la financiación autonómica en el centro del debate nacional. El PP gobierna hoy 11 comunidades y no hay consenso en el modelo de reparto de fondos: unos reclaman poner peso en la despoblación, otros en la dispersión, otros en la población ajustada...

No a la quita, sí a la quita

Moreno dio un portazo a la propuesta de una quita autonómica -con una deuda de 38.000 millones de euros en Andalucía-, pero su consejera de Hacienda, Carolina España, se mostró a favor dos días después. “Si a Cataluña se le condonan 2.099 euros por cada ciudadano, lo justo aquí sería 2.099 euros por andaluz. Eso es igualdad. Y supone la condonación de 17.000 millones”, dijo España, el lunes, en una entrevista en ABC. ¿Aunque sea una condonación de deuda y no una transferencia? “Sí, sin ningún problema”, sentenció la consejera. “Después del pacto con Cataluña, a nosotros nos van a llegar los residuos de lo que quede”, había censurado Moreno a Espadas en su cara a cara.

“Enfríen la bronca”

La política andaluza está instalada en el choque de bloques. Moreno se ha erigido en el principal valedor de la igualdad entre españoles, eufemismo a ratos de sus atronadoras críticas a los pactos de Sánchez con el independentismo catalán y el nacionalismo vasco. PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía exigen al presidente andaluz que se ocupe de sus competencias, que la ruptura de la igualdad ya existe en España desde hace años y esta región es de la que más sufre.

Inma Nieto, de Por Andalucía, mencionó el 14% de pobreza severa, el 38% de la población en riesgo de exclusión, la brecha entre rentas altas y bajas, de las listas de espera en sanidad, “con citas para 2025”. De natural serena, esta vez Nieto levantó la voz para pedir a Moreno que “enfriase el tono” de los suyos y dejase de crispar a la gente. “Ustedes están fuera de control”, clamó.

Ignacio García, del grupo mixto Adelante Andalucía, se quejó de que en el debate de investidura, ni PSOE ni PP ni los 61 diputados andaluces, hablaran de los problemas andaluces. Criticó que la gobernabilidad de España “pase siempre por los pactos con la burguesía elitista catalana”, y “los platos rotos de la investidura los pagarán los andaluces”. En eso coincidió con Moreno, pero acto seguido acusó al presidente de “incoherencia” por “pedir más dinero al Estado con una mano y agujerear la hacienda andaluza rebajando impuesto a los ricos con la otra”.

Espadas reivindicó la inversión estatal en Andalucía desde que Sánchez es presidente y mientras Zapatero lo fue, frente al gasto “menor” que supuso la etapa de Mariano Rajoy o Aznar. “Usted no defiende los intereses de Andalucía, sino los de su jefe de filas”, espetó a Moreno, al que acusó de “justificar el acoso, hostigamiento y persecución a las sedes del PSOE”, que han recibido pitos, pintadas y gritos en concentraciones estos días.

El líder socialista se llevó una lista con todos los acuerdos que los gobiernos de Aznar y Rajoy sellaron con la derecha catalana en el pasado, en una estrategia calcada a la de Sánchez contra Feijóo en el Congreso. “Usted se queja de la cesión de Rodalies a Cataluña. Si quiere las competencias de los trenes de Cercanías, pídalas, que está en el Estatuto andaluz. Léaselo”, espetó Espadas a Moreno.

El portavoz del PP, Toni Martín, cerró la sesión de control con un recuerdo de la sentencia del caso ERE, que condenó a dos ex presidentes socialistas de la Junta y llevó a prisión a la cúpula de sus gobiernos. “Se fundieron 700 millones del dinero de los andaluces para repartirlos entre sus amigos y ahora vienen a hablarnos de financiación”, ha advertido.

El debate sobre las cuentas del Gobierno andaluz para el año que viene -la ley que pone números a las prioridades políticas del Ejecutivo- arranca este jueves, de nuevo en paralelo al tramo final de investidura. Previsiblemente, el Parlamento andaluz tumbará las enmiendas de las izquierdas y allanará el Presupuesto del Gobierno de Moreno con el respaldo de las derechas. Salvo sorpresa, una mayoría de votos en el Congreso hará presidente a Pedro Sánchez. “Esto es pa' que quede / Lo que yo hago dura (Con altura)”, canta Rosalía. La democracia dura. Tra, tra.

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