Matías Mudarra, hidrogeólogo, sobre la embotelladora de Málaga: “La extracción se va a notar en verano y en año seco”
“Los seis litros que salen del bombeo son seis litros que no van a salir de manera natural. En invierno, cuando del manantial salen 1.000 litros por segundo, extraer seis litros no representa nada; pero en verano, cuando el manantial esté echando sólo diez o veinte litros y en proceso de agotamiento, le puede afectar y se va a notar”. Matías Mudarra es, probablemente, la persona que mejor conoce las características de la masa de agua bajo la Sierra de Camarolos, de la que una empresa embotelladora quiere extraer al menos seis litros por segundo durante los próximos 25 años.
Varios municipios de la zona se han unido contra el proyecto, por entender que sacar y vender el agua de los acuíferos pone en riesgo su propio abastecimiento. Sin embargo, Mudarra matiza que esta preocupación sólo está justificada en Villanueva del Rosario, en cuyo manantial afloran las aguas que pretende comercializar la embotelladora, y que son las mismas que abastecen al pueblo.
Matías Mudarra, profesor del Departamento de Ecología y Geología e investigador del Centro de Hidrogeología de la Universidad de Málaga, lleva años investigando las características de este macizo kárstico. Conoce como nadie los caminos que sigue el agua de los acuíferos bajo la sierra: cómo se infiltra, discurre en profundidad entre los conductos que se forman en la roca carbonatada y aflora nuevamente a la superficie, en los manantiales que salpican la cara norte de la Sierra de las Cabras-Camarolo-San Jorge.
El investigador explica que toda el agua que salga de un pozo es agua que no llega al manantial, y esto ocurrirá en el caso del manantial de Villanueva del Rosario. “¿Cuándo se va a notar? En años secos, porque el manantial tiene un régimen natural pero el sondeo va a tener un régimen constante; y cuando llegue el verano, si el manantial se llega a agotar, de tal manera que el agotamiento ocurra antes, y también tardará un poquito más en volver a brotar en otoño”, detalla.
Afectará al manantial del que se abastece Villanueva del Rosario
Varios municipios de la comarca, donde hay escasez de recursos hídricos, se oponen a la embotelladora. También está en contra una plataforma vecinal, que denuncia la privatización de un bien público escaso. Sí está a favor Antequera, en cuyo término municipal (al límite con Villanueva del Rosario) se levantará la planta. “Va a ser beneficioso para Antequera y para Villanueva del Rosario”, dijo este martes el alcalde antequerano, Manuel Barón (PP).
Por su parte, Inversiones Domago, que ha obtenido la autorización de la Junta de Andalucía para extraer seis litros por segundo, insiste en que no hay riesgo para los municipios porque la masa de la que quiere sacar el agua “no está conectada a las masas de agua actuales que suministran a estas localidades”.
Mudarra matiza: es cierto que la masa de agua bajo la sierra está dividida en cuatro acuíferos diferentes, “cuatro compartimentos independientes unos de otros”. La empresa quiere extraer del acuífero de la Sierra de Camarolos y Jobo, el más grande de todos, con unos 27 kilómetros cuadrados, cuyas aguas afloran de manera natural por dos puntos: el manantial de Villanueva del Rosario (nacimiento de río Cerezo) y manantial del río Parroso, al oeste. “Ni en Villanueva del Trabuco, Alfarnate o Alfarnatejo tendrá incidencia, porque son otros acuíferos y otros relieves”, argumenta el experto: “La realidad es que solo afecta a Villanueva del Rosario, que es el que obtiene el agua de dicho acuífero”.
El alcalde, Juan Francisco González (PSOE), insiste en que se ha producido un “agravio” hacia sus vecinos, puesto que el proyecto fue aprobado sin su conocimiento. “A los damnificados no se nos ha tenido en cuenta. Estamos hablando de que nos podemos quedar sin algo esencial durante un periodo largo de tiempo del verano”, protesta. “Tenemos que garantizar el suministro de agua a los vecinos, y creemos que con esta embotelladora no se garantiza. Estamos estudiando interponer un recurso contencioso-administrativo y vamos a llevarlo hasta el final, con todas las consecuencias”, anuncia.
Un manantial muy sensible a los ciclos
Según una investigación que dirigió Mudarra, este acuífero recibe en el actual ciclo unos 9,5 hectómetros cúbicos (9.500 millones de litros) cada año. En año seco, el caudal puede caer a la mitad. “Eso tiene una incidencia. En un sondeo, un pozo que funciona en régimen continuo saca agua independientemente de que llueva más o menos, pero el manantial sí está expuesto a que llueva más o menos. En año húmedo apenas se va a percibir, pero en un año seco sí”.
Además, el manantial de Villanueva del Rosario drena el agua particularmente rápido, lo que limita su capacidad de regulación natural: tiene agua muy abundante en época de lluvia, pero es muy sensible a las épocas de estiaje y la falta de lluvias, secándose rápidamente. En cambio, los acuíferos de flujo lento, “fisurados” y sin grandes conductos, mantienen un caudal más constante. Por eso, los manantiales como el de Villanueva del Rosario son menos propicios para su explotación.
Mudarra realizó su tesis doctoral con un trabajo sobre la zona, y ha publicado diversos estudios sobre sus características hidrogeológicas. Uno de ellos, presentado en 2014, fue galardonado con el Premio Málaga de Investigación por la Academia Malagueña de Ciencias. Reivindica la hidrogeología, una ciencia que suele pasar bajo el radar hasta que un asunto de actualidad la saca a la superficie. Es el caso de la embotelladora, ya en marcha, que ha generado una notable polvareda en la zona. “Como hidrogeólogo, sin entrar en el destino del agua, hay cuatro acuíferos, uno al que afecta; si se hace un sondeo, independientemente del destino, el agua que se bombee ya no saldrá por el manantial”, concluye.
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