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Salud mental
“El sistema nos falló”: la 'simbólica' muerte de la hija de la mujer que no cesa de pedir atención digna a la salud mental

UnidadSaludMental

Javier Ramajo

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Silvana Beatriz Torre quiere hacer pública la muerte de su hija, que el pasado 20 de abril se arrojó desde gran altura en un mirador junto al Ayuntamiento de Mijas para quitarse la vida. No era la primera vez que lo intentaba pero, tras dos semanas en coma, ha fallecido el pasado jueves en el antiguo Hospital Carlos Haya de Málaga, donde ingresó en estado crítico por un fuerte traumatismo craneal.

Sería un caso más de suicidio, en aumento en los últimos años, pero esta madre había dado la voz de alarma mucho antes, a través de quejas y reclamaciones por la atención recibida en la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Hace escasas semanas lo hizo a través de elDiario.es Andalucía con una tesis clara a partir de su experiencia: “Cómo se puede hacer prevención del suicidio con esta atención a la salud mental”. Ahora ya solo puede hacer saber que su hija consiguió finalmente su objetivo “después de 15 días luchando como una guerrera”. “El sistema me falló. El Clínico me falló. La Policía Local me falló. A ella y a mí. El sistema nos falló”, lamenta. “Pero mi hija va a dejar huella, porque no me van a callar”, asegura.

La hija de Silvana tenía 19 años y estaba diagnosticada de trastorno límite de la personalidad y trastorno de adicciones. Una patología dual que le había hecho pasar por las Urgencias del Clínico en varias ocasiones desde que iniciara sus pasos en salud mental en el año 2020 derivada del médico de familia. Su historia podría ser la de cualquier otra persona con un trastorno mental con resultado de muerte voluntaria pero viene agravado porque ella no solo amenazaba e intentaba suicidarse sino que ha sido un caso conocido públicamente a través de este periódico, que consultó a múltiples fuentes para contrastar la información recibida, y que venía precedido de las reiteradas quejas de su madre por la atención sanitaria y humana dispensada.

En este tiempo, la joven había ingresado hasta en siete ocasiones en el sistema público de salud por crisis, brotes e intentos de suicidio durante los últimos tres años y su madre aseguraba haber visto “muchas irregularidades y falta de empatía y humanidad hacia los pacientes” en el Hospital Clínico, a cuyos responsables dirigió varias quejas y reclamaciones, habiendo estado ingresada incluso con ella durante tres días en junio de 2021 cuando su hija aún era menor de edad. A un último escrito dirigido al Clínico asegura que no le llegaron a contestar: “Yo no sé cómo seguir esta lucha”, les había escrito a “los de arriba” de la Consejería de Salud, moviendo todos los contactos habidos y por haber para que su hija tuviera un tratamiento adecuado.

La resolución del Plan de Salud Mental de Andalucía

La madre afirma sentirse “fuerte como una leona” pese al fatal desenlace, comenta a este periódico, y pese a cargar con “todos estos años de lucha”. Su hija le escribió que no tenía “más fuerzas para seguir viviendo”, rezaba en su despedida, donde anunciaba su final, al que ha llegado de una manera “simbólica”, explica su madre, porque “eligió” la plaza del parking junto Ayuntamiento de Mijas “por donde pasan todos los políticos” y que Silvana visitó tantas veces en busca desesperada de ayuda y desde donde la remitían a “una clínica privada”. “Hasta para morir tuvo esa magia mi hija”. Un homenaje a su madre. “Eres una luchadora y siempre lo vas a ser”, le reconoció en aquella carta.

“No me voy a callar”, confirma su madre, quien tiene palabras de agradecimiento para Juan Ignacio Durán, de El Boquetillo, que tantas veces “miró a su hija como a una persona”, así como para los profesionales del 061, de la Guardia Civil y del Carlos Haya, que actuaron “con empatía y corazón, que es lo que pedimos las familias”. “Voy a seguir en esta lucha difícil para evitar que nadie más sufra todo lo que nosotras hemos sufrido”, advierte.

Según una resolución del pasado mes de octubre de la Coordinación del Plan de Salud Mental de Andalucía para los Derechos de la Ciudadanía, el plan de actuación hacia la joven “debe configurar un abordaje comunitario de mucha mayor intensidad” y “debe de integrarse en una programación de terapia específica para el trastorno límite de personalidad con evidencia de resultados”, decía la resolución, firmada por Luis Pizarro.

El adjunto a la Coordinación del Plan de Salud Mental lamenta ante todo “que se haya matado una niña a pesar de todo el sistema, de las quejas, las respuestas, de las resoluciones y recomendaciones, los discursos, la teoría y la práctica de la prevención del suicidio”. Pizarro confirma a este medio que aquella resolución se dictó porque “había habido carencias en la atención previa” y que la madre “siguió quejándose” a través de otros escritos posteriores a la resolución que el propio Pizarro hacía llegar a la UGC del Hospital Clínico. “Hay que hacer mucho más énfasis en la prevención de las conductas suicidas”, apunta.

Programa Local de Prevención del Suicidio

Desde el Ayuntamiento de Mijas indican a este periódico que habían preparado hace ya unos días un espacio en el cementerio municipal en previsión de un entierro con asistencia de muchas personas. La joven en estos días ha estado en muerte cerebral, si bien debido a la donación de órganos no se certificó su fallecimiento definitivo hasta este jueves, como así ha confirmado la madre de la joven, “para que se sienta útil y le sirva a otras personas”. Desde el Ayuntamiento, no han querido pronunciarse acerca de las quejas que ha recibido la Policía Local.

Fuentes del consistorio, en cualquier caso, indican que “pese a que la Salud Mental es competencia de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Mijas, y el equipo de gobierno local, ha mostrado una especial sensibilidad con este tema a lo largo del mandato, contando la localidad desde 2021 con un Programa Local de Prevención del Suicidio, pionero en la provincia”. 

“A través de este -añaden las fuentes municipales- se ha formado a distintos profesionales implicados como Servicios Sociales, Sanidad, Policía Local, Afesol, FAISEM y orientadores de centros educativos. Además, a finales del año pasado aprobaba en pleno la creación de un Plan Local de Salud Mental y prevención de suicidios, dando así un paso más en el cuidado de la salud mental y sumando esta iniciativa al resto de las ya puestas en marcha en los últimos dos años en colaboración con entidades públicas y privadas”.

El informe del Defensor del Pueblo

Las reclamaciones de Silvana coincidieron en el tiempo, en los últimos meses, con un informe del Defensor del Pueblo de España que, en su condición de Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (MNP), solicitó a la Junta de Andalucía que se atendieran cinco recomendaciones y una docena de sugerencias, entre las que se mencionaba que se protocolizara de forma adecuada la actuación médica a la hora de indicar un ingreso en la citada Unidad de Salud Mental. El Hospital Clínico de Málaga tomó nota y, a través de este periódico, la Consejería de Salud anunció que el centro realizaría un protocolo de prevención de la conducta suicida para personas ingresadas. Ese protocolo en ciernes, como en aquel caso de suicidio de una joven de Sevilla, salvando las muchas distancias, también llega tarde para esta familia.

“Desregulación emocional”

La joven, según el relato que ofreció su madre, ingresó en el Hospital Clínico por primera vez a los 17 años por autolesiones e ideas suicidas. En esos tres días de ingreso de ambas “y en todos los ingresos posteriores” se quedó “indignada al observar el trato de algunos profesionales a los pacientes, la falta de higiene de las instalaciones, la falta de higiene de la paciente y el trato poco humano que recibían, con contenciones, bajo mi punta de vista, muy poco humanas, con falta de atención a llamadas y gritos de pacientes atados que querían orinar o defecar y una larga lista de sucesos con falta de empatía y humanidad de algunos profesionales”. Según su relato, y de su experiencia como monitora en un centro de salud mental para discapacitados, los pacientes duales como su hija se encuentran “entre salud mental y adicciones, como una pelota de ping pong, ya que unos dicen que predomina la adicción y otros el trastorno”.

El propio director de la UGC de Salud Mental del Clínico, Javier Romero, en una carta de respuesta a una queja de esta madre indicaba este pasado septiembre que el hospital tiene un “constante interés en la mejora en la calidad de atención a los pacientes ingresados” y que se estaba “trabajando mano a mano con el movimiento asociativo para poder tener salidas terapéuticas que minimicen la vivencia de un ingreso involuntario y llegar a eliminar las contenciones mecánicas”, en alusión a una de las cuestiones relatadas por la denunciante. Desde el Hospital Clínico se apuntó a este periódico que la paciente había sido atendida “en tiempo y forma cada vez que lo requiere”. “En concreto y tan solo en lo que va de año, ya ha sido atendida ocho veces, y se encuentra en seguimiento por parte del equipo de Salud Mental y está recibiendo la atención que precisa”, decían fuentes del centro hace menos de dos meses, que ahora no quieren hacer comentarios al fallecimiento de la joven. “No podemos hablar de ningún caso concreto”, alegan.

Los informes de la Unidad de Gestión Clínica y la Unidad de Salud Mental Comunitaria de Fuengirola-Mijas relataron que, tras el primer ingreso hospitalario de la joven, se habían contabilizado varios más “con el fin de contener situaciones de crisis que han tenido relación con gestos suicidas, estados de mucha desregulación emocional y conductas difíciles de sostener en el ámbito comunitario: auto y heteroagresividad en el núcleo familiar, amenazas autolíticas, situaciones de riesgo para sí misma y terceros, consumo abusivo de tóxicos, conductas en la línea de la marginalidad”.

“Las familias están agotadas”

Silvana Beatriz Torre recordó en la primera información que en agosto de 2022 su hija tuvo un ingreso involuntario derivada desde el Clínico tan solo un día después de haber acudido por un brote de agresividad y desde donde quisieron darla de alta ante su “asombro y desesperación”. Cabe recordar que el Hospital Clínico ingresó en mayo de 2022 a seis pacientes (cinco de ellos adolescentes) fuera de la unidad destinada para ellos, donde ya no había camas suficientes.

De sus repetidos pasos por el Hospital Clínico, la madre resumía así los episodios: “Ambulancia en casa, lavajes de estómago, Guardia Civil e ingresos en Salud Mental del Clínico de una duración de 20 días aproximadamente cada uno. En todos los ingresos, el día del alta la retiro en condiciones inhumanas, sucia con el mismo pijama que le pusieron cuando entró”, contaba la madre. Las ambulancias, según continuó explicando a este periódico, la dejan en Urgencias mientras intenta contenerla de sus brotes y espera a que la valore “al día siguiente” uno de los tres psiquiatras de guardia. “Las familias están agotadas. Conozco más familias que optaron por lo privado, quemados por el servicio de ese hospital en salud mental. Nos toman el pelo. Es inhumano”, resumía. “Con la poca fuerza que me queda, quiero hacer algo por los demás pacientes, solo eso calmará mi dolor. Lo que sucede ahí dentro es muy triste y da mucha impotencia”, expuso.

En una de las quejas de la madre se relataba un escape cuando su hija aún era menor de edad, en diciembre de 2021. “Estaba ingresada en observación de Covid-19 bajo salud mental. A las 22h se arrancó la vía y salió del hospital poco después de que la habían atendido dos psiquiatras de guardia con muy poco tacto y empatía para tratar a un familiar que está viviendo esa lamentable situación. Al estar en la entrada del hospital, me llamó de su teléfono para despedirse y yo avisé por teléfono al hospital y a los de seguridad de la puerta, viendo que estaba subida a un tejado. Lograron agarrarla y llevarla al hospital nuevamente. No presenté una denuncia policial porque estaba paralizada por la atención recibida por esos profesionales y por el trato que le dieron a mi hija”, relató la madre.

La muerte de la hija de Silvana pudiera ser otra más, pero detrás ha escondido la importancia de la atención salud mental en nuestra sociedad de hoy día. Una cuestión que saltó con la pandemia de Covid-19 y que lleva acompañada unas cifras de suicidios, sobre todo entre jóvenes, que nos debe llamar la atención. Eso fue lo que hizo esta madre, señalar un déficit de atención que apreció desde su experiencia, desde la dura experiencia de que la ayuda hacia su hija no era suficiente, por muy complejos que fueran sus trastornos. Quizá su muerte, como dice ella, deje huella entre las personas que tratan de reforzar la salud mental y mejorar la prevención de las conductas suicidas.

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