El cerebro de los votantes del PP experimenta una mayor repulsión hacia las noticias del PSOE que al revés, según un estudio
Un reciente estudio llevado a cabo conjuntamente por la Universidad de Granada, la Universidad a Distancia de Madrid y Temple University (USA) ha utilizado técnicas cerebrales sofisticadas para entender cómo simpatizantes del PSOE y el PP procesan los mensajes de corrupción y otros de medidas de bienestar referidos a su propio partido y al oponente.
Para llevar a cabo este estudio, que publica esta semana la revista Political Psychology, los investigadores han trabajado con simpatizantes muy cercanos al PSOE y PP, que mostraron una simpatía de 9 ó 10 puntos en una escala de 1 a 10. Concretamente, los científicos escanearon el cerebro de 10 simpatizantes del PSOE y 10 del PP mientras que leían mensajes de corrupción y otros positivos, y decidían cuánto penalizaban o apoyaban las prácticas referidas en los mismos, según informa en un comunicado la Universidad de Granada.
Los resultados cerebrales indicaron que los mensajes de corrupción (y no los positivos) ejercieron el mayor impacto cerebral en todos los participantes, debido a una gran implicación de áreas cerebrales relacionadas con el riesgo, decepción y rechazo.Al comparar mensajes de prácticas de corrupción desarrolladas por el PSOE y el PP, se encontró que las noticias de corrupción referidas al PSOE (versus PP) activaron más fuertemente áreas cerebrales relacionadas con la penalización, riesgo y decepción.
De forma crucial, el estudio revela que, más que apoyar las prácticas positivas desarrolladas por su propio partido, los simpatizantes de ambos partidos muestran mucho rechazo (sesgo) a nivel cerebral hacia mensajes referidos a partidos opuestos, ya sean positivos o referidos a prácticas de corrupción.Este sesgo afectó en mayor medida a los votantes del PP, que experimentaron a nivel cerebral mayor aversión, riesgo y ambigüedad hacia los mensajes (de corrupción o positivos) del PSOE.
Los investigadores señalan que estos resultados son clave para el diseño de campañas políticas, ya quecorroboran a nivel cerebral la importancia de desarrollar campañas basadas en información de corrupción del partido opuesto, más que incidir en las prácticas positivas del propio partido, y concluyen por primera vez que resulta crucial que partidos más socialdemócratas (como el PSOE) inviertan más esfuerzos que sus oponentes en asegurar las prácticas honestas en su seno y controlen las posibles fakenews, ya que todo su electorado puede verse profundamente afectado, incluso en mayor medida que los simpatizantes del PP.
Los resultados de este estudio demuestran que, a nivel cerebral, es más efectivo para los partidos políticos desarrollar campañas basadas en información de corrupción del partido opuesto que incidir en las prácticas positivas del propio partido.
Los partidos más socialdemócratas, como el PSOE, deben invertir más esfuerzos que sus oponentes en asegurar las prácticas honestas en su seno y controlar las posibles fakenews, ya que todo su electorado puede verse profundamente afectado, incluso en mayor medida que los simpatizantes del PP.
Las prácticas de corrupción en política suponen un gasto mundial anual de 1,5 trillones de euros. Solo en España, la corrupción política nos cuesta en torno a 90.000 millones de euros anuales. Medios de comunicación de todo el mundo incluyen diariamente noticias de corrupción que afectan a todo el espectro político, tanto a partidos liberales (como el PSOE) como conservadores (como el PP). A pesar de sus demostradas consecuencias económicas, y también sociales (la corrupción impide la creación de trabajos o igualdad de oportunidades), los partidos políticos corruptos no ven mermados sus votos.
Las investigaciones en el campo del comportamiento político tradicionalmente han estudiado por qué esos mensajes de corrupción política, u otros de prácticas positivas, no ejercen el efecto deseado en el electorado. Ciertos estudios atribuyen que un posible causante de dicha ineficacia es el llamado sesgo partidista, que tiene lugar cuando los simpatizantes de un partido penalizan menos los mensajes de corrupción y otorgan más credibilidad a la información positiva referida a su propio partido, respecto a sus opuestos.
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