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Podemos evita que el PSOE-A se 'queme' por la derecha con su pacto con C's: tres ejemplos prácticos

Teresa Rodríguez.

Olga Granado

El rechazo a todas las enmiendas presentadas por el PP-A, Podemos e IU a los presupuestos de la Junta de Andalucía para 2016, que de momento sólo han incorporado las pocas del PSOE-A (12) y ocho de las nueve de C's, ha evidenciado como ninguna otra votación que el compromiso de diálogo es sólo para estos dos últimos y que la recurrente pinza, o no existe, o es inocua para las cuestiones que pondrían a Susana Díaz en una situación complicada. No ya por el hecho de que el PSOE-A no haya encontrado ni una sola en las decenas de enmiendas presentadas por los partidos a su izquierda que le convenciera -ni siquiera en sus hasta hace poco socios de IU- sino porque, encima, éstos le han servido para poder frenar la única de C's que se ha quedado fuera y que podría haberles comprometido.

Dicha enmienda pretendía incrementar en 500.000 euros las partidas para reforzar la educación concertada, que compartía el PP-A, y sólo fuera parada porque el PSOE-A pudo sumar a sus votos en contra los 15 de Podemos (y también los cinco de IU, pese a que no eran determinantes por cuestiones de la aritmética). El coordinador regional, Antonio Maíllo, sacaba pecho este fin de semana con esta idea, subrayando que su partido es “la única fuerza política que apuesta por una educación 100% laica y gratuita”.

Pero no es el único ejemplo en el que Podemos e IU han sido los aliados perfectos para que el PSOE-A pueda contrarrestar las ideas de derecha de su imprescindible C's. Otro momento clave fue cuando el PP-A consiguió por fin el pasado mes de octubre -llevaba semanas bloqueada en la Mesa de la Cámara- que se debatiera en pleno su proposición de ley para el impuesto de sucesiones y donaciones en el que prácticamente lo suprimía, en contra de los principios de la izquierda que lo consideran fundamental para la redistribución de la riqueza y la corresponsabilidad fiscal. C's apoyó la propuesta de los populares, pero fue tumbada porque el PSOE-A, Podemos e IU votaron en contra.

Pero igualmente Podemos e IU -como les ha ocurrido con el rechazo de todas sus enmiendas a las cuentas- no vieron reconocida su coherencia ideológica por parte del PSOE-A, que decidió crear un grupo de trabajo con C's para estudiar futuras modificaciones en este impuesto dejando fuera -hasta el momento- a todo el resto de fuerzas políticas.

Y otro ejemplo más: cuando C's presentó en la comisión parlamentaria de Economía y Conocimiento una enmienda de adición a la proposición no de ley (PNL) sobre medidas de impulso para el aumento de la atracción y consolidación de la inversión extranjera en Andalucía que había elevado el PP-A y donde los de Albert Rivera pretendían completarla con instar a que el Consejo de Gobierno eliminara “cualquier traba en beneficio del capital nacional y extranjero”. Entonces fueron también Podemos e IU los que sumaron fuerzas con el PSOE-A para que no se introdujera esta disposición.

Son sólo tres ejemplos de cómo la pinza no es una preocupación para el PSOE-A. Y de hecho, ya se le dijo a Susana Díaz el presidente del grupo de Podemos, José Luis Serrano, cuando en el único cara a cara que ha tenido con Susana Díaz fue tajante: “Hay algo de C's que nos aterra y es su carácter jacobino y asimétrico (...), su factor de unificación por abajo. Si en algún momento, en su política de pacto con C's, necesita la defensa del sistema público de salud y educación (...) cuente con nosotros. Se lo digo de corazón, en nombre de Podemos y con las manos abiertas”.

Hay que recordar que el PSOE-A empezó a hablar de “pinza” entre el PP-A y Podemos cuando Susana Díaz tuvo que esperar 80 días y cuatro intentos para tomar posesión como presidenta de Andalucía, travesía que continúa doliendo tanto en este partido -a juzgar por cómo lo recuerdan cada dos por tres- como le ocurrió a los populares cuando ganaron en 2012 pero el pacto de los socialistas con IU les impidió gobernar. Pero ese discurso de la pinza se afianzó sobre todo cuando los votos en contra del PP-A (33 diputados) y Podemos (15) impidieron la aprobación del decreto ley del Consejo de Gobierno para la función pública, donde se reconocía la antigüedad de los interinos como mérito para los concursos.

Cierto es también -y el PSOE-A (47 diputados) no lo suele recordar- que ese decreto ley no salió porque C's (9), que suele votar con los socialistas en todos los momentos clave, no lo respaldó, sino que se abstuvo, igual que IU. Y también es cierto -y el PSOE-A no lo reconoce tampoco- que se vio obligado a rehacer su propuesta y presentar una proposición de ley en el Parlamento de Andalucía donde eliminaba dos puntos del decreto ley que habían motivado la falta de respaldo de todos los demás grupos, en concreto una disposición que lo convertía en norma retroactiva para la convocatoria de 2013, todavía en marcha, y un artículo que no daba igual oportunidad a todos los empleados públicos.

Nuevas contradicciones en un contexto en el que conviene recordar que, pese a lo que pueda parecer, más del 90% de las iniciativas se aprueban por unanimidad, si bien es en el escenario de los plenos, como el mejor escaparate en la eterna precampaña que se está viviendo desde hace más de un año, donde se escenifican las grandes diferencias como parte del juego político. Después del 20D, muchos diputados coinciden en augurar que el debate va a cambiar, y bastante.

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