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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

Las opiniones que aquí se expresan son las de quienes firman los artículos y no responden necesariamente a las de la redacción del diario.

Mediocreceno

Lo que sonaba a un planeta donde íbamos a tener a mano la riqueza de culturas lejanas se ha convertido en una calle llena de franquicias que hace imposible distinguir en qué ciudad o país estás.

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Quizá lo han notado, está por todas partes. Ningún espacio vital es ajeno a la nueva era en la que el ser humano se adentra sin remedio: el Mediocreceno. Esa etapa en la que lo mediocre se apodera de todos los estratos de la sociedad y la actividad humana. La mediocridad es como una especie invasora, capaz de extenderse rápido y de generar a su alrededor un sustrato en el que no puede sobrevivir nada más.

La sociedad avanza hacia la clonación. Lo hacen las calles de aquello que dimos en llamar aldea global hace unos años. Lo que sonaba a un planeta donde íbamos a tener a mano la riqueza de culturas lejanas se ha convertido en una calle llena de franquicias que hace imposible distinguir en qué ciudad o país estás.

El vertiginoso cambio de paradigma en el que nos adentramos, impulsado por el desarrollo de la inteligencia artificial, promete ser el máximo catalizador de la mediocridad. Un algoritmo capaz de generar ingentes cantidades de textos e imágenes que se basan únicamente en todo lo ya creado. Una máquina de devorar derechos de autor, la industria del robo intelectual hecha deidad. La IA tiene unas capacidades asombrosas que nos van a facilitar el desarrollo de muchas tareas tediosas, pero también va achicando la inteligencia humana y el imaginario colectivo y matando la originalidad a fuerza de repetición. Como una herramienta lo hace por nosotros, dejamos de calcular, de escribir, de comparar, de pensar. ¡Espabila, la culpa nunca es de la tecnología!

La humanidad está en peligro. Lo revolucionario -que ha sido siempre lo que impulsa el progreso-, lejos de aportar algo nuevo, en este siglo es ir contra los avances sociales y científicos. Es la inquisición en la era de la IA, un anacronismo, un disparate. Se ponen en la misma categoría las voces del experto y del terraplanista. Los intelectuales de referencia están en la cuarta edad -si viven-. Piensen en alguno joven, de mediana edad. No existen. La intelectualidad ha muerto, la ha matado la mediocridad.

Es la humanidad la que firma este Mediocreceno. Son las personas las que aceptan al mediocre como líder, quién sabe si porque así dejan de ver el liderazgo como algo inalcanzable. Es la gente la que acepta que el mediocre esté al mando y, ¡ay, amigos!, cuando un mediocre llega al poder, las campanas tocan a muerto. No ha nacido todavía el que se rodee de gente brillante. Pero lo verdaderamente preocupante no es solo que el talento quede marginado, lo grave viene cuando el que destaca por sus destrezas o capacidades decide no hacerlo para entrar en el redil y poder progresar dentro de ese mundo gris.

La sumisión ante la mediocridad acabará con la humanidad. La innovación es la capacidad que más ha hecho avanzar a la humanidad y sobresalir sobre el resto de especies. Siempre ha habido resistencia a lo disruptivo, al descubrimiento…; a ella se han enfrentado los grandes genios de referencia en el cine, las artes, la ciencia, hoy ¿cuál de ellos triunfaría?. Las instituciones que utilizan sus legados para darse caché, jamás aceptarían sus discursos si fueran coetáneos. Demasiado irreverentes. Mejor dame algo más normal, que no se salga del carril, algo mediocre, es lo que vende.

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