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La presencia del oso y el lobo en Aragón reaviva el debate sobre qué hacer con estas especies protegidas

El oso Neré es un macho procedente de Eslovenia y nacido en 1997

Miguel Barluenga

Los ganaderos aragoneses vuelven a estar preocupados y a buscar el amparo de las instituciones ante la reaparición del oso y el lobo. Dos especies protegidas para las que, sin embargo, se reclaman medidas con las que frenar su presencia en el momento. El Gobierno de Aragón se mantiene en los postulados de toda la legislatura, mientras asociaciones como Adelpa (Asociación de Entidades Locales del Pirineo Aragonés) reclaman que, al menos, aquellos que ven cómo se ponen en peligro sus medios de vida dispongan de más información y se prevengan posibles ataques.

El oso Neré ha vuelto a ser detectado en el valle de Hecho y atacó un rebaño de cabras en la sierra de los Ríos, cerca de Embún. Confirmada la naturaleza de los hechos por el Departamento de Desarrollo Rural del Ejecutivo autonómico, se trata de un macho que, junto a otro al que se ha llamado Canelito, habita en este momento en el Pirineo occidental y vuelve a campar a sus anchas después de haber hibernado. En los Monegros, el lobo ha realizado en pocos días tres ataques en la misma zona de monte que han afectado a rebaños de ovejas y cabras.

El consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, recuerda que el oso y el lobo, además de especies protegidas, son de “interés comunitario”, e incide en que han llegado “por la expansión natural de la población” y el oso “por la reintroducción de la especie por parte de la autoridades francesas”, que han soltado dos ejemplares hembras eslovenas al otro lado de la frontera.

Olona descarta la detección y expulsión de ambas especies puesto que “tenemos la obligación de contribuir a la protección de estas dos especies protegidas”. Sin embargo, el Ejecutivo autónomo trata de amoldarse en la medida de lo posible a las pretensiones de los ganaderos, a quienes dicen “comprender”, y el consejero matiza que “no puede ser que esta presencia se dé a costa de los empresarios”, lo que se traduce en las medidas ya puestas en marcha y que no se van a modificar por los últimos acontecimientos.

Ayudas de 500.000 euros

Se está compensando de manera económica a quienes han sufrido ataques y se ha realizado una convocatoria por valor de 500.000 euros en 2018 para medidas protectoras como vallas o pastores eléctricos. A este respecto, los ayuntamientos y ganaderos que se agrupan bajo las siglas de Adelpa, reclaman un acceso “en tiempo real” a la información sobre la presencia de ejemplares de oso o lobo cerca de sus explotaciones ya que en algún caso los ataques se han producido muy cerca de núcleos urbanos habitados.

También, conocer cuántos ejemplares de oso y lobo hay localizados y desarrollar un sistema para “extremar las precauciones, porque de lo contrario están todos pendientes en todo momento”, señala el presidente de Adelpa, Pablo Castán. Entiende, en el caso de los lobos, que “lo normal es que estuviesen localizados y no el ganado, que es lo que hacen ahora algunos ganaderos para poder detectar los movimientos de sus reses ante los ataques”.

La Asociación se pregunta si “la reintroducción de osos eslovenos y lobos italianos es realmente un factor clave de la biodiversidad en el Pirineo”, y pedirá “responsabilidades económicas y de todo tipo a las administraciones que han llevado a cabo la reintroducción de grandes carnívoros” y “medidas de gestión y control por parte de la Comunidad Autónoma de Aragón ante la presencia del lobo, cuyos ataques son cada vez más habituales”.

Ataques de oso

A finales del año pasado ya se registraron otros ataques de Neré. El Pirineo aragonés occidental no presentaba esta actividad desde 2016, cuando, al parecer, también Neré mató a 14 ovejas. Neré es un macho procedente de Eslovenia nacido en 1997 que se mueve entre los valles de Aspe y Ossau y hace esporádicas apariciones en Roncal, Ansó, Hecho o Aragüés.

La postura de los ecologistas aboga por la convivencia: “Si realmente queremos tener osos hay que dar un paso más hacia su conservación. A las eficaces medidas hasta ahora aplicadas es necesario añadir la introducción de nuevos individuos para reforzar la exigua población actual. Si no es posible traerlos de la Cordillera Cantábrica, al parecer el futuro de estas poblaciones no está todavía asegurado, tendrá que ser de Eslovenia, donde el código genético de sus osos es muy similar al de los pirenaicos”.

Asimismo, “la puesta en marcha de una serie de medidas para prevenir los ataques y para indemnizar por los daños que ocasiona el plantígrado al ganado ha servido para calmar a los ganaderos y, de paso, para hacer más tranquila la existencia del oso. Sin embargo, aun siendo necesarias estas medidas, no son suficientes”.

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