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Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni

“Los recortes han provocado un aumento de las agresiones a sanitarios”

Ana Asín

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

El respeto a la intimidad frena al sindicato SATSE para dar cifras sobre el número total de agresiones registradas al colectivo de enfermería, pero la dimensión del problema es tan importante que el 80 % de estos profesionales sufrirá algún tipo de ataque durante su vida laboral. Ana Asín (Zaragoza, 1964), secretaria de acción sindical de SATSE en Aragón, recuerda que llevan años sensibilizando sobre este problema, pero comenta que la campaña de este año ha despertado más interés gracias al 8M.

Ocho de cada diez profesionales de la enfermería sufren agresiones en su vida laboral en Aragón, ¿cuáles son las más frecuentes?

En Aragón, son porcentajes muy similares a los recogidos a nivel estatal. El 62 % son agresiones verbales, el 33 % son físicas y el 4 % son una combinación de agresiones físicas y verbales. Además, en 2017 las agresiones crecieron un 19 % con respecto a 2016 y ese año, ya había crecido otro 19 % con respecto a 2015. Son muchas. Por eso, desde el año 2005 venimos haciendo campañas y este año el objetivo es incidir en tres colectivos: en los propios profesionales, en los pacientes y en las administraciones. Queremos concienciar a los profesionales de que tienen que visibilizar este problema y, para eso, hay que denunciar. Aunque las cifras son llamativas, pensamos que todavía no se denuncian la mayoría de las agresiones, porque a veces se considera que un descalificativo, un insulto o una palabra despectiva no es una agresión. El segundo colectivo serían los ciudadanos: hay que transmitirles que es un problema serio que tenemos que atajar entre todos y que la relación con los profesionales de la enfermería tiene que ser de respeto. La última línea en la que queremos actuar es la administración, tanto la pública como otras administraciones privadas que tienen relación con la sanidad.

¿Por qué piensan que se producen tantas agresiones?

La enfermera es el profesional sanitario más cercano; resulta más fácil agredirle verbalmente. También influye que nuestro colectivo es mayoritariamente femenino; quizá también por eso hay más falta de respeto. Es triste decirlo, pero es así. Los estereotipos machistas influyen: por ejemplo, en carnaval el sindicato denunció los disfraces de enfermeras con la minifalda y el escote. Esas cosas no contribuyen a que el ciudadano perciba a la enfermera con el respeto que debería.

Además del machismo, ¿qué otros factores creéis que contribuyen a un número de agresiones tan elevado?

Influyen muchos factores. Algunos estarían relacionados con el usuario, como la falta de información. Por ejemplo, en un servicio de urgencias, si un familiar está en un box y estás fuera esperando mucho tiempo sin recibir información, puedes entrar una situación de tensión que puedes descargar con el primer profesional al que te echas a la cara. También influyen otros factores relacionados con la propia actividad sanitaria: nos movemos en un ámbito en el que está muy presente el dolor, el sufrimiento, la incertidumbre, incluso la muerte. Tanto el paciente como el familiar están en unas circunstancias estresantes. Otros aspectos están relacionados con los espacios físicos de trabajo: a veces, en una consulta la cercanía física es tan estrecha que se rompe la barrera de respeto que debería haber. La falta de plantillas provoca que podamos tener más desatendida, por ejemplo, la información al familiar. Por último, estaría la pérdida de respeto y el desprestigio hacia los profesionales de enfermería.

Entonces, ¿los recortes pueden explicar, en parte, ese aumento de las agresiones?

Sin duda. Además, los recortes no solo han afectado al número de trabajadores. En determinadas ocasiones, ha habido incluso falta de material. Eso, de la misma manera, también provoca situaciones tensas. Sin ninguna duda, los recortes han influido.

En todo caso, ¿por qué crecen tanto las cifras?

Aunque continuamos incidiendo en que hace falta que los profesionales denuncien más, llevamos años lanzando ese mensaje va calando. Puede que haya más denuncias porque hay más concienciación entre los profesionales. Pero creo que también contribuye que los recortes han tensionado todo más y se acaba más en agresiones, aunque la mayoría de las veces sean verbales.

¿Cómo suelen reaccionar las víctimas?

En Aragón existe un protocolo de actuación. En el momento que sufres una agresión, tienes un formulario que hay que cumplimentar y trasladar al superior jerárquico. A partir de ahí, si la agresión ha sido física y se necesita algún tipo de intervención médica, por supuesto, se hace. Si procede, se interpone la denuncia y la administración tiene que prestar apoyo jurídico. Y, teóricamente, la propia administración debe dirigirse al usuario para indicarle que la forma en que ha actuado no ha sido correcta.

¿Ese protocolo es suficiente?

Sí, se trata de aplicarlo bien.

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