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Preocupación entre vecinos por la posible utilización de agua de boca para una explotación porcina

Foto de archivos de una macrogranja de cerdos

Miguel Barluenga

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La posible ubicación de una granja porcina industrial en la localidad de Loporzano (Huesca) sigue generando posiciones enfrentadas entre los vecinos, el ayuntamiento y el promotor de este proyecto. Un proceso que se ha judicializado y está ahora en las manos del alcalde de la localidad, David Suelves (PP). La Plataforma Loporzano Sin Ganadería Intensiva, que encauza la oposición a este tipo de explotaciones, denuncia que se vaya a emplear la red de abastecimiento de esta población de 580 habitantes para suministrar agua a una granja que contará con 2.000 cerdos.

Suelves, que era teniente de alcalde, heredó el bastón de mando en diciembre del año pasado después de que el primer edil, Jesús Escario, renunciara al cargo para asumir después el de asesor del consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación del Gobierno de Aragón, Ángel Samper, uno de los dos miembros del Consejo de Gobierno designados por Vox. En las pasadas elecciones municipales, el PP y la asociación ciudadana Loporvenir, muy vinculada a la Plataforma, empataron a tres ediles, si bien Loporvenir recibió más votos (158 por 131); el séptimo concejal, de la Federación de Independientes de Aragón (FIA), entregó con su voto la alcaldía a los populares.

Frente a la oposición de parte de los vecinos, Suelves justifica que “en la mayoría de municipios agrícolas y ganaderos se hace este tipo de solicitudes. En este momento se está estudiando la viabilidad de este proyecto”, apunta a elDiario.es, y “conforme sea esta se concederá o no. Se está valorando, no se puede decir ahora mismo ni sí, ni no”. El alcalde de un municipio que engloba 15 núcleos de población y se adentra en el Parque natural de la Sierra y los Cañones de Guara no comparte el parecer de la plataforma y tilda de “falso” el dato que da esta de que el consumo diario de agua de la macrogranja sería de 80.000 litros: “Mienten a sabiendas. Y lo hacen después de haber hablado conmigo y trasladarles la realidad”.

Según la Plataforma Loporzano Sin Ganadería Intensiva, las explotaciones porcinas intensivas son “voraces consumidoras de agua, un recurso escaso en nuestra tierra”. Según los cálculos que facilita, esta explotación de 2.000 cerdos supondría un consumo diario de agua “que superaría el de todos los habitantes de los quince pequeños pueblos del municipio”. Y razona que “Loporzano, como tantos otros municipios de la España vaciada, ve además aumentada su población en época estival, en la misma temporada en que las necesidades hídricas de las granjas también se incrementan”.

María José Pueyo, portavoz de la Plataforma  Loporzano Sin Ganadería Intensiva, se defiende de las críticas aduciendo que los datos técnicos se encuentran reflejados en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) en la que se da la razón al promotor y se condena al colectivo ciudadana al pago de 53.000 euros más intereses en concepto de indemnización después de haber llevado a estos vecinos a los tribunales en concepto de lucro cesante. En un proceso ya de siete años de duración, el denunciante había pedido una indemnización de 734.000 euros por perjudicar un negocio al que, asegura Pueyo, “nos opusimos legalmente”. El juez paralizó la construcción de la granja con medidas cautelares. 

“Se está tratando de tapar lo sustancial”, añade la portavoz de la plataforma. Y lo sustancial es que “se ha pedido conexión directa del agua de boca de Loporzano, con escasez sobre todo estival, para evitar pasar por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE)”, que no concedió el permiso de tomar el agua del río Guatizalema a partir de informes técnicos. Y son pesimistas con su reivindicación: “Nosotros pensamos que la decisión está tomada, va a dar la autorización”.

Temen que “entre todos los pueblos de la zona” paguen lo que juzgan un “fraude de ley” con “efectos devastadores”: “Así, la punta de lanza de la oposición al porcino intensivo de Aragón queda dañada, es un escarmiento y un gran triunfo al lobby porcino. Lo único que podemos hacer es contar la verdad. Si hay una petición de agua nos tenemos que oponer”. Sería “la primera de varias en cuanto se abre el grifo”, y recuerdan que en Aragón existen ya 4.350 explotaciones de porcino industrial.

El promotor del proyecto apunta que para solucionar el abastecimiento de la granja en verano va a instalar una balsa con capacidad de almacenamiento para tres meses. Los vecinos de Loporzano replican que “si multiplicamos el agua que consume cada plaza de porcino por el número de cerdos y después por 90 días, veremos que resulta necesaria una obra de grandes dimensiones y profundidad, difícil y costosa de construir y mantener. Promesa tal se ha utilizado ya en el proyecto de otras explotaciones como ardid con vista a obtener el agua, para después de concedida esta, olvidarse de la balsa y seguir conectando las granjas a la red de boca los 365 días del año”.

El alcalde de Loporzano puede emplear un decreto de alcaldía para aprobar la puesta en funcionamiento de la macrogranja, y la plataforma alerta de que no se necesitaría informe alguno de impacto medioambiental o de las necesidades hídricas totales en el entorno. Esta situación, “otorga una gran responsabilidad para asegurar el uso del agua para el bien de toda la comunidad, y nunca en beneficio personal de nadie frente al del resto de vecinos”.

Conceder el citado suministro de agua en Loporzano supondría para la plataforma “poner en riesgo el suministro vecinal, a la vez que aumentaría la contaminación por exceso de nitratos que ya soportan los ríos y fuentes del territorio. En este punto hay que recordar que ya existen granjas intensivas en el municipio, por lo que los consumos de la nueva granja, así como la contaminación causada por esta, tendrían efectos acumulativos a considerar”.

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