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Un proyecto de rutas históricas busca recuperar el legado de la Huesca musulmana

La calle Perena, resquicio de la Huesca musulmana.

Miguel Barluenga

Huesca —

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Proteger y mostrar el legado musulmán de la capital oscense es uno de los objetivos de Cambiar Huesca que, ahora desde la oposición municipal, quiere impulsar un nuevo proyecto listo para su puesta en marcha que dejó hilvanado cuando gestionaba el área de Desarrollo en el Ayuntamiento. Se trata de un proyecto histórico-turístico que consiste en la creación de unas rutas evocadoras para paseantes por el Barrio Cristiano, el Aljama de Moros y de Judíos de Huesca, gracias a la creación de material informativo y pictórico en 28 puntos de la ciudad.

El objetivo de este proyecto tiene una vertiente cultural, patrimonial y pedagógica además de dar una mayor dinamización comercial y económica al casco antiguo y las zonas donde se ubicaba la antigua morería y zona árabe. Todo ello gracias a la colocación de tótems informativos y varias pinturas murales en zonas degradadas de la ciudad con imágenes como el calendario agrícola de Roda de Isábena o diversas reproducciones que muestran los oficios y la vida en la etapa medieval de la Huesca antigua.

“Queremos recuperar la historia con datos históricos e imágenes para el disfrute de los oscenses y los visitantes que acuden a nuestra ciudad. Son 28 puntos informativos, en tres recorridos, que cuentan además con las nueve puertas de entrada de la ciudad, un elemento que también había que subrayar. Se contará con numerosa información histórica poniendo de relieve el rigor de la misma gracias a la participación de numerosos investigadores e historiadores que nos han ayudado a crear un proyecto muy positivo para Huesca”, remarca la concejala Pilar Novales.

Desde el Ayuntamiento de Huesca, a través del Plan de Empleo y su proceso participativo, se ha querido hacer efectiva la demanda formulada por diversos colectivos de asociaciones vecinales, historiadores y amantes del patrimonio cultural de recuperar la historia y las zonas antiguas de la ciudad que, a día de hoy, evocan su pasado medieval. Para ello ya se redactó el proyecto de estas rutas con un coste de 12.000 euros más IVA por parte Jaqueline Bastarós. Además, como recuerda Novales, ya existía la dotación presupuestaria para abordar la primera fase con un coste aproximado de 45.000 euros más una estimación de la segunda fase, las pinturas murales, que tiene un coste semejante a la primera.

“Creemos que la realización de estas rutas en dos partes puede tener un impacto importante en la ciudad. En concreto en la zona antigua, con más visitantes, una dignificación de la zona y también más dinamismo económico. Por ello reclamamos la puesta en marcha de un proyecto preparado, redactado y presupuestado. No se puede demorar ni un minuto más”, constata Pilar Novales, que incide en la importante labor que han ejercido historiadores e investigadores como Ánchel Conte, Carlos Garcés, Antonio y Joaquín Naval, Carlos Laliena o la archivera municipal María Jesús Torreblanca.

Una ciudad islámica

Según explica Carlos Garcés, tras la desaparición del Califato de Córdoba, consumada en torno al año 1030, el conjunto de la España musulmana quedó fragmentada en una serie de reinos independientes, los Reinos de Taifas. Zaragoza se convirtió en la capital de uno de los más importantes, y el primer rey Hudí de Zaragoza, Sulayman ben Hud, lejó a su hijo Lubb el gobierno de Huesca. A la muerte del padre, todos ellos se independizaron.

El reinado oscense de Lubb fue efímero y su reinado individual, absorbido al poco tiempo por Ahmad, el gobernador de Zaragoza. La unificación de los territorios musulmanes en Aragón fue complicada y pronto se desintegrarían bajo la espada de las sucesivas reconquistas de los reyes cristianos. En 1083 cayeron Graus y Ayerbe; en 1085 y 1086 se inició la construcción del castillo de Montearagón y en el año 1096 fue conquistada la propia Huesca.

Durante ese periodo, Huesca fue una ciudad plenamente islamizada. El árabe era la lengua hablada y escrita de sus habitantes y el Islam, con mucho, su fe mayoritaria, según las investigaciones de este historiador. Tan sólo los mozárabes, una minoría en regresión, continuaban practicando el cristianismo bajo dominio musulmán.

A mediados del siglo XI, Huesca era una ciudad islámica. Sin embargo, el futuro le tenía reservado, pocas décadas después, “un radical cambio de destino, como consecuencia, no lo olvidemos, ni lo ocultemos, de una violenta conquista militar”. Tras la batalla de Alcoraz, que supuso, entre otras cosas, “el exilio desgarrador de una parte importante de los habitantes de la ciudad y la llegada de nuevos pobladores cristianos, nació la Huesca actual: una ciudad aragonesa, occidental y mayoritariamente cristiana”. En el proceso, una estructura socioeconómica, una lengua, una fe, una cultura y unas tradiciones se vieron sustituidas por otras muy diferentes que ahora se quieren reivindicar.

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