Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.
Andalucía, un DAFO para el PP de Pablo Casado
A poco más de un mes de las elecciones andaluzas, que se celebrarán el domingo 2 de diciembre, los nervios andan desatados entre algunos miembros de la nueva cúpula directiva del Partido Popular. La primera cita con las urnas del nuevo PP le llega demasiado pronto a Pablo Casado, presidente del partido desde hace solo tres meses.
Aunque no ha parado desde julio, a Casado se le acumula el trabajo y, recientemente, los contratiempos.
La convención con la que quiere rearmar a su partido tras la caída de Mariano Rajoy del Gobierno y su salida del liderazgo de la formación ha tenido que aplazarla a enero, precisamente porque coincidía la fecha primera que había fijado con la que determinó después Susana Díaz para los comicios andaluces.
Ha visto la resistencia que muestra Ciudadanos y la pujanza con la que está entrando Vox en la pugna por el electorado de derechas.
Y está cosechando las primeras críticas internas -por ahora, sólo en privado- por su exceso de protagonismo, por los errores flagrantes de algunos de sus lugartenientes -especialmente los de su portavoz en el Congreso, Dolors Montserrat- y por el excesivo peso que, según algunos “casadistas maltratados”, han tomado en la dirección nacional algunos nombres que en las primarias no estaban en el equipo del luego ganador sino en el de María Dolores de Cospedal. “Miras alrededor en los distintos órganos de gobierno del partido y te preguntas si las primarias no las ganó en realidad Cospedal”, cuenta un casadista no maltratado.
Así las cosas, las elecciones andaluzas van a ser un hito muy significativo que marcará el mandato de Casado como líder el PP. Para bien o para mal. Para muy bien o para muy mal. Y la distancia entre el éxito y el fracaso puede estar en muy pocos miles de votos. Serán un hito y serán también una buena ocasión para hacerle al PP de Casado un DAFO, esa técnica de análisis por la que se le miden las Debilidades, las Amenazas, las Fortalezas y las Oportunidades (de ahí el acrónimo DAFO) a una empresa, una institución, un proyecto o una persona.
Menos de cien días después de la llegada de Casado al liderazgo del Partido Popular, las debilidades y las fortalezas empiezan a perfilarse. Entre las primeras, un cierta sensación de empanada ideológica en el líder, y de baile en algunos asuntos entre posiciones de derecha y de extrema derecha; un equipo de dirección bisoño y con abundancia de pesos mosca, ni siquiera peso ligero; el cabreo interno de algunos fieles por no haber sido recompensados y por el mucho poder dado a los cospedalistas; la ausencia de candidatos pujantes para algunas grandes plazas en las próximas autonómicas y municipales; la larga sombra de Aznar extendiéndose sobre el partido, no se sabe bien si para dirigirlo sin que se le vea la mano o si para fusionarlo con Ciudadanos y con Vox...
Entre las fortalezas, la gran capacidad de trabajo de Casado; su dominio de la comunicación; el entusiasmo que ha sabido trasladar a sus bases en la tarea de reactivar al PP; la habilidad con la que ha frenado, al menos por ahora, al rampante Ciudadanos de hace unos meses; la ausencia de rivales internos...
Las elecciones andaluzas ahora y las municipales y autonómicas en poco más de medio año van a marcar el perímetro exacto de las amenazas y de las oportunidades del PP de Pablo Casado. Superar en Andalucía a Ciudadanos sería un alivio; sumar juntos lo suficiente como para desalojar al PSOE del Gobierno resultaría una victoria estratosférica. En el otro lado de las hipótesis, verse superado por Ciudadanos en las urnas andaluzas sería un drama; caer al cuarto lugar tras ser pasado incluso por Adelante Andalucía (la coalición formada por Podemos e Izquierda Unida),como dice alguna encuesta, una tragedia que podría extenderse por efecto dominó a oros escenarios del próximo ciclo electoral, incluidas las generales cuando toquen.
Ningún otro lídernacional -ni Pedro Sánchez, ni Pablo Iglesias, ni Albert Rivera- se juega tanto como Casado en esos comicios andaluces en los que ni siquiera es candidato. O sí, quizás en el fondo sí lo sea. Candidato a refrendar su liderazgo en el PP o a que se le empiece a cuestionar.
Sobre este blog
Arsenio Escolar es periodista y escritor. Con sus 'Crónicas lingüísticas del poder' –información, análisis y opinión de primera mano–, entrará semanalmente en elDiario.es en los detalles del poder político, económico, social... y de sus protagonistas. Con especial atención al lenguaje y al léxico de la política.