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Cuando el arte se torna inclusivo

Gorka Ascorbebeitia

Bilbao —

La creación artística tiene la facultad de convertirse en un potente arma para fomentar el elitismo o la mejor herramienta para romper las barreras que separan a las personas. Todo depende del propósito con el que se blanda y la forma en la que se utilice. En esta segunda vertiente, Bilbao está a punto de ver nacer una academia que impulsa la inclusión precisamente a través del arte. A partir de septiembre, dos licenciadas en Bellas artes y una diplomada en Educación especial abrirán una escuela en Basurto para ayudar a las personas con discapacidad intelectual o psíquica a desarrollar su vocación creativa y conseguir su integración gracias a la exposición de sus obras.

La academia FormArte estará situada en la calle Zankoeta, al lado del centro cívico municipal de Basurto, y abrirá sus puertas la primera semana de septiembre. De hecho, a partir del lunes, día 2, sus tres socias atenderán allí mismo a los interesados en matricularse. El proyecto nace de dos experiencias similares desarrolladas con éxito en Hamburgo (Alemania) y Oakland (Estados Unidos). Sus principales objetivos son ayudar a desarrollar la creatividad de sus alumnos y fomentar el desarrollo y la exposición de sus obras. Para ello, utilizarán todo tipo de herramientas y modalidades artísticas, como la pintura, la escultura, el escaparatismo o el diseño gráfico, todas ellas de una forma muy práctica.

La idea principal detrás del proyecto es que la expresión artística puede ayudar a despertar la creatividad de las personas con discapacidad intelectual o psíquica. “No todo el mundo llega a desarrollar una vocación, pero en muchos casos se trata de una actividad muy positiva que les ayuda a relacionarse e integrarse”, explica Ana Urgoiti, una de sus promotoras. Por este motivo, la propuesta que hace FormArte a los tutores de las personas que se vean interesadas por la iniciativa es que hagan la prueba y acudan a sus clases durante un mes. “En ese tiempo nosotras ya vemos si la actividad les puede interesa o no y si les va a resultar beneficiosa”, detalla Urgoiti.

El tratamiento a cada uno de sus alumnos será “individualizado”. En un primer momento buscarán que se familiaricen con las diferentes técnicas hasta que encuentren aquella modalidad en la que estén más a gusto. Una vez desarrolladas sus destrezas, la idea es que desarrollen una obra completa y lleguen a exponerla. De buenas a primeras, ya han acordado con las tiendas de la zona plantear un concurso de escaparates entre sus alumnos. Asimismo, están conversando con salas de exposiciones y otros espacios para que “el día de mañana puedan sacar sus trabajos a la calle”.

Arte como terapia

Las tres socias de FormArte han visitado los proyectos americano y alemán y han podido observar los “muchos beneficios” que tienen para sus alumnos. “Uno de las más importantes es que les ayuda a mejorar su autoestima y a relacionarse con naturalidad”, observa Urgoiti. “Aprenden a experimentar con herramientas nuevas e impulsan su creatividad, lo cual les ayuda a desarrollarse a nivel personal”, añade. Por encima de todo, la profesora de FormArte cree que la ventaja fundamental es que “el arte es terapéutico en sí mismo”.

Además de su licenciatura en Bellas Artes, Ana Urgoiti tiene un master en Investigación y Creación Artística y actualmente se encuentra preparando una tesis doctoral sobre su aplicación para fomentar la inclusión de personas con discapacidad intelectual y psíquica. Acaba de colaborar durante un año en la Asociación de apoyo a las personas con discapacidad intelectual de Bizkaia precisamente con un proyecto de similares características. Al final del mismo, sus alumnos expusieron en público sus trabajos. “Ha sido todo un éxito y una experiencia muy satisfactoria tanto para ellos como para mi”, relata. “Ahora bien para trabajar en este campo hace falta tener una vocación muy fuerte”, puntualiza.

Además de las modalidades específicamente pensadas para las personas con discapacidad intelectual, en FormArte también ofrecerán cursos abiertos para todos los públicos, tengan una discapacidad o no. Aunque el tratamiento será menos personalizado que en las lecciones especializadas, Urgoiti cree que será la “mejor manera de trabajar la inclusión”. Incluyen una modalidad pensada en niños y adolescentes de hasta 14 años para los sábados a la mañana y otra para adultos a última hora de la tarde los días de labor.

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