El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.
Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.
Mucho trabajo por hacer para el Gobierno. Coser las diferencias internas, por ejemplo. Restañar, en lo posible, las heridas con Podemos o Junts y, aunque menos profundas, cicatrizarlas también con ERC y vascos variados, todos ellos algo más que inquietos ante un Pedro Sánchez tocado
El Ojo izquierdo nació en El País en 2010 y prolongó su vida durante diez años en la cadena SER, con vivienda propia en el Programa Hoy por Hoy, primero con Carles Francino, después con Pepa Bueno y finalmente con Àngels Barceló.
Ahora se instala con comodidad en elDiario.es, donde es de esperar que se mantenga incólume la aviesa mirada de su autor, José María Izquierdo.
“Tú no puedes volver atrás /porque la vida ya te empuja /como un aullido interminable”, escribió José Agustín Goytisolo y cantó Paco Ibáñez. Así que dejemos bien muerto y enterrado a este feo, espantoso, 2025 y vestidos con una túnica naranja que es un primor, salpicada de pedrerías y con un sol majestuoso así, en mitad del pecho, tal que Rappel de mercadillo, echemos al aire este Ojo tan raro que tenemos compartido con todos ustedes para intentar escudriñar qué nos traerá el 2026, haga usted el favor, le decimos, de portarse algo mejor con los pobres y desgraciados de izquierdas, o sea, todos nosotros. Y hoy callaremos sobre las miserias de Europa, que ya tenemos bastantes desgracias. Pero dejemos constancia escrita de que se trata de un desastre de consecuencias desconocidas que puede someternos inermes ante el feroz Trump, las fuerzas salvajes de la ultraderecha y los milmillonarios neofascistas.
Al 26. Ya sabemos, somos listísimos en este rinconcillo, que el PP va a seguir con su política de lanzallamas y gas mostaza, dispuestos a arrasar con lo que se ponga por delante, vidas y haciendas incluidas. También estamos al cabo de la calle de que el partido judicial seguirá lanzando misiles -porque somos, claman, la defensa de occidente ante el ataque de los bárbaros capitaneados por Pedro Sánchez, su mujer, su hermano y todo lo que se menee en ese espacio- que si no tenemos pruebas las compensamos con mucha imaginación y rimeros de desvergüenza, y ya haremos el traje a la medida que corresponda. Tampoco cesarán en la zapa los medios a soldada, esa bazofia dizque independiente y adalides del periodismo de investigación, te doy tanto y tú insultas a los sociatas hasta que se te caiga la mandíbula. Y entre medias de un año cargado de elecciones, no se olviden de que esta estación está en curva, así que tengan cuidado de no introducir el pie entre coche y andén, lo que significa que no vamos a tener más remedio que salpicar las pausas entre urnas con un susto que unas veces corresponderá a Ábalos, otras a Koldo y en lugar destacado, a Cerdán. Más Leire y expresidentes de la SEPI. Y esperar a que no haya nuevos protagonistas en la plaga de la corrupción. La sal de la vida. Cuidado, mucho cuidado. Hombre, Ojo, dirán ustedes y con razón, ¿ni un rayo de esperanza? Ah, no, eso no, arriba la frente, que “la vida es bella, ya verás /como a pesar de los pesares /tendrás amigos, tendrás amor”, que así seguían los versos de Goytisolo. El optimismo, desbordado. Las ganas de defender en lo que creemos, intactas.
Bien. Extremadura, la primera en la frente. Pasó lo que esperábamos, pero de manera mucho más grave, infinitamente peor de lo previsto. Un horror. Guardiola engordó estúpidamente a Vox y se ató aún más a la ultraderecha, mientras el PSOE fue masacrado, destrozado por un electorado que huyó de Gallardo como de la peste. La subida de Unidas -la única buena noticia- no compensa la caída socialista. Ampliemos. Lo primero y más importante: el voto ha girado de izquierda a derecha de forma abrumadora. Asumamos la realidad, dura como el pedernal. Es verdad que el PP se pegó un tiro en el pie, atado de pies y manos ante Vox, píseme, escúpame, que lo único que han logrado los ignaros asesores de Guardiola, pero también los de Feijóo, es que las exigencias de Abascal para conceder la mano de la novia sean ahora gigantescas. Si no quieres chocolate, dos tazas. Ahora ya tenemos claro que el PP sólo puede gobernar en cualquier lugar del planeta si Vox se lo permite, previo pago de su importe: recortes en gasto público y ayudas sociales, guerra a los inmigrantes, abolición o disminución de derechos de las minorías. El ideario ultra, vaya. ¿Sonríen en Génova porque van a sudar sangre, pero el PSOE se ha pegado un leñazo? Allá cada uno con sus aberraciones.
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