“Tú no puedes volver atrás /porque la vida ya te empuja /como un aullido interminable”, escribió José Agustín Goytisolo y cantó Paco Ibáñez. Así que dejemos bien muerto y enterrado a este feo, espantoso, 2025 y vestidos con una túnica naranja que es un primor, salpicada de pedrerías y con un sol majestuoso así, en mitad del pecho, tal que Rappel de mercadillo, echemos al aire este Ojo tan raro que tenemos compartido con todos ustedes para intentar escudriñar qué nos traerá el 2026, haga usted el favor, le decimos, de portarse algo mejor con los pobres y desgraciados de izquierdas, o sea, todos nosotros. Y hoy callaremos sobre las miserias de Europa, que ya tenemos bastantes desgracias. Pero dejemos constancia escrita de que se trata de un desastre de consecuencias desconocidas que puede someternos inermes ante el feroz Trump, las fuerzas salvajes de la ultraderecha y los milmillonarios neofascistas.
Al 26. Ya sabemos, somos listísimos en este rinconcillo, que el PP va a seguir con su política de lanzallamas y gas mostaza, dispuestos a arrasar con lo que se ponga por delante, vidas y haciendas incluidas. También estamos al cabo de la calle de que el partido judicial seguirá lanzando misiles -porque somos, claman, la defensa de occidente ante el ataque de los bárbaros capitaneados por Pedro Sánchez, su mujer, su hermano y todo lo que se menee en ese espacio- que si no tenemos pruebas las compensamos con mucha imaginación y rimeros de desvergüenza, y ya haremos el traje a la medida que corresponda. Tampoco cesarán en la zapa los medios a soldada, esa bazofia dizque independiente y adalides del periodismo de investigación, te doy tanto y tú insultas a los sociatas hasta que se te caiga la mandíbula. Y entre medias de un año cargado de elecciones, no se olviden de que esta estación está en curva, así que tengan cuidado de no introducir el pie entre coche y andén, lo que significa que no vamos a tener más remedio que salpicar las pausas entre urnas con un susto que unas veces corresponderá a Ábalos, otras a Koldo y en lugar destacado, a Cerdán. Más Leire y expresidentes de la SEPI. Y esperar a que no haya nuevos protagonistas en la plaga de la corrupción. La sal de la vida. Cuidado, mucho cuidado. Hombre, Ojo, dirán ustedes y con razón, ¿ni un rayo de esperanza? Ah, no, eso no, arriba la frente, que “la vida es bella, ya verás /como a pesar de los pesares /tendrás amigos, tendrás amor”, que así seguían los versos de Goytisolo. El optimismo, desbordado. Las ganas de defender en lo que creemos, intactas.
Bien. Extremadura, la primera en la frente. Pasó lo que esperábamos, pero de manera mucho más grave, infinitamente peor de lo previsto. Un horror. Guardiola engordó estúpidamente a Vox y se ató aún más a la ultraderecha, mientras el PSOE fue masacrado, destrozado por un electorado que huyó de Gallardo como de la peste. La subida de Unidas -la única buena noticia- no compensa la caída socialista. Ampliemos. Lo primero y más importante: el voto ha girado de izquierda a derecha de forma abrumadora. Asumamos la realidad, dura como el pedernal. Es verdad que el PP se pegó un tiro en el pie, atado de pies y manos ante Vox, píseme, escúpame, que lo único que han logrado los ignaros asesores de Guardiola, pero también los de Feijóo, es que las exigencias de Abascal para conceder la mano de la novia sean ahora gigantescas. Si no quieres chocolate, dos tazas. Ahora ya tenemos claro que el PP sólo puede gobernar en cualquier lugar del planeta si Vox se lo permite, previo pago de su importe: recortes en gasto público y ayudas sociales, guerra a los inmigrantes, abolición o disminución de derechos de las minorías. El ideario ultra, vaya. ¿Sonríen en Génova porque van a sudar sangre, pero el PSOE se ha pegado un leñazo? Allá cada uno con sus aberraciones.
Leñazo, decimos. Poca cosa para describir la realidad. La debacle ha sido espectacular. Un candidato rematadamente malo -adiós, Gallardo, muy buenas- y una situación generalizada de desánimo han confluido para que el votante socialista se quedara en casa para engordar una enorme abstención. Nada les animaba a votar a Miguel Ángel Gallardo, pero tampoco a las siglas PSOE. Tomen nota en Ferraz, por favor. Ya no hay solución -por ahora, claro- para las tierras donde gobernaron Ibarra o Fernández Vara, pero afinen la puntería y átense los machos para las próximas confrontaciones regionales. Ejemplo: tienen que hacer crecer a Pilar Alegría para disputar a Azcón el 8 de febrero la presidencia aragonesa de verdad, no como la pamema de Extremadura. Echen los restos en una gran campaña. Pero sobre todo trabajen en Madrid para revitalizar al PSOE en su conjunto, medidas importantes en viviendas, en ayudas sociales, en dependencia y aprendan de una vez por todas, que ya tienen una edad, a vender las cosas que hacen. A Alegría, que es de quien hablamos ahora, no se la apoya con besos, abrazos y otros arrumacos del líder en mítines que solo interesan a los ya convencidos. El manto que necesita la aspirante son acciones reales, con dinero contante y sonante, esto hemos hecho los socialistas y contar en paralelo, por supuesto, esto no ha hecho o esto ha destruido la derecha.
Aún es pronto para hablar de Castilla y León, elecciones el 15 de marzo, y más todavía de las andaluzas, en un día indeterminado de junio. La primera tendrá más relevancia por número de votantes, 1.200.000, que Extremadura o Aragón, en torno a los 600.000 votantes. En Andalucía ya llegamos a 3.800.000, con el añadido de que allí se presenta un auténtico peso pesado del gobierno socialista, la vicepresidenta María Jesús Montero, frente a un presidenciable evidente del PP, Juan Manuel Moreno, la sonrisa del régimen como en su día lo fue aquel inefable ministro franquista José Solís, el de “las asociaciones son como las mujeres, cuanto más se usan, más se ensanchan”. De Moreno, por ahora, tenemos los cribados. Que tampoco está mal.
Mucho trabajo por hacer para el Gobierno. Coser las diferencias internas, por ejemplo. Restañar, en lo posible, las heridas con Podemos o Junts y, aunque menos profundas, cicatrizarlas también con ERC y vascos variados, todos ellos algo más que inquietos ante un Pedro Sánchez tocado. Permitan al Ojo que en este punto haga un inciso sobre esas izquierdas muy de izquierdas, porque todavía en Podemos no nos han explicado con claridad eso que dijo Ione Belarra de que ha sido el PSOE con sus políticas de derechas quien ha llenado de votos el saco de Vox. El razonamiento es parecido a la exigencia de Sumar, Yolanda Díaz tronante, hágase un cambio radical en la política del Gobierno y la necesidad de volcar un camión de medidas hacia fuertes posiciones de izquierda. No discutirá el Ojo esa falta de soluciones de problemas muy importantes, pero antes quiere recordar que ellos, sí, ellos y ellas, Belarra, Iglesias, Montero, Díaz, Urtasun, Garzón, Castells, Bustinduy, Mónica García, Sira Rego y alguno más, han estado (o están) en el Gobierno. Y querría hacerles una pregunta: ¿por qué ninguna de las dos marcas, tan consecuentes, tan cumplidoras de los deseos de justicia de la sociedad, han sido capaces de hacer llegar el voto, fiel reflejo de esas ansias del pueblo de políticas más sociales a sus partidos y han dejado que se fueran a Vox? ¿Qué han estado haciendo? ¿En qué han trabajado? ¿En qué han empleado a sus dirigentes, a sus bases? ¿Dónde ha quedado su capacidad de atracción hacia los más desfavorecidos? ¿Cómo no han sabido emplear sus muchas lecturas, sus trabajos denodados y sus muchos dineros oficiales, en atraer a los obreros, a los desfavorecidos, a los jóvenes sin vivienda a su seno, que una gran parte de ellos han preferido votar a las águilas negras de los fascistas?
Retornemos al paseo por el calendario, porque a la hora de situarnos en las andaluzas, allá por el cálido estío, todavía no hemos dado respuesta a una pregunta que flota en el ambiente: ¿adelantará Sánchez las generales o llegaremos hasta el 27? Hay analistas que creen que si el PSOE pierde Aragón y Castilla y León, y los sondeos para María Jesús Montero son malos, podría unir esos comicios andaluces con las generales. Convendría hacer una disquisición previa, al alcance incluso de aquel que asó la manteca. Las elecciones las convocará Pedro Sánchez cuando crea que más le conviene. ¿Fácil, verdad? Pues aún hay cantamañanas que creen que deben ser Feijóo, Abascal, Felipe González, el arzobispo medio golpista o incluso Perico el de los palotes, quienes pasen la orden al BOE para convocarlas. Ya se pueden desgañitar con esa estupidez de recurrir a la falta de patriotismo del presidente del Gobierno, porque los ciudadanos, qué digo, la sacrosanta España, la de Indívil, Mandonio y la polímata Díaz Ayuso ya no pueden vivir de esta manera ni un segundo más, atenazadas sus vidas por la feroz dictadura sanchista.
Decíamos que la vida política va a transcurrir en 2026 como ya lo hizo en 2025: a rebufo de la corrupción y de las togas. Pero quizá, sólo quizá, no todas las noticias de ese ámbito vayan siempre a favorecer la estrategia descarnada de la derecha. Porque aunque no hay nada seguro, también es posible que el Constitucional habrá podido para entonces restituir la verdad en el caso de García Ortiz, Puigdemont se paseará por las Ramblas, toda la cúpula del Ministerio del Interior de Rajoy, encabezada la procesión por el santo varón Jorge Fernández Díaz, apretado el cilicio, comparecerá ante la justicia para explicar la operación Kitchen, maniobra desesperada para huir de la vergüenza de la Gürtel, tendremos noticias del caso Montoro y su séquito de Hacienda, sin olvidarnos, quiá, del novio de la reina del vermú, el empleado clandestino de la Quirón, que ya habrá cantado ante los jueces la coplilla sobre sus juergas financieras, incluidas esas empresas fantasma para defraudar al fisco. El equilibrio judicial, tan inestable, lo mismo se vuelve un poco más centrado entre las fuerzas en presencia.
O sea, que nadie tiene ni la menor idea del panorama al que nos enfrentaremos en junio. Atrévanse, con este bodegón que hemos pintado, a apostarse el yate a que Pedro Sánchez estará ya kaput, como pronostica Tellado a cada hora o bien lucirá el ex jugador de baloncesto su aspecto más pinturero, los enemigos me los como crudos.
Y otra vez Goytisolo: “Tu destino está en los demás /tu futuro es tu propia vida /tu dignidad es la de todos /Otros esperan que resistas /que les ayude tu alegría /tu canción entre sus canciones”.
Adenda: Hay un alcalde racista en Badalona, tipo importante en el PP, que ha tenido el cuajo de expulsar a desnuda calle a 400 seres humanos, desprovistos de cualquier aditamento con el que se reconoce tal categoría: sin techo, sin alimentos, sin cuidados médicos. Ya, claro, son inmigrantes, que dicen todos los vecinos racistas de la citada población, que son muchos y vociferantes. Tanto lo son como católicos de ir a misa diaria y en esta iglesia no entra un negro. Esto es, se trata de seres infrahumanos, susceptibles de ser odiados y/o despreciados hasta el escarnio.
Viñeta antigua de Chumy Chúmez. Dos mendigos intentan taparse con unos harapos deshilachados bajo una tremenda tormenta de nieve acompañada de un viento huracanado, y uno le dice al otro: “¡Tengo unas ganas de que llegue el verano para pasar sólo hambre!”.
Gaza, siempre.
Felices fiestas.
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