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Santander da un paso más en la privatización de su oferta museística

Proyecto para reformar la sede del Banco Santander en el Paseo de Pereda.

Javier Fernández Rubio

El Palacete del Embarcadero fue el escenario elegido este viernes para la puesta en sociedad de la reforma de dos edificios del Banco Santander que permitirán abrir al público la importante colección del Grupo financiero y que harán de facto que la principal oferta museística de la capital esté en manos privadas.

Junto al Centro Botín, al final de la legislatura abrirá sus puertas la Colección Santander, que se ubicará en la actual sede noble del Paseo de Pereda, que se verá sometida a una profunda reforma dentro de un año y abrirá sus puertas como museo tres años después. Paralelamente, el banco acometerá la reforma de la antigua sede del Banesto, en Hernán Cortés, en la que alojará sus dependencias. Ambas reformas le costarán a la entidad que preside Ana Botín 60 millones de euros y serán proyectadas por los estudios de los arquitectos David Chipperfield y de Antonio Cruz y Antonio Ortiz.

Con el Museo de Bellas Artes de Santander (MAS) todavía KO tras el incendio, la sede del Museo Reina Sofía dependiendo de los vaivenes políticos del Gobierno central y el proyecto de sede estable del Museo de Prehistoria (Mupac) sin contar todavía con un proyecto, la gran oferta museística de Santander seguirá capitalizada por la iniciativa privada. Capitaneada por el Centro Botín y la Fundación Botín que lo gestiona, la privatización de la oferta quedará reforzada por otra de envergadura: la colección del Banco Santander que se instalará en pleno Paseo de Pereda.

Los museos públicos en Santander y la oferta vinculada a las artes plásticas en general no tienen tanta suerte cuando caen en manos de lo público. Aquejados de provisionalidad o instalaciones que bordean el surrealismo, el patrimonio artístico local y regional se aloja en aparcamientos subterráneos, bajo una gran plaza, bajo el solado de dos cafeterías, en el hall de una biblioteca pública, un polideportivo, un faro y en la sede de una Fundación vinculada a otro banco, Liberbank. Este es el caso, respectivamente, de la instalación que mantuvo un fragmento de los viejos muelles de Santander, de la sede eternamente provisional del Mupac, del Centro Arqueológico de la Muralla, del Museo del Deporte en el Palacio de Deportes, del Centro de Arte Cabo Mayor y del Museo de Bellas Artes cuyos fondos y exposiciones se han trasladado al Casyc mientras se recupera del incendio que asoló la sede propia. El único museo con sede genuina, aunque con una actividad expositiva temporal pobre, es el Museo Marítimo del Cantábrico.

Una vez restaurado el Museo de Bellas Artes (el de Bilbao acomete su segunda ampliación, esta vez de la mano de Norman Foster) y que el Mupac encare la construcción de su sede definitiva, la oferta museística pública recuperará protagonismo con dos proyectos más en ciernes: la sede asociada del Reina Sofía (que albergará la colección del Archivo Lafuente) y la sede en Gamazo de la Colección Enaire, vinculada a AENA y el Ministerio de Fomento.

60 millones

El Banco Santander invertirá un total de 60 millones de euros en reformar sus dos sedes. En el caso de la sede social del banco, la del Paseo de Pereda, se acristalará parte del característico arco del edificio y se abrirá la terraza superior con un café-bar, mientras que la de Hernán Cortés será la sede territorial de la entidad y también contará con una azotea acristalada accesible.

Las obras de remodelación de ambos edificios pueden comenzar en un año, aunque depende del Ayuntamiento de Santander y el Gobierno regional, y el plazo de ejecución de los trabajos será de 36 meses en la sede del Paseo Pereda y 20 en la de Hernán Cortés.

El museo permitirá la exposición del millar de piezas de la colección de arte del Grupo Santander, con piezas de El Greco, Rubens, Picasso, Miró y Chillida, una colección “única” de la evolución del dinero -monedas y billetes-- con piezas desde el siglo III a.C., y tapices de los siglos XVI al XVIII. A todo ello se sumará exposiciones temporales, ha explicado Ana Botín hoy en la capital cántabra.

En el caso del proyecto del Paseo Pereda, ha dicho que el Banco Santander quiere que “sea más que un museo” y, por ello, contará con espacios polivalentes con tecnología para ayudar a los emprendedores de Cantabria.

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y la alcaldesa de Santander, Gema Igual han mostrado su agradecimiento a Ana Botín y a toda la familia Botín-O'Shea por “regalar” este nuevo proyecto a la ciudad y a la comunidad, con el que “revalidan su compromiso y su vínculo” con la tierra donde nació la entidad financiera.

El presidente cántabro, que ha agradecido que la familia Botín y el Santander sigan “dejando huella en esta tierra”, ha pedido a Ana Botín que le “gustaría inaugurar este centro como presidente”. “Ana, te tengo que pedir una cosa. Tengo 76 años y me gustaría inaugurar este centro como presidente. Hazlo por favor, no me obligues a presentarme otra vez a las elecciones”, ha dicho Revilla en “broma”.

Cambios arquitectónicos

El arquitecto David Chipperfield es el encargado de “transformar” la sede social del Paseo Pereda con un actuación en la que destacarán el acristalamiento de parte del característico arco del edificio, aunque mantendrá espacio para que continúe pasando por debajo el tráfico, y la apertura de la terraza superior del edificio con un café-bar.

La intervención en el arco será lo más llamativo del proyecto y no sólo por el acristalamiento de parte del mismo, sino porque será una pasarela a través de la cual se conectarán los dos bloques del edificio y porque en el centro se creará una escalera por la que se podrá subir a la terraza superior, en la que, además de una cafetería, se incrementará en altura para crear arriba del todo una sala multiusos acristalada.

En cuanto a la remodelación del edificio de Hernán Cortés, donde pasará a ubicarse la sede territorial de Banco Santander, el estudio de Cruz y Ortiz ha previsto su transformación en una oficina, aunque el público podrá acceder a la azotea, donde se generará un gran área acristalada.

En esta zona, a modo de lucernario, habrá una estructura también de cristal desde la que entrará la luz natural al edificio, en el que, según ha explicado el arquitecto Antonio Ortiz, se aprovechará el sótano, en donde antiguamente estaban las cajas fuertes, para crear un patio central con despachos o salas a los lados, mientras que en la planta principal estará la oficina y en la segunda y la tercera planta más despachos y salas.

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