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Las 'cloacas' de un centro para menores no acompañados: maltrato institucional, abandono y odio

Celia Álvarez

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El barrio madrileño de Hortaleza ha sido recientemente el foco de las miradas de todo el país. El ataque con una granada al centro de menores no acompañados de la zona despertó todas las alarmas en una sociedad en la que la extrema derecha no cesa en su difusión de mensajes xenófobos y racistas respecto a estos menores. 

Julio Rubio, educador social de Hortaleza, presentará este sábado 11 de enero el libro 'El parque. La infancia entre cartones'. El acto se desarrollará en la librería La Libre de Santander a partir de las 19.00 horas. Se trata de un ejemplar escrito ''desde la impotencia y la necesidad de desahogo'' y que pretende ''hacer visible la realidad'' ante el ''invisibilizado maltrato institucional que existe en el sistema de protección'' de los menores. Parte de la recaudación estará destinada a la compra de artículos de primera necesidad para los menores que viven fuera del centro.

''Es una olla a presión''. Así define Julio al centro de menores no acompañados de Hortaleza en conversación con eldiario.es. Él, que como educador tiene una 'experiencia directa con el sistema de protección, baja a menudo al parque de su barrio para ver cómo es el día a día estos chavales. ''Les damos comida y mantas, y les indicamos a qué fundaciones pueden ir para recibir ayuda'', cuenta.

Julio relata cómo ven a diario que ''el centro de menores les maltrata, les pega, no les deja volver hasta las nueve y no les deja entrar aunque llueva''. Tal es la situación a la que se enfrentan, que los menores ''prefieren la calle que volver al centro, con todo el deterioro que eso implica'', desvela Julio, que lo considera una consecuencia del ''maltrato'' y del ''abandono total que ejerce el sistema de protección''.

Y no solo eso, sino que, según el educador, dicho sistema ''criminaliza la ayuda de los vecinos''. ''Si veo a un chico consumiendo disolvente y me lo llevo a casa, me pueden denunciar por sustracción de menores. No solo les echa a la calle, sino que bloquea toda ayuda'', denuncia indignado.

A estos chavales, en muchos casos procedentes de Marruecos, ''se les trata mal en todos los sitios para que se vayan , ya que si les tratas bien pueden provocar el efecto llamada y ser el apocalipsis'', dice Julio de forma irónica en alusión a la percepción social que se ha adquirido en la ciudadanía desde la divulgación de mensajes racistas por parte de la ultraderecha.

''Ellos lo ven porque han vivido palizas de gente organizada de extrema derecha'', revela. No obstante, los actos racistas se han convertido en algo cotidiano en la vida de estos chicos, ya que ''mi novia ha ido con uno de estos chavales a comprar ropa y ha vuelto hecha polvo porque ves cómo una señora se agarra el bolso en el metro y notas las miradas y la tensión'', cuenta anticipando uno de los capítulos de su libro. Además, el educador cree que sacar a estos menores de los centros supone que ''los vecinos estén mal porque hay follones y acaben votando a Vox''. ''Es una rueda de odio'', sentencia.

Respecto a los profesionales que trabajan en los centro de menores no acompañados, Julio les califica como ''vigilantes de seguridad disfrazados'', puesto que considera que abogan por la contención en vez de la pedagogía. ''En los centros no hay crianza ni educación'', critica.

''Los educadores están quemados y hay odio y una violencia continua hacia los menores'', sostiene el educador. Además, asegura que ''muchas veces el educador es peor que el vigilante, porque el vigilante te pega con la porra pero el otro te habla de tu madre y te desestabiliza. Sabe por dónde ir''. Sin embargo, cree que ''es una cadena'' en la que ''el maltrato viene desde arriba, pero el de arriba nunca tiene responsabilidades''.

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