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Cambiar el modelo energético como solución a la pobreza eléctrica: la lucha del cooperativismo frente a los oligopolios

Redes eléctricas.

Blanca Sáinz

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La semana de la pobreza energética concluyó en uno de los años más complicados que le ha tocado vivir, y es que el contexto de pandemia y de parálisis económica no ha dado tregua en un invierno especialmente marcado por el “tener que quedarse en casa”. Sin embargo, y desde las profundidades, la creación de un nuevo modelo energético ahonda en la mente de cada vez más personas. Bienvenidos al mundo de las energías renovables.

Solo en el año 2020, 1.311.662 personas solicitaron el conocido como ‘bono social’, una medida introducida en junio de 2009 que busca compensar el precio de la luz. En Cantabria, este número asciende a 12.796 personas que no pueden pagar la energía -tanto eléctrica como térmica- que les permite tener unas condiciones de vida saludables. No obstante, este bono que subvenciona entre el 25% y el 40% se refiere a la energía consumida en el hogar y no al precio final de la factura, algo que algunos sectores critican desde el mismo momento de creación de la ayuda.

Uno de estos colectivos a los que esta subvención no convence del todo es Solabria, una cooperativa cántabra sin ánimo de lucro que se encarga de comprar energía 100% renovable en el mercado eléctrico y facturarla a las personas consumidoras. “En el bono social están incluidas las familias numerosas, independientemente de su renta y aunque sean millonarios, pueden solicitar una ayuda que tendría que ir dirigida a los que lo necesitan”, indica Gabriel Moreno, socio y fundador de la cooperativa.

Pero su crítica no solo pasa por ahí, ya que las únicas empresas que pueden ofrecer el bono social son las conocidas como ‘el oligopolio’, es decir, las cinco grandes eléctricas que hay en España: Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP Energía y Viesgo/Repsol. “Nosotros en Solabria no podemos ofrecerlo, así que si tienes dificultades económicas, te recomendamos que sigas con el bono social”, señala Moreno.

Así pues, otro de los problemas que se encuentra en el bono social es la falta de medios reales y de voluntad por parte de estas grandes empresas, ya que se estima que las ayudas no llegan al 40% de los posibles beneficiarios, y una de las razones que contribuye a ello es la falta de información. “Las empresas comercializadoras no se lo cuentan a sus clientes, pero debería activarse de forma automática”, explica el miembro de Solabria.

Precisamente esta cooperativa se unió hace unos días a una protesta en Santander, que formaba parte de las convocadas en todo el país durante la semana de la pobreza energética, y lo hizo bajo el lema 'Contra la pobreza energética, no más cortes de luz'.

Reducir el consumo para ser más sostenible y pagar menos

“Si nunca se te bajan los plomos es que estás pagando más potencia de la que necesitas”, comienza explicando el socio de la cooperativa energética. La razón es sencilla: si se contrata una potencia alta, se paga más pero nunca se llega a utilizar y, por el contrario, si se tiene contratada menos potencia, se pagará menos y de vez en cuando se pueden bajar los plomos, pero se estará exprimiendo todo lo contratado. 

Esta parte correspondiente a la potencia entra dentro de la factura en el apartado de 'gasto fijo', por lo que aunque no se esté en casa durante un mes, la comparación con el mes en el que sí se está no es tan alta. En Solabria apuntan a que un 80% de las personas que cambian a su modelo energético tenían contratada más potencia de la que necesitaban e incluso contaban con la 'tarifa plana' en lugar de la 'discriminación horaria', que es otro ejemplo de cómo ahorrar en la energía.

Pese a eso, si hay algo con lo que comulguen en esta cooperativa es con que “la mejor energía es la que no se consume, pero ya de consumirla, es mejor consumirla renovable”. Y es que la energía contaminante, además de dañar al medio ambiente y a la propia salud pública, cuesta más producirla por la falta de fuentes de energía del mercado español. Por lo que, además de comprarlo en el mercado internacional al precio que estimen, hay que pagar, posteriormente, por las emisiones de CO2 que se emiten a la atmósfera.

Por esta razón, pequeñas cooperativas como Solabria buscan cambiar el modelo energético desde la base, ya que la energía renovable es la más barata que existe y, en caso de que así lo requieran los ciudadanos, Red Eléctrica -el organismo regulador- tendría la obligación de dar energía renovable para toda España. “El cambio del modelo energético se basa en que aumente la demanda para conseguir que aumente la producción de renovables”, afirma Moreno.

La energía renovable como “instrumento de lucha”

Como primera y única cooperativa de Cantabria dedicada a la energía verde y limpia, las personas de Solabria admiten que su labor es “romper con un lobby energético con dinámica multimillonaria, donde año tras año se obtienen beneficios económicos en base a un servicio que para nosotros es un derecho”. Así pues, creen en la “soberanía energética” por encima de “los grandes sueldos y las juntas de accionistas”: “Nuestra actividad no es lucrativa y no buscamos beneficio económico, sé que es complicado de entender, pero nos dedicamos a esto con un beneficio social y ambiental, después cada uno tenemos nuestro trabajo”, asevera el socio de la comercializadora.

Aún así, y tal y como cuenta Gabriel Moreno, la duda de los futuros clientes siempre suele ser la misma: si para consumir esta energía hay que cambiar el contador o los enchufes. “No hay una doble red eléctrica, todo se mezcla en la misma, nadie nota nada por consumir energía renovable”, aclara. Por esta razón, más de 500 personas socias ya cuentan en Cantabria con el servicio de esta cooperativa en la que, lejos de aumentar la factura, se puede llegar a reducir hasta en un 30%: “Hemos visto en muchos casos que el oligopolio tiene algoritmos para ir subiendo la factura poco a poco a los clientes que llevan muchos años con ellos”, relata.

Por lo tanto, el primer paso para cambiarse a este modelo energético puede ser pedir el estudio y la comparativa, que es gratuito, aunque como comentan desde Solabria, lo importante es conocer lo valores que hay detrás de cada factura. Una vez llegado a ese punto, solo hay una condición, la de aportar 100 euros al capital social de la asociación, un punto irrenunciable debido a la Ley de Cooperativas. “Pero es un aval único de por vida, y si te vas se te devuelve porque no hay permanencia”, argumentan.

Así pues, para ser cliente es necesario convertirse en persona socia, aunque una persona puede tener varios contratos de la luz de distintos puntos de suministro correspondientes a familiares o amistades. “Quien se asocia puede participar simplemente domiciliando el pago de la luz, o formando parte del consejo rector o en los grupos de trabajo voluntario”, concluye el representante de la cooperativa.

Pero de momento, desde esta pequeña asociación cántabra buscarán seguir concienciando sobre lo negativo de formar parte de un mercado “tan agresivo” para que, poco a poco, vaya aumentando el margen de producción de las energías renovables y que con ello nadie tenga que sufrir de abandono energético.

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