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'Cantabria Finita', la campaña que denuncia un modelo turístico “abusivo” con el territorio: “Es un sucedáneo de Benidorm con menos horas de sol”

Cartel de la campaña 'Cantabria Finita' en una marquesina de Santander

Claudia Sáez

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“Cantabria es finita”. Así lo afirman desde Cantabria No Se Vende (CNSV), la asociación que busca poner de manifiesto que el tan sonado eslogan de 'Cantabria Infinita' se ha quedado obsoleto. De esta forma, han lanzado la campaña 'Cantabria Finita', para denunciar los procesos de “turistificación” que padece la comunidad autónoma y, sobre todo, para tratar de concienciar sobre el impacto social y medioambiental de ese “turismo masivo” al que apunta la organización. En este sentido, se han puesto manos a la obra colocando carteles en paredes y marquesinas de espacios publicitarios bajo este lema, además de haber elaborado un vídeo que han distribuido en redes sociales.

Irene Puente, coportavoz del colectivo, explica que “la campaña surge porque estamos cansadas de escuchar los mensajes que lanzan los políticos cántabros en cualquier acto para llamar al turismo, y vemos como convive esa venta de Cantabria como infinita con prácticas totalmente abusivas con el territorio, y no se dan cuenta de que todo ese atractivo que venden lo destruyen a la vez con grandes construcciones, la ley del suelo o la masificación”. “De esa rabia ante la hipocresía que veíamos decidimos crear esta campaña como si fuese algo publicitario en forma de carteles con los que aludir a que los recursos de nuestra tierra no se merecen una chapa y pintura de cara a los turistas”, recalca Puente en conversación con elDiario.es.

Ya están en marquesinas de Santander, pero no solamente ahí, sino que los carteles pintan las paredes de muchos otros municipios como Castro, Laredo, Comillas, o todo el Valle de Buelna. Y va a más, como apunta la integrante del colectivo, ya que “a raíz de ver los carteles o la campaña en redes sociales muchos vecinos de esos pueblos o de otros nos han mandado mensajes pidiéndonos que les enviemos alguno para colocar, y muchos mensajes de apoyo que siempre se agradecen”, comenta.

Como explica Puente, después de varios veranos batiendo el récord de turistas en la comunidad, desde el conjunto de CNSV vuelven a poner el foco de atención en el modelo de turismo que se está imponiendo cada vez más“, proponiendo ”otro coherente con el proyecto de desarrollo socioeconómico que Cantabria necesita“. ”La gente no viene a nuestra tierra buscando polígonos eólicos, urbanizaciones de pareados, comida basura y hormigón, no tiene sentido alguno decir que se apuesta por un turismo de calidad mientras se apuesta políticamente por un sucedáneo de Marbella o Benidorm, con menos horas de sol“, aseguran desde la asociación.

Además, recuerdan que el verano pasado, en plena pandemia y con el nivel de turismo más alto, “también se notó el malestar de sus habitantes, que en los meses de julio o agosto hallaron sus entornos masificados y degradados, a menudo irreconocibles”. “Cada vez hay más paisanos que comentan lo insoportable que resulta convivir con este modelo turístico, viéndose incluso desplazados de sus prácticas y estancias tradicionales”, lamentan. Por ello, insisten en defender que “debe apostarse por un sector turístico diferente, integrado en la sociedad cántabra, que respete los derechos laborales, que valore y no degrade nuestro patrimonio histórico, natural y cultural. Debe ser complemento de una economía productiva y no su único pilar, pues ha quedado demostrado que las economías diversificadas e independientes resisten mucho mejor cualquier coyuntura”, alegan desde CNSV.

Ley de Suelo y parques eólicos, dos problemáticas a sumar

Pero la campaña tampoco es finita en cuanto a reivindicaciones, ya que no se enmarca solamente en la denuncia del turismo masivo en la comunidad, sino también en otras problemáticas como la nueva Ley de Suelo o en la acumulación de proyectos eólicos, que han suscitado protestas en la región.

En el caso de la primera, la plataforma Cantabria Sostenible, formada por 17 colectivos entre los que se encuentra CNSV, advierte de la “grave amenaza” que supone el proyecto de la nueva Ley de Suelo elaborado por el Gobierno de Cantabria, “para el territorio, la economía, el paisaje y los valores naturales de la región”. La propia Irene Puente lamenta también que “frente a la necesidad de buscar una solución a la despoblación de las zonas rurales, el Gobierno cántabro haya optado por una nueva ley que promueve la construcción frente a la rehabilitación de cientos de casas antiguas que se están desmoronando en muchos pueblos de la comunidad, y que forman parte de la cultura y tradición de estos pueblos”.

Por otro lado, Puente advierte de la amenaza que supone para Cantabria el “sinfín de proyectos eólicos” que se plantean desde comienzo de año, y que suman casi cuarenta en total. Y es que no son pocas las movilizaciones que han realizado junto con otros colectivos bajo el grito 'Así no, nuestros pueblos para vivir', porque, como ya ocurriera con el fracking, “nos venden estos macroproyectos en nombre del progreso, como el maná que va a salvar nuestros valles de la pobreza y la despoblación, pero lo cierto es que supondría su sentencia definitiva de muerte, desvalorizando los terrenos, empeorando la calidad de vida y dejándonos sin el inmenso valor natural y paisajístico que atesoran”, apunta la coportavoz. “Con todos estos proyectos y leyes nos engañan con pan para hoy y hambre para mañana”, sentencia Irene Puente.

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