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Fotos antiguas reconvertidas en arte callejero, el nuevo reclamo para rememorar la historia de los pueblos

Uno de los murales de Steve Camino en Castro Urdiales.

Blanca Sáinz

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Aunque el arte callejero siempre ha sido visto con cierto recelo por una parte de la población, parece que dos ayuntamientos cántabros han conseguido encontrar el punto de equilibrio para reconciliar a generaciones distintas: la que pinta murales y la que sale pintada en ellos.

“En una de las pinturas aparece una mujer que sigue viva aún y me han dicho que ha bajado a hacerse una foto con él... A ver si podemos sacarnos una foto juntos, porque sería muy guay”, cuenta Steve Camino, el artista que ha pintado varias fachadas en Castro Urdiales. Por su parte, a Néstor del Barrio, su homólogo en Villaescusa, también le ha ocurrido una anécdota similar ya que, mientras estaba pintando una locomotora de las que se utilizaba en la mina del pueblo, se le acercó un anciano para contarle que él era quien la limpiaba: “Eso me hizo cambiar el diseño, el nombre y el número de la máquina porque quería que tuviera relación con él”, explica con entusiasmo.

Pero estos proyectos no nacieron directamente de sus artistas, y en ambos casos los ayuntamientos han tenido mucho que ver en la realización de las obras. Así, y comenzando por Villaescusa, su alcalde, Constantino Fernández (PRC), revela a este periódico que todo surgió con la construcción de un parque infantil que requirió, a su vez, la construcción de grandes muros: “Quedaba un poco impactante ver ese pedazo de muro gris, y a aprovechando que en el municipio tenemos un grandísimo artista, se lo consultamos y está quedando espectacular”, declara.

Y aunque Néstor del Barrio, el artista encargado de la obra, aún no ha podido finalizarla, el alcalde reconoce que los murales están siendo un “éxito”, algo que puede tener que ver, según cuenta Fernández a elDiario.es, con la identificación de los vecinos: “Es una alegoría a la minería de Villaescusa por la importancia que ha tenido nuestro pasado minero en el municipio. Hay una locomotora, los propios mineros, una burra sacando el mineral de hierro, objetos como cascos o percutores, y todo con los tonos verdes del municipio y los ocres y rojizos por el mineral”.

Sobre ello, y a pesar de que la petición del alcalde de Villaescusa fue utilizar fotografías del archivo del municipio, Néstor del Barrio reconoce que sí ha aportado su punto de vista creativo y estético para conseguir que todo se viese “más equilibrado” y que funcionase “en conjunto”. Este artista, nacido en la localidad y con un amplio currículum a sus espaldas, reconoce que su interés por el muralismo viene por la propia profesión de pintor: “Es esa capacidad de poder diseñar espacios, ambientes o productos y que lo creativo sea el motor”, dice.

Así, este proyecto es el primero que realiza con su recién estrenada empresa, Quiral, aunque su futuro también se plantea prometedor tras haber firmado su primera exposición individual en la galería Juan Silió, en Santander. A pesar de eso, confiesa que este proyecto le ha “encantado” por todo el feedback que ha tenido por parte de la gente: “El mural ya no es solo una interpretación o un proyecto mío, sino que tiene que ver con el público que lo va a ver... Igual el arte urbano sí que es una manera de mirar al pasado, pero también de hacerlo hacia el futuro”, indica Del Barrio.

Sin embargo, los vecinos de Villaescusa tendrán otra oportunidad para valorar el arte de su artista más reconocido cuando se inicie la recuperación de un edificio que se encuentra en la entrada del municipio: “Quiero que Néstor decore la torreta íntegramente y ahí sí que le voy a dejar total libertad”, bromea el alcalde en referencia a que esta vez la obra ha estado más sujeta a su voluntad.

En el límite de Cantabria con el País Vasco está Castro Urdiales, otro lugar que también ha sucumbido a plasmar su pasado, y presente, marinero retratándolo en fachadas. En este caso el artista ha sido el laredano Steve Camino quien, además de ser tatuador, ya tiene varias obras repartidas por la comunidad y marcadas por su sello: el realismo y los colores suaves. “Hay un mural que es un montaje, pero las otras son fotos reales de calles de Castro. Eso es lo que hace a la gente conectar con las pinturas, y aunque al principio te miren extrañados, después te bajan comida y agua. ¡Hasta tengo a una señora que baja a hacerme fotos todos los días!”, cuenta divertido.

Este proyecto, que fue promovido por la Asociación Cultural Barrio de Los Marineros y se presentó a la convocatoria del Grupo de Acción Costera (GAC), también ha contado “en todo momento” con el apoyo del Consistorio castreño. “Promueve y es un homenaje a esa cultura marinera que representa el barrio de Los Marineros, y que, además, es la esencia de nuestro municipio. Queremos que las nuevas generaciones conozcan y tengan presente la esencia de nuestras raíces y tradiciones y que estas no se pierdan”, explica a elDiario.es la alcaldesa, Susana Herrán (PSOE).

Asimismo, si hay algo que destaque en estos murales es la presencia de las mujeres en el mundo marinero algo, que tal y como cuenta Herrán, nunca ha estado tan visibilizado como la imagen del hombre a pesar de que su trabajo también fuese “esencial”. No obstante, y al igual que ocurre en Villaescusa, la alcaldesa también asevera que las personas mayores se han visto “totalmente representadas” en estas pinturas. “El pasado y el presente están totalmente unidos y, lo que es más importante, uniendo generaciones tan dispares y valorando profesiones y sectores que ahora mismo no tienen la misma fuerza e importancia que hace 50 años”, revela.

Respecto a esto último, Steve Camino narra hasta qué punto han estado involucrados los vecinos con este proyecto con un ejemplo: “El otro día vino la hija de una de las mujeres que estaba pintando en un mural con fotos de su madre. Ella ya había muerto y le comenté a una vecina que la foto tenía poca calidad como para pintar el rostro, así que de repente llegó su hija con cuatro o cinco fotografías que, además, estaban hechas en el mismo sitio y todo”, explica.

Este artista, que se hizo muy reconocido en Cantabria por pintar el túnel de la Atalaya, en Laredo, reconoce, aunque sin dar demasiados detalles, que ya está planificando más proyectos en el municipio, algo que los propios vecinos están incentivando: “La gente viene y me dice que le pida al Ayuntamiento pintar la fachada que tienen cerca de su casa o la de aquella calle, así que yo sí que diría que la reconciliación entre el arte callejero y la población es más que real”, finaliza.

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