Un libro homenajea a Carlos García Valdés, el ‘padre’ del derecho penitenciario en España: “Humanizó las prisiones”

Carlos García Valdés (Madrid, 1947) es el autor de la Ley General Penitenciaria en nuestro país. Data del año 1979, pero sigue en vigor. Abogado y catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Alcalá (UAH) marcó -lo sigue haciendo- toda una época en la historia de derecho penitenciario de España. 

Un libro recuerda ahora su contribución al sistema de prisiones del país, humanizándolo con un enfoque dirigido a la reinserción social. 

Estudios de Derecho Penitenciario en homenaje al profesor Carlos García Valdés (Edisofer, 2025) es una publicación que recopila contribuciones de más de medio centenar de juristas, muchos de ellos discípulos, amigos o estudiosos de su obra. 

“Él fue el padre del derecho penitenciario en España. Lo hizo desde la Universidad de Alcalá, a la que ha estado vinculado desde 1978”, explica Esteban Mestre Delgado, catedrático de Derecho Penal en la universidad alcalaína que ha coordinado la publicación. “Este es un libro homenaje a una trayectoria científica. Estábamos en deuda con él y debía tener reconocimiento público”. 

La publicación intenta conjugar todos los ámbitos vinculados a la ciencia del Derecho penitenciario en una presentación monográfica con enfoque histórico, de Derecho comparado hasta llegar al ámbito internacional, con un análisis de las instituciones vigentes y finalmente propuestas de reforma o actualización de cara al futuro. 

Ahora mismo el derecho penitenciario español es puntero en Europa, no solo por el trabajo doctrinal y científico sino por la inversión económica desde la Transición hasta ahora y por el ambiente de garantías y derechos que se respira en las prisiones

García Valdés se jubiló con 70 años. “Llenaba siempre las clases y fue sin duda el más laureado por los alumnos”, apunta quien fue y se sigue considerando su discípulo. Su legado tiene nombre propio. La ‘Escuela de Alcalá’ o ‘Escuela Valdesiana’, que se expandió desde el ámbito académico hacia el ámbito político, jurídico o penitenciario.

Cuenta Esteban Mestre que “en la Universidad de Alcalá ha sido un símbolo”. Fue decano en el momento de la consolidación de la Facultad de Derecho y creó el Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Policiales. “Somos la única Universidad que tiene un proyecto común con la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior en materia de formación en este ámbito”.

“Ni de derechas ni de izquierdas, ha sido siempre un demócrata”

Carlos García Valdés había acompañado muchas veces a su padre en su labor como médico en instituciones penitenciarias.

Tras finalizar sus estudios en Derecho en Madrid en 1969 ejerció la abogacía defendiendo a quienes habían sido acusados de delitos políticos ante el Tribunal del Orden Público (TOP). Era una jurisdicción especial. “No había jueces de carrera. Todos estaban ahí por designación política, en algunos casos su origen era militar”, recuerda Mestre. El sistema funcionó desde 1963, en la última etapa del franquismo, hasta llegar a la democracia, en 1977.

En 1971 pasó del papel de abogado a convertirse en procesado al defender a un estudiante de Medicina con un argumento que no gustó al TOP. Llegó a ser suspendido durante un año.

“Carlos no ha sido ni de derechas ni de izquierdas. Siempre ha sido un demócrata que se comprometía con los perseguidos, con las personas que resultaban procesadas por ejercer la libertad de expresión o de asociación”, relata Esteban Mestre.

En esa etapa defendía a estudiantes, a sindicalistas y obreros, a profesores o a quienes se habían reunido con personas que no estaban bien vistas por el régimen, a quienes habían escrito un libro incómodo o impartido una conferencia fuera de lo políticamente correcto en la época.

En aquel año de inhabilitación profesional, durante los coletazos del franquismo, se marchó a Italia para realizar una tesis doctoral sobre la reforma del sistema de prisiones español. “Percibió que era un ámbito de actividad excluido del Derecho y en el que a nadie le importaban los condenados porque, o eran muy rojos, o muy delincuentes o muy pobres”, apunta el catedrático.

Por eso, Carlos García Valdés comenzó a escribir sobre cómo se gestionaban las prisiones en otros países y sobre cómo diseñar un régimen penitenciario respetuoso con los derechos humanos.

No fue fácil leer aquella tesis en la Universidad Complutense de la época. “Había un núcleo duro de profesores muy cercanos al franquismo y estos procesos aperturistas no gustaban nada”. Su transcendencia en el ámbito jurídico y penitenciario ha llegado hasta nuestros días porque “humanizó las prisiones”.

En 1978 el director general de Instituciones Penitenciarias, Jesús Haddad, fue asesinado por los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO) y llegó la oferta para que Carlos García Valdés ocupase el cargo. Tenía 31 años. También sufrió en sus carnes otro atentado, del que lograría salir ileso.

“Fue el director más joven de la historia. En 1979 puso en pie una reforma penitenciaria que fue aprobada por asentimiento. La Ley General Penitenciaria sigue en vigor hoy con apenas tres toques cosméticos”. 

Con la ley en marcha, dejó el cargo de Instituciones Penitenciarias para volver a la universidad, aunque siguió colaborando en la elaboración de distintas leyes orgánicas o en la reforma del Código Penal. Dirigió el Centro de Estudios Judiciales y en ese tiempo “fue responsable de la formación de los jueces en España”, apunta Esteban Mestre, entre otras cosas.

“Los centros psiquiátricos penitenciarios necesitan más desarrollo”

La ley penitenciaria apenas ha necesitado actualizarse, pero su desarrollo sí necesita avanzar, en opinión del catedrático. Por ejemplo, respecto a los centros psiquiátricos penitenciarios. “Necesitan un mayor desarrollo”.

En su opinión, hay un problema de “sobrepoblación” en las prisiones. “Falta espacio debido al problema de saturación que hay que resolver”. Después, dice, siempre hay propuestas para mejorar las condiciones de los funcionarios o la asistencia médica de los internos e internas.

Pero, añade, “ahora mismo el Derecho penitenciario español es puntero en Europa, no solo por el trabajo doctrinal y científico sino por la inversión económica desde la Transición hasta ahora y por el ambiente de garantías y derechos que se respira en las prisiones”.

Durante cuatro años formó parte del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes, un órgano del Consejo de Europa. “Me he pateado Europa viendo prisiones y centros de privación de libertad y hay muy pocos comparables con la situación media en España”. Un país, dice, en el que “el índice de reincidencia es bajísimo”, pero siempre hay espacio para la mejora, reconoce el catedrático.

Este verano Carlos García Valdés impartirá una conferencia en uno de los cursos de verano organizados por la Universidad de Alcalá, en Sigüenza (Guadalajara).