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Sobre este blog

Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia

Cómo reconectar la vida urbana con la naturaleza contra la “dinámica depredadora” en las ciudades

Fachada del proyecto 'Cultivando Microalgas' de la UAH, en Alcorcón (Madrid)

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La emergencia climática y su repercusión en el entorno urbano ya no es una cuestión de segundo orden. En nuestras ciudades vivimos, trabajamos y respiramos. Y con el arranque del nuevo siglo se ha instalado una ocupación intensiva del territorio que ha dado la espalda a la naturaleza, al medio ambiente, al agua y a todo aquello que permite una habitabilidad donde la superpoblación se impone a los corredores verdes y a una integración del clima, el paisaje y los ecosistemas.

No es un contexto que pase desapercibido para expertos e investigadores de la regeneración urbana. Y ese es el caso del grupo de investigación ‘Eco-Futuring. Laboratorio de diseño para la ciudad verde’, reconocido como grupo de Alto Rendimiento por la Universidad de Alcalá (UAH). Nació hace 15 años debido a la preocupación de un grupo de profesores y profesoras que ya habían puesto en marcha el Máster en Proyecto Avanzado de Arquitectura y Ciudad.

El motivo de sus inquietudes: la emergencia climática, las cuestiones medioambientales y su repercusión en el entorno urbano. Conscientes de que uno de los mayores desafíos del siglo XXI es precisamente redefinir el modelo de ciudad, trabajan en comprender cómo los retos ambientales, sociales y económicos afectan al entorno urbano y requieren iniciativas que integren el clima, el paisaje y los ecosistemas en el núcleo del diseño arquitectónico y urbano.

Hay que evitar el divorcio entre la naturaleza y el entorno construido

Rosa Cervera Profesora Emérita de Arquitectura de la Universidad de Alcalá

Lo explica Rosa Cervera, profesora emérita de Arquitectura y coordinadora del grupo de investigación. Según detalla, en el origen de un futuro insostenible en las grandes ciudades se encuentra la elevada demanda energética de la urbe contemporánea, los efectos de las emisiones nocivas derivadas de los edificios y del transporte, y el “divorcio entre naturaleza y entorno construido”.

Toda esta situación exige explorar “nuevas alternativas que permitan recuperar el equilibrio con el medio ambiente y mejorar la calidad de vida de la ciudadanía”. Pero ¿cómo hacerlo?

Para ello es fundamental ser conscientes de que el modo de desarrollo urbano aún dominante se basa en la extensión y “ocupación intensiva” del territorio, una dinámica que califica de “depredadora” por la degradación sistemática del entorno natural y los ecosistemas, olvidando que “sin él la vida humana no es posible”.

Corredor verde en Sevilla

En este contexto, uno de los objetivos prioritarios del grupo de investigación es revisar los modelos de tramas y redes urbanas, evaluando sus consumos y emisiones, así como profundizar en el estudio de indicadores de sostenibilidad para valorar su pertinencia y proponer nuevas soluciones.

Esos nuevos enfoques de diseño urbano se basan en soluciones de “inspiración natural”, como, por ejemplo, la potenciación de corredores verdes (con vegetación relevante) o azules y verdes (con agua y vegetación), que son “capaces de reducir de forma efectiva el efecto isla de calor y mejoran la salud y bienestar del ciudadano”.

“El objetivo es transitar de un sistema urbano basado en el consumo intensivo de energía y territorio a uno orientado a la producción energética, la resiliencia, la prevención de desastres naturales y el equilibrio ecológico, fomentando un urbanismo más sostenible y saludable para la ciudadanía”.

La experta hace hincapié en que se trata de cuestiones transversales a la mayoría de las ciudades del mundo, pero que tienen matices muy distintos según la densidad de población o según estén o no construidas con algún tipo de regulación o “formalidad”.

Hay ejemplos sobre la mesa. Porque esta indagación ha llevado a los investigadores a estudiar aplicaciones prácticas. Es el caso del estudio de la ciudad de autoconstrucción 'Satélite Norte' en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), que le ha permitido desarrollar análisis y propuestas en cooperación con los vecinos que llegaron a materializarse y fueron reconocidos con el Premio a la Transferencia del Conocimiento de la UAH en 2017.

Santa Cruz de la Sierra (Bolivia)

Asimismo, trabajan en la investigación sobre los slums de Mumbai (India), cuyos resultados se plasmaron en el libro ‘Mumbai Ciudad Reciclada, interpretando el Slum’.

Rosa Cervera indagó especialmente en el tema de la ciudad superpoblada, es decir, una megaurbe de más de 20 millones de habitantes. Puso la lupa en el desarrollo de la Ciudad Jardín Vertical 'Torre Biónica', concebida con una altura de un kilómetro.

Pensada para Shanghái, en China, señala que esta propuesta plantea un modelo de urbanismo vertical capaz de albergar a 100.000 personas, organizadas en barrios que se desarrollan en altura, “evitando la expansión ilimitada del tejido urbano”. Además, incorpora plazas públicas y parques distribuidos a diferentes niveles, promoviendo espacios verdes y de recreo.

Proyecto de 'Torre Biónica' para Shangái

Este modelo de ciudad vertical es “completamente autosuficiente energéticamente”, integrando tecnologías de energía renovable y sistemas de gestión eficiente de recursos. Incluso cuenta con un barrio-granja que produce alimentos in situ, “garantizando seguridad alimentaria y reduciendo la huella ecológica de sus habitantes”. La Torre Biónica también contempla estrategias de movilidad vertical y horizontal sostenibles.

Así, con un modelo de urbanismo que integra densidad poblacional, eficiencia energética y espacios verdes en un solo ecosistema urbano vertical, queda demostrado que es posible “concebir ciudades resilientes y habitables frente a los retos de la superpoblación, la crisis ambiental y la necesidad de reconectar la vida urbana con la naturaleza”.

Microalgas: de sumidero de CO2 a fertilizante

El grupo de investigación sabe que la implicación de las administraciones públicas es fundamental para avanzar hacia este modelo y su coordinadora considera que las instituciones están avanzando hacia una “mayor conciencia ambiental”. Siempre con la práctica en el horizonte, actualmente lleva a cabo un proyecto experimental y “altamente rupturista” en colaboración con la Empresa de Servicios Municipales (ESMASA) del Ayuntamiento de Alcorcón (Madrid).

¿En qué consiste? El grupo de la UAH ha realizado y construido una fachada que incorpora el cultivo de microalgas. El objetivo es generar un efecto sumidero de CO2, contribuyendo a la mejora de la contaminación urbana; y producir biomasa, que en este caso se emplea como fertilizante cien por cien biológico, eliminando los nitratos de alto coste energético.

Fachada del proyecto 'Cultivando Microalgas'

Esta iniciativa, que tuvo su origen en un proyecto de I+D+i financiado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), evolucionó desde la investigación científica básica hasta su materialización en soluciones arquitectónicas construidas. “Tras un año en funcionamiento, el proyecto demuestra que esta línea de investigación ofrece una alternativa real, prometedora y económicamente viable, capaz de introducir una nueva estética arquitectónica verde y abrir posibilidades para un urbanismo más sostenible”, señala Cervera.

A lo largo de estos 15 años, el grupo ha trabajado también en diferentes líneas que además coinciden con el interés y especialización de los diferentes miembros que lo componen.

Una de ellas se centra en el entorno rural y la emergencia poblacional, con el objetivo de “resignificar el patrimonio” y los modos de habitar como estrategia frente a la despoblación. Lo curioso es que no se limita a la conservación, sino que busca innovar a partir de las preexistencias, explorando nuevas formas de activar el territorio.

Actualmente, colaboran con el Ayuntamiento de Budia, en Guadalajara, desarrollando tanto estudios integrales del tejido urbano como talleres y proyectos-atractores que “evidencian el potencial del medio rural como un espacio contemporáneo de belleza productiva y sostenible”.

El estudio de 'ciudades extremas'

Otra de sus líneas de investigación, ya muy avanzada y que se materializará próximamente en un libro, se centra en el estudio de ciudades extremas, es decir, aquellas sometidas a máximas tensiones ambientales, sociales o económicas.

“Se trata de urbes que enfrentan desafíos extraordinarios: algunas están amenazadas por la subida del nivel del mar, otras soportan temperaturas extremas o incendios cíclicos; algunas se encuentran sobre permafrost y se hunden progresivamente debido al deshielo; otras padecen escasez endémica de agua o recursos críticos”.

Aunque muchas de estas condiciones se deben directamente al cambio climático, otras derivan de fenómenos sociales o geopolíticos, como migraciones masivas, conflictos armados o transformaciones económicas abruptas.

El objetivo de esta línea, concluye la profesora, es analizar cómo estas ciudades responden a “tensiones extremas”. Para ello, estudian sus estrategias de adaptación y resiliencia, y extraen lecciones aplicables a la planificación urbana y al diseño arquitectónico en “contextos críticos”, anticipando “escenarios futuros de riesgo ambiental y social”.

En definitiva, estos expertos y expertas quieren dejar claro que otras ciudades son posibles. Que contra esta “depredación” urbanística, hay alternativas viables para un futuro conectado con el entorno natura, la movilidad sostenible y la calidad de vida.

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