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Un Plan regional contra la trata sexual de mujeres ayudaría a hacer público un problema “invisible al ojo ciudadano no sensibilizado”

Imagen de archivo de prostitución.

Francisca Bravo Miranda

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¿Es Castilla-La Mancha una región con una tendencia “abolicionista” en cuanto a la prostitución? Sí. Así responde Vicenta Rodríguez Martin, investigadora y docente de la UCLM, que ha hecho un amplio repaso de la percepción ciudadana y las políticas públicas asociadas a la lucha contra la trata y la explotación de mujeres con fines sexuales en Castilla-La Mancha, dentro del seminario 'La juventud de Castilla-La Mancha ante la trata con fines de explotación'. Debido a este carácter y del intenso trabajo que, desde el gobierno regional, a través del Instituto de la Mujer, se está llevando a cabo, algunas estrategias que permitirían una potenciación de estas acciones irían en la línea de una de las conclusiones a las que llega es la necesidad de establecer un plan regional contra la trata de mujeres que sufren explotación sexual y prostitución.

“Dado el carácter abolicionista que tiene la región ante la prostitución, y la vinculación de la prostitución y trata”, explica la experta, un instrumento de este tipo serviría para introducir de lleno, a través de políticas públicas, este tipo de violencia de género “invisible al ojo ciudadano no sensibilizado” en la agenda política, social y mediática. De este modo, se podrían enmarcar “todas las líneas de trabajo a desarrollar” durante un periodo temporal determinado. Además, se podrían desarrollar acciones junto a otras instituciones, entidades, y con la sociedad civil en general. Un Plan regional de estas características permitiría también que estas acciones tuvieran un carácter sistemático, y que contasen con una proyección temporal establecida.

No sería un plan innovador, ya que cita otros ya creados, como el realizado por Extremadura entre 2017 y 2019, o el aprobado en Madrid entre 2016 y 2021, así como el Plan integral del Ayuntamiento de Sevilla entre los años 2016 y 2020. Además, puntualiza, no serían las únicas herramientas que se pueden utilizar frente a este problema que, recuerda, es de “máxima obligación” para los Estados. Por ejemplo, señala que la Constitución de la Mesa castellanomanchega contra la trata con fines de explotación sexual y prostitución, serviría como un objeto coordinación entre instituciones y de planificación de las políticas regionales orientadas hacia el fin de esta violencia de género. 

Rodríguez señala igualmente que se “ha de potenciar” la participación de la región, a través de las instituciones, en distintas redes de coordinación internacionales, y así poder conocer las acciones desde una perspectiva global, lo que ayudaría también a conocer las realidades de origen de las mujeres que son tratadas y explotadas sexualmente. España, y por ende Castilla-La Mancha, es un país de tránsito y destino, y también el primero en demanda de mujeres prostituidas, y el tercero del mundo, recuerda.

Formación y mediación 

La formación es otro de los puntos claves que quiere resaltar la experta, y que deriva de los resultados de las investigaciones realizadas, ya que se trata de un “pilar estratégico fundamental” para poder abordar el fenómeno como una forma de violencia contra las mujeres. En este sentido, lo que señala es que se debe promover una formación “especializada” dirigida al personal de diferentes ámbitos y perfiles que trabajan en los procesos de intervención con las mujeres prostituidas. De este modo, se pueden diseñar actuaciones “sustentadas en conocimientos”, y con respeto a las decisiones que tomen las mujeres, “alejadas de miradas juzgadoras”, y evitando así también la revictimización de las mujeres afectadas. 

En este sentido, señala también la necesidad de seguir potenciando la intervención a través de mediadoras, para que resulte más sencillo el acercamiento a las mujeres, sin barreras y con procesos de “vínculos y empatía”. Para ello, señala, son fundamentales las entidades sociales, como piezas claves de la intervención directa en contextos de prostitución. Estas mediadoras, recalca la experta, pueden ser mujeres supervivientes y que sirvan de “referentes, de modelos de superación, generadoras de confianza y desde un abordaje desde la supervivencia y el empoderamiento y las fortalezas”.

Objetivos de desarrollo sostenible 

Vicenta Rodríguez habló de estos resultados en el seminario 'La juventud de Castilla-La Mancha ante la trata con fines de explotación', en el que también intervinieron personalidades como la directora del departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad Complutense de Madrid, María José Barahona, Araceli Martínez, antigua directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha y la doctora en Trabajo Social, Esther Mercado.

La eliminación de la trata y la explotación sexual se enmarca también entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, específicamente entre aquellos que señalan que se debe lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres niñas, así como el que se plantea como objetivo el promover sociedades, justas, pacíficas e inclusivas. “Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños”, señala el objetivo 16, que obliga a los países firmantes, entre ellos España, a llevar a cabo acciones para su erradicación.

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