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“La mujer rural es una luchadora que ha permanecido invisible a la sombra de la cultura del patriarcado”

La escritora Isabel González en el hotel rural El Descansillo, en el municipio de Escalera (Guadalajara)

Raquel Gamo

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Isabel González del Vado (Madrid, 1967) es una escritora y periodista de origen madrileño y alma molinesa. Cautivada por la belleza de los paisajes del Alto Tajo y la autenticidad de sus gentes desde hace 30 años, afirma sentir “un vínculo emocional” con este territorio milenario de la Serranía Celtibérica. Su pasión por la historia celtíbera le ha conducido a retratar en sus dos novelas ‘Eros en Tiermes’ y ‘Luna en el Alto Tajo’ la vida de esa España Vacía y despoblada de habitantes, pero rica en historia y patrimonio. En una entrevista con eldiarioclm.es conversamos, entre otros temas sobre su obra literaria, la despoblación, la mujer rural, su experiencia radiofónica en Antena3 de la mano de sus mentores, Marlasca y Herrero y el periodismo actual.

Te calificas como una apasionada de la cultura celtíbera, qué legado nos ha dejado en el territorio?

Existen muchos yacimientos arqueológicos catalogados en la comarca de Molina como el Castro del Ceremeño en Herrería o el de Checa. Es un patrimonio que no se ha dado a conocer aún lo suficiente, aunque se trata de nuestras raíces. Es maravilloso que se conserven restos de una cultura milenaria tan avanzada y que suponen un gran recurso educativo para entender cómo vivían estas sociedades, cómo se comunicaban o como se evoluciona de la economía doméstica al comercio en aquel tiempo.

Tu primera novela está ambientada en Tiermes, ¿por qué te fijaste en este lugar de Soria?

Un amigo, apasionado de la Celtiberia me animó a visitar este extraordinario yacimiento donde todavía se preservan las edificaciones que construyeron los romanos, la zona celtíbera situada en el buque rojo, en la zona alta de la ciudad, el foro o el acueducto. Cuando descubrí este lugar, mi imaginación voló y comencé a preguntarme ¿por qué murió esta ciudad que llegó a estar habitada por 20.000 personas? ¿qué importancia tendría como zona de paso con su mercado de ganadería?. Es otro yacimiento desconocido y creo que haber escrito  una novela sobre este enclave tan importante, ‘Eros en Tiermes’ ha contribuido a su divulgación y el enclave puede convertirse en fuente de prosperidad para su entorno. De hecho, los expertos afirman que Tiermes fue igual o más importante que Numancia.

Cómo surgió tu última novela 'Luna en el Alto Tajo? ¿cuál fue su proceso de creación?

Mi familia lleva recorriendo el Alto Tajo desde hace 30 años y desde hace 11 años aterrizamos en la población de Escalera. De la experiencia con la familia que nos acogió, su entorno y de nuevo mi imaginación nació ‘Luna en el Alto Tajo’. Es una novela juvenil sobre la vida cotidiana de una familia que regenta el hostal rural ‘el Descansillo’. Recuerdo cuando llegamos allí por primera vez conocí a la hija pequeña de la familia de dos años. Me impresionó su vitalidad y la capacidad que tenía para arrastrar a los demás niños. Desde entonces supe que esa niña era mi Luna. Los jóvenes que viven en el medio rural nos demuestran que existe juventud más allá de las tablets y las historias de superhéroes y que se puede disfrutar de otra manera en contacto con la naturaleza.

Defiendes que es necesario mirar al pasado para afrontar los retos del presente y del futuro ¿Cómo se materializa esta retrospectiva histórica  en la obra?

A través de los protagonistas. Luna, la protagonista del presente entiende que vive en un territorio rico desde el punto de vista medioambiental, paisajístico y arqueológico que no se puede perder. Por su parte, Lubos, aporta la parte histórica. Mi propósito es transmitir la idealización que hace la protagonista del presente mediante la historia y la riqueza del pasado que representa Lubos. Es necesario mirar al pasado para evitar que desaparezca el patrimonio oral, las tradiciones rurales y poder legarlas a las generaciones futuras. Estamos mediatizados y sometidos a unos intereses sectarios que nos impiden valorar muchas veces lo realmente importante. La despoblación es un grave problema en nuestro país y seguimos mirando a las grandes potencias económicas, mientras nos olvidemos de la custodia del territorio, que es el origen de todo. Los focos de información están dirigidos, pero a los ciudadanos nos preocupan también otros temas y que se busquen soluciones. 

De qué manera convergen las vidas de Lubos, celtíbero y de Luna, joven que vive en un pueblecito molinés?

Son dos personas vitales, emprendedores y con muchas dudas. Es una historia que habla de la despoblación rural, porque se ambienta en una zona despoblada, pero con perspectiva de futuro. Tanto Luna como Lubos tienen en común que van más allá, son inconformistas que se cuestionan su realidad y buscan soluciones a sus problemas. Ella es una estudiante y él es un pastor. Son héroes terrenales que valoran su origen y ven cómo pueden ayudar a mejorar la vida de su entorno social.

La novela habla de esperanza, ilusiones y sueños, la conexión del hombre con la naturaleza y el cosmos ¿Qué mensaje transmite al lector?

La idea es que debemos dejar de ser egocéntricos, porque no somos nada si no compartimos nuestra vida con la tierra, con la naturaleza. En este sentido, la simbología de las culturas milenarias nos muestra cómo todo está interconectado y aquí el mundo rural es esencial para nuestra supervivencia y tenemos que cuidarla.

El lugar donde se ubica el relato es la Serranía Celtibérica, una de las zonas más despobladas de Europa, ¿tiene solución la despoblación rural?

Sí, pero es necesario tomar medidas. La investigadora, Pilar Burillo ha trazado el mapa de la despoblación en España y en la Serranía Celtibérica la densidad de población es inferior a los 8 habitantes por km2. Desde hace un año y  medio han saltado las alarmas de que los pueblos se mueren con foros y debates, pero no vemos ninguna medida eficaz como ayudas a la vivienda para los jóvenes. Hay que aprobar políticas serias y rigurosas. La despoblación no conoce de ideologías, hemos de dejar los intereses a un lado y unirnos todos contra la despoblación.

¿Qué se puede hacer para revertir el desequilibrio entre el medio urbano y el rural?

Es importante mejorar las tecnologías y las comunicaciones. Esto permitiría que muchos profesionales liberales pudieran vivir en el medio rural y trabajar desde casa. Además conviene sacar adelante proyectos en común para crear empleo aprovechando las potencialidades de estas zonas despobladas. También es necesario que se implemente una fiscalidad rural como en otras regiones desfavorecidas como Laponia. Se debe tener conciencia de territorio, porque es nuestro patrimonio y la despoblación es una realidad compartida que afecta a los municipios de igual manera.

¿Crees que persiste el desprestigio hacia el medio rural?

Creo que ha cambiado. La figura del cateto, del paleto ha evolucionado. Cuando uno escapa de su acelerada vida en la ciudad a un pueblo y respira, cobra conciencia de sí mismo. Mucha gente da visibilidad a la realidad rural y con ello se ayuda a superar esos estereotipos. Las familias educan cada vez más a sus hijos en el respeto al medio ambiente, el reciclaje. Además las redes sociales contribuyen a reivindicar el medio rural y su problemática. Esto genera debate y reflexión en la sociedad.

¿Qué papel desempeña la mujer en lo rural?

La mujer rural es la madre de todas las batallas. Son luchadoras que han permanecido a la sombra por la cultura del patriarcado. Pero son las que mantienen el mundo rural. Las tierras están a nombre de los hombres, pero las trabajan las mujeres. Hay asociaciones de ganaderas y agricultoras. Mujeres jóvenes formadas que han vuelto a los pueblos para continuar con el oficio de sus padres. Es un planteamiento que suena a feminismo, pero la igualdad de género debe llegar también a la mujer rural. La discriminación y el maltrato a la mujer han sido invisibles en este entorno y la mujer por su relevancia tendría que sentirse más respalda por la sociedad.

¿Qué vinculación tienes con la comarca de Molina? Qué te atrajo del Alto Tajo?

Aterricé en la comarca hace 30 años. Desde entonces hemos seguido yendo cada año por la población de Escalera. Me siento como en casa, porque son muchos años de relación en los que se han creado vínculos personales. Me enamoró la gente, los paisajes y la naturaleza del Alto Tajo. De hecho, muchas historias de mi vida arrancan y pasan por este lugar. No tienes por qué haber nacido en un sitio para sentirte vinculada emocionalmente a ese lugar.

El tema de la despoblación rural ha calado en el debate público y ha sido objeto de reportajes en prensa, televisión, ¿Qué opinas del tratamiento que se ha dado al problema desde los medios?

Es positivo que se de visibilidad a la despoblación y que ocupe parte del espacio de los grandes problemas. Pero, considero que los medios deberían hacer hincapié, profundizar en la raíz del problema y no quedarse en lo superficial de ‘quedan 6 u 8 habitantes en un pueblo’. Los periodistas han de investigar, ser críticos, aportar soluciones y trabajar más pegados al terreno, porque son fundamentales para combatir la despoblación. Se han organizado últimamente muchos foros y jornadas sobre este tema, pero es tiempo de dar un paso más, saber hacia dónde vamos y qué proyectos y medidas se pueden poner en marcha para solucionar este problema.

¿Cómo ha evolucionado la radio desde aquellos años en Antena3 radio con Manuel Marlaska y Antonio Herrero?

Antena 3 Radio es la mejor emisora de la historia. Fue una historia bonita trabajando en una emisora de 20 profesionales que consiguió desbancar a La Ser, aunque luego fue ésta quien desmanteló a Antena3 Radio. Soy una gran seguidora de la radio y creo que un buen programa de radio tiene que ser informativo. Hoy en día se hacen buenos programas, pero echo en falta un espacio informativo, cultural y de entretenimiento por la noche. Las redacciones de mi época vivíamos el periodismo con entusiasmo y buscábamos a las fuentes. Pero, en la actualidad, los medios ofrecen una sola versión y falta el contraste de fuentes. Cualquiera manda una foto y es periodista. No se profundiza y se cae en el sensacionalismo. Todo esto desprestigia al oficio. Sergio Del Molino o Paco Cerdá son grandes periodistas que vienen de la prensa de provincias, siempre pegado al terreno, a todos los protagonistas de las historias que cuentan.

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