Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.

Rocambolesco y genial

Jordi Évole. / Ilustración de Jaume Bach.

Lorenzo Sentenac

A veces me gusta recorrer por primera vez noticias ya pasadas, con el poso sedimentado, incluso aquejadas de prematuro olvido, y en esa espera no es raro que sobrevengan noticias nuevas, de cuyo encuentro (o encontronazo) resultan mezclas extrañas o revelaciones póstumas.

Atrajo mi atención que Alfonso Guerra, con ese gesto frío y bífido que nunca ha mudado de piel aunque si de camisa, comparara a Jordi Évole con “Goebbels”. Y es que hay espejos y proximidades, que nos sugieren con automatismo involuntario las palabras más cercanas y familiares (una especie de lapsus freudiano).

Vi proliferar con una efervescencia inusitada las críticas más acerbas y los ataques más feroces a ese simpático periodista que ha desnudado tantas trampas, calificando de trampa su “experimento”.

Experimento por otra parte tan experimentado que casi se ha convertido en rutina y género. Entonces ¿De que iba tanta sorpresa? ¿De que iba tanto cabreo?

No me lo podía explicar, ni me lo aclaraban las reseñas que había leído sobre la emisión del polémico programa, “Operación Palace”.

Hoy 3 de abril (por ejemplo) leo la siguiente entrada en prensa (El Mundo):

“POLÉMICA: su falso documental, ante un tribunal ético periodístico”

“Operación Palace” había tenido casi las consecuencias de un disparo, y mucha gente se sentía herida por ese balazo ¿Por qué?

¿Tenía esto algo que ver con rumores anteriores sobre campañas y maniobras ocultas para silenciar y acallar, de una vez por todas, una voz tan molesta para el poder o los poderes?

Yo, como tantos otros, ya conocía “experimentos” previos y similares. Conocía el episodio clásico de Orson Welles y su “Guerra de los mundos”, y el mas novedoso “Operación Luna” de William Karel (que vi hace unos años), y siempre me parecieron divertidos, ejemplarizantes en su moraleja última, y hubiera considerado ridículo ofenderme o cabrearme por semejante ejercicio de ficción, y más en un mundo dónde los “Mass media” “mercenarios” mienten cada día (mienten en serio y con intención de mentir) y falsean, omiten o silencian la realidad de los hechos porque les va en el sueldo y en las ordenes del jefe.

Al final, esa era la moraleja de los experimentos “falsarios” de este tipo: denunciar en modo parodia la manipulación informativa.

¿Entonces?

Cierto es que en alguno de estos experimentos de ficción, por ejemplo “Operación luna” de Karel, hay flecos que inquietan.

¿Cuáles?

La participación como “actores” de personajes a los que cabe referir fechorías verdaderas y embustes “reales”, “históricos”, incluso la muerte y asesinato de seres humanos: Henry Kissinger el muñidor de golpes fascistas; Donald Rumsfeld, el matarife de Irak y denunciado criminal de guerra. Esa mezcla produce un cierto escalofrío. Esa ambigüedad “artística” ante el malvado poderoso, entre la trama de mentira y el crimen verdadero, entre la sonrisa divertida del actor “real” y la sangre de la víctima, hiela la sangre.

Yo no había visto aún “Operación Palace”, y procedí en consecuencia, verdaderamente intrigado. No en vano, el 23F era sinónimo de sombras, secretos, opereta cutre, y fascismo. Incluso con tiros y tanques.

Y lo vi. Gozosamente. En trance hilarante. Aún me duele la barriga.

Ahora bien ¿Dónde está la sorpresa? ¿Donde está el escándalo?

Porque los chistes (incluso las “caras de chiste”) se detectan casi desde el principio.

¿O es que yo ya estaba entrenado por “Operación luna”?

Y el pirata era Tejero, y la Monarquía simbolizada por la princesa Virginia Mayo. Y va Garci y dice: “Virginia Mayo, como se movían tus tetas…a caballo”.

Si. Digno de un “Tribunal ético periodístico”.

Y Gabilondo: “A veces pasa un elefante, y muy grande, por delante de nosotros y no lo vemos”.

Esa parodia política, con el distanciamiento irónico que supone de la rancia retórica Institucional y de la verdad oficial, ese juego entre la verdad y la mentira, “entre el deseo y la realidad” de nuestro país, es lo mas divertido, civilizado y avanzado que ha parido nuestra democracia audiovisual en términos históricos. Me he divertido como un niño. Merece todos los premios Goya que se le puedan dar.

A veces la tragedia de los pueblos se redime y cura mediante la risa.

No entiendo como esta genialidad feliz, tan saludable como una vacuna, puede poner nerviosos a muchos y enfadar a tantos. O Quizás si lo entiendo.

En estos días, en que cierto pánico institucional da forma de silencio y nada metafísica a determinadas revelaciones sobre el 23F, y aplica fácil mordaza a multitud de medios escandalizados por la “ficción” de Évole, parece que la verdad quiere encajar con la mentira, y la ficción quiere bailar con la realidad una danza macabra.

Y todo esto, en medio de un funeral de Estado.

¡Homérico!

Sobre este blog

Palabras Clave es el espacio de opinión, análisis y reflexión de eldiario.es Castilla-La Mancha, un punto de encuentro y participación colectiva.

Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de sus autores.

Etiquetas
stats