Dos pueblos de Castilla-La Mancha que luchan contra el cambio climático sólo por existir
Valverde de los Arroyos, en Guadalajara, y Valsalobre, en Cuenca, son dos de los municipios españoles que “menos están agravando” el cambio climático en el país, junto a otras localidades de Cataluña, Castilla y León, La Rioja, Cantabria y la Comunidad Valenciana. Son localidades que según la investigación de Greenpeace del informe 'HablaRural' que más contribuyen a conservar la biodiversidad del país, gracias a que no generan grandes emisiones de efecto invernadero y ecosistemas bien conservados.
“El medio rural es clave para solventar la emergencia climática y la crisis de biodiversidad”, explican desde Greenpeace. A nivel estatal, resaltan, el medio rural ayuda a frenar el cambio climático un 34% más que las ciudades y unas 20 veces más a la conservación de la biodiversidad.
A pesar de que son pueblos aquejados por un “importante proceso de despoblamiento”, ya que tienen menos de 150 habitantes y una densidad poblacional muy baja, menor de 5 habitantes por km2, también tienen ecosistemas “valiosísimos” y contribuyen a su cuidado. Todos estos pueblos se caracterizan por presentar extensas áreas de bosques (casi el 80% de su término municipal, por ejemplo, en Torralba del Pinar o el 65% en Rábanos), pastos para el ganado (por ejemplo, en Viniegra de Arriba, la superficie de pastos para el ganado supera el 50% del término municipal y en Gistaín en torno a un 40%) y pequeñas tierras de cultivo.
“Este uso del territorio permite combinar la conservación del medio natural y el desarrollo de actividades económicas respetuosas con el medioambiente y la producción de alimentos como alternativa a la producción industrial de los mismos”, recalcan desde la organización.
Instrumentos legales para cuidar los Parques Naturales
Valverde de los Arroyos y Torralba del Pinar están enclavados en espacios naturales protegidos (ENP), en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara y Parc Natural de la Serra d'Espadà, respectivamente, protegiendo los valores naturales de esos ecosistemas. De todos modos, recalcan que la conservación efectiva de estos lugares requieren de instrumentos legales, que ordenen sus usos y actividades. En el caso de Guadalajara, el Parque no cuenta con estos instrumentos, afirman desde Greenpeace,
“Con el abandono de la actividad agraria y el declive del medio rural, los modos de producción sostenibles y todas sus especies asociadas están desapareciendo. Esto condena a la sociedad a proveerse de alimentos de la agroindustria, con nefastos efectos para el medioambiente. Por ejemplo, el número de cabezas de ganado se ha multiplicado por 2,5, pasando de 5,5 millones a casi 15 millones desde los años 60, sobre todo debido al porcino intensivo”, lamentan.
“El abandono de los pueblos implica el crecimiento de las ciudades y agrava la crisis ecológica porque se abandonan modos de vida sostenibles adaptados al entorno, se pierde agrodiversidad y biodiversidad, y se potencian modos de vida de mayor huella ecológica”, explica el portavoz de la campaña #HablaRural, Julio Barea. “Por ello, los problemas del medio rural afectan a toda la ciudadanía, no son problemas exclusivos del medio rural”.
En este sentido, advierten de que el desarrollo rural debe contribuir a una transición ecológica de la economía, incluyendo la “dinamización del sector primario mediante prácticas agroecológicas y el aprovechamiento forestal sostenible”. La dinamización rural ha de integrar la perspectiva ecológica para no volver a cometer errores y realizar proyectos o fomentar actividades que agraven la crisis ecológica. “La lucha contra el despoblamiento no solo es cuestión de justicia social, es también una cuestión ambiental”, concluyen.
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