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Viaje a la guerra civil entre Cuenca y Toledo a través de hospitales, aeródromos y campos de concentración

Refugido del aeródromo de Santa Cruz de la Zarza (Toledo)

Carmen Bachiller

La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca acaba de poner en marcha la ruta turística ‘La comarca de Tarancón en guerra y posguerra’ con el objetivo no solo de visibilizar una parte de la memoria histórica sino de satisfacer la demanda del público. 

Y es que la localidad conquense y una amplia comarca que salta a las provincias de Madrid o Toledo fue “el centro de muchas cosas durante la guerra y la posguerra civil en España” explica, Máximo Molina portavoz de la asociación.

La ruta parte de Tarancón, en plena guerra civil, para dar a conocer al visitante la existencia de numerosos hospitales que acogieron a brigadistas internacionales y activos del bando republicano durante la contienda. “En particular ahora podemos hacerlo al haber conseguido la protección patrimonial del Hospitalillo”, comenta Molina. Y es que el hospital de Santa Emilia -nombre real del que fuera centro sanitario- y también su refugio antiaéreo acaban de ser incluidos de oficio en el Inventario de Patrimonio Histórico-Artístico de Castilla La Mancha, como elementos de Interés Patrimonial.

“Conocemos la cronología completa de los hospitales de campaña de las Brigadas Internacionales, dónde estaban, cómo cambiaron en la primavera de 1937. O que en Tarancón existió una lavandería industrial americana por la que pasaba toda la ropa de los hospitales militares de la comarca y de Huete”, detalla Máximo Molina.

Desde Tarancón se controlaban, además, otros hospitales de la comarca “incluyendo varios de la Comunidad de Madrid”. Por eso, la ruta incluye visitar el hospital americano ubicado en el Palacio de Villa Paz en Saelices (Cuenca) que se puede ver desde el exterior “porque es edificio privado” o el de Castillejo, ahora en ruinas. También las localidades de Pozorrubio y Uclés albergaron clínicas militares y en Huete estaba el Hospital Inglés. Todos ellos son objeto de visita.

Pero el de los hospitales no es el único argumento de la ruta. También lo son los escasos refugios antiaéreos -en Tarancón la gente se escondía en las abundantes cuevas durante la guerra-,  el lugar que ocupó el cuartel general del ejército republicano del centro que se desplazó en noviembre de 1936 a la localidad conquense, primero bajo el mando del general Sebastián Pozas y de José Miaja después o, incluso, el episodio protagonizado en 1936 por los anarquistas que trataron de impedir que el Gobierno de Manuel Azaña se desplazase a Valencia para instalarse allí tras el golpe de Estado contra la II República.

Los escenarios de la guerra civil se combinan durante la ruta con otros de la posguerra, como el campo de concentración que se habilitó en abril de 1939 en Tarancón, las prisiones, los lugares en los que se celebraban los consejos de guerra o “las calles por las que se llevaba a los prisioneros atados y a pie para el escarnio colectivo”.

 “Tarancón se convirtió en una especie de check point en el que se paraba a todo el mundo y se detenía a muchos de los que salían de la zona centro hacia zona republicana”, explica Molina. Incluso no descarta que la visita se pueda extender hasta el cercano municipio de Santa Cruz de la Zarza (Toledo) donde existió un aeródromo militar porque, relata, “entre 1937 y 1938 el Comisariado General de la Fuerza Aérea estaba en Tarancón”, el polvorín de la aviación que estaba en Leganiel (Cuenca) del que todavía puede verse “una visera que da acceso a la bajada al subterráneo” o el túnel del ferrocarril de Negrín (conocido con el tren de los cien días que pretendía comunicar Madrid con Levante) en Fuentidueña de Tajo (Madrid).

Después hay anécdotas sobre el paso por la ciudad conquense de estrellas de cine como Errol Flynn, el fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson o incluso Hemingway “al que acompañaba un chófer americano y que bebía champán mientras se producían los bombardeos”.

“La idea es generar una ruta a demanda”, explica Máximo Molina porque “hay muchas posibilidades” para realizar las visitas. La ruta se ha puesto en marcha coincidiendo con un acto-homenaje en el cementerio de Tarancón a los brigadistas escoceses que murieron en la batalla del Jarama y a las víctimas de la dictadura en la localidad conquense.

Las personas interesadas en realizar la ruta pueden dirigirse a la asociación a través del correo comarcataranconguerraposguerra@gmail.com o mediante el perfil de Facebook de la iniciativa.

“No se va a cobrar un duro, a los interesados se les buscará alojamiento y se les acompañará, incluso pueden customizarla” para dar a conocer buena parte de la historia desconocida de la guerra civil en esta parte del país. “Como vivimos en un mundo en el que hay que conservar a Franco porque es historia pero estas cosas no hay que recordarlas porque levanta heridas y no es historia…”, ironiza Molina.

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