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La pitada a Felipe VI no hundirá a un Mobile que resistió a una huelga de metro y a protestas estudiantiles

Acceso al Mobile World Congress

Pau Rodríguez

El plantón más sonado que se ha vivido en el Mobile World Congress desde que se celebra en Barcelona no ha sido el de Ada Colau y Roger Torrent al rey Felipe VI este domingo, sino el que John Hoffman, consejero delegado de la patronal que organiza el evento, GSMA, dispensó a las autoridades españolas en la tensa inauguración del congreso de 2016, debido a la huelga de metro. El Mobile es casi sinónimo de protestas sociales en la capital catalana y, pese a que sus organizadores no son ajenos a la situación política en Catalunya, solo les quita el sueño si afecta al día a día de los 108.000 congresistas, cosa que no ha sucedido este año.

“No me suena una protesta ayer... Ni a mi ni creo que a nadie de los que estamos ahí dentro, porque nadie lo ha comentado”, sostiene a su salida del congreso Sonia Gharsallah, responsable del stand del Ministerio de Tecnologías de Túnez en el Mobile. Ella llegó el domingo por la tarde a Barcelona, a su hotel en plaza Lesseps, y se ha trasladado a la Fira Gran Via este lunes en metro completamente ajena a las protestas contra el rey Felipe, al plantón de las autoridades catalanas y a las acusaciones por parte de distintos grupos políticos y el Gobierno de que ello podría perjudicar a la permanencia del congreso en Barcelona.

No ocurrió lo mismo en la edición de 2016, cuando los congresistas sí se vieron afectados por una huelga de metro que puso en jaque la relación entre el GSMA y el Ayuntamiento de Barcelona. Acostumbrados a tener que interpretar las palabras de Hoffman, aquel día fue meridiano: “Estamos muy decepcionados con la huelga”, afirmó tras constatar las dificultades de movilidad en el arranque de aquella edición. Fue entonces cuando optó por no acudir al acto institucional de inauguración.

Los sindicatos del transporte público, conscientes de la importancia del metro y el autobús para el buen funcionamiento de un congreso que deja nada menos que 471 millones de euros en Barcelona, lo han usado siempre como una carta a su favor a la hora de condicionar negociaciones laborales con la Administración. En 2012, el entonces alcalde Xavier Trias frenó la jornada de paros in extremis, cuando los trabajadores pedían el IPC acumulado del año anterior. También en la última edición, el comité del metro descartó la huelga sólo dos semanas antes del gran día.

La movilidad es hasta tal punto crucial para GSMA que esa fue una de sus razones para renovar en 2015 su compromiso con la capital catalana. La reciente llegada de la línea 9 de metro hasta la Fira Gran Via fue un refuerzo más a la ya de por sí nutrida conexión entre este recinto y el de plaza España, enlazados también por distintas líneas de autobús y por los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya.

Un clima “estable y seguro”

Un clima “estable y seguro” es lo que esgrimen como condición en el GSMA cuando se le pregunta de qué depende su futuro en Barcelona. Así lo manifestó el director de la Oficina de Márqueting del congreso, Michael O'Hara, el pasado mes de enero. A su lado, Hoffman recalcó en aquella ocasión que tenían un contrato hasta 2023 con Barcelona y que estaban dispuestos a cumplirlo. Exactamente lo mismo ha repetido este lunes durante el paseo inaugural a preguntas de El País. Se trata de la renovación del acuerdo que firmó el GSMA con el consistorio en 2015, con Colau recién nombrada alcaldesa de la ciudad.

La vigencia del contrato no evitó que durante la fase más crítica del 'procés', en noviembre, trascendiera una reunión del patronato de la fundación Mobile World Capital (integrada por GSMA y las administraciones española, catalana y barcelonesa), en la que Hoffman había advertido que la situación económica debía estabilizarse si querían que el congreso permaneciera en la ciudad. Pero desde entonces, según insisten desde el Ayuntamiento, las relaciones han vuelto a su cauce.

Este lunes se ha celebrado en especial el espaldarazo a Barcelona de dos pesos pesados del sector tecnológico, Vittorio Colao, consejero delegado del Grupo Vodafone, y el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, que han afirmado que la ciudad es idónea para el evento y que no hay que buscar alternativas. Colao ha concretado hasta el punto de precisar que “los sucesos políticos que han ocurrido en los últimos tres o cuatro días en Cataluña no tienen que afectar de ninguna manera” el desarrollo del Mobile.

También sobre el rechazo al rey, el director general de la Fundación Mobile World Capital, Carles Grau, ha sido tajante este lunes: “No nos afecta”, ha asegurado, para afirmar luego que durante la cena en el Palau de la Música, a la que sí asistieron Colau y Torrent junto al rey y la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, el clima fue de “complicidad”. “Hubo colaboración entre todas las administraciones, es lo que he visto desde que estoy al frente de la fundación”, ha afirmado en una entrevista en Onda Cero.

Desde el Gobierno central, sin embargo, han dejado entrever su malestar por el plantón. El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital ha asegurado que “no cabía” un gesto político como el que se vivió en el Palau de la Música ante una “situación tan delicada” como es la celebración del Mobile. Yendo más allá, la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, ha anunciado que su partido presentará una proposición no del ley (PNL) en el Congreso para exigir “lealtad institucional” a los políticos ante eventos del calado del Mobile y evitar actitudes que, “por oportunismo”, lo pongan en riesgo.

Gran Via en llamas por los estudiantes

“¿Ayer hubo protestas? Ahora que lo dice, estaba en el hotel, en La Rambla, y alguna cosa escuché, pero no tengo ni idea de qué iba la protesta”, responde un congresista de la empresa IMB, que prefiere no dar su nombre si es para comentar asuntos políticos. Por su parte, Beatriz Lorente, periodista brasileña especializada en el sector tecnológico, asegura que sí está al corriente de la situación política, aunque lo califica de “asuntos internos españoles”. “No afecta a nuestro trabajo”, zanja. Los congresistas han cerrado la primera jornada de las cuatro que dura el Mobile World Congress sin verse afectados por las protestas del domingo.

Pese a la aparatosidad de algunas intervenciones policiales contra manifestantes en las inmediaciones del Palau de la Música, otras protestas en ediciones anteriores han tenido mayor impacto en los ejecutivos, sobre todo en sus trayectos desde la feria hasta sus alojamientos. Es el caso de las manifestaciones estudiantiles que justo el año pasado cortaron al tráfico varias arterias de la ciudad para protestar contra el aumento de las tasas universitarias.

A lo largo de aquella jornada, algunos manifestantes llegaron a incendiar contenedores en medio de la Via pública, una escena que se vivió también a primera hora de la mañana, cuando un grupo de encapuchados cortó la Gran Via con mobiliario urbano. Aquella protesta, realizada en hora punta, afectó al tráfico y a la llegada de algunos asistentes al Mobile.

Los estudiantes son, quizás aparte de los trabajadores del transporte público, los que más han aprovechado el escaparate del Mobile para hacer sentir sus reivindicaciones, algo que han hecho otros colectivos como las trabajadoras de la limpieza en el aeropuerto del Prat (2016), los de la empresa PansFood (2017) o la plataforma Stop Pujades contra los precios del transporte, que provocó cortes en el servicio en 2014 y 2016.

Asimismo, otra jornada caótica para el recuerdo de algunos congresistas fue el 29 de febrero de 2012, en pleno auge de los recortes sociales, cuando los estudiantes pusieron patas arriba la capital catalana. La jornada se saldó con 12 heridos y 12 detenidos, así como cargas policiales en el centro de la ciudad y a las puertas del Mobile en plaza España. Blindada por los Mossos, estos llegaron a cerrar el centro comercial Arenas y los accesos al metro por la protesta estudiantil.

Ninguno de estos episodios, sin embargo, ha hecho mella suficiente en la relación que mantiene el GSMA con la ciudad. Desde que esta es sede del Mobile, ha visto como el congreso duplicaba sus asistentes de cerca de 50.000 a más de 100.000 este año.

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