El jefe de Información de los Mossos ratifica en el juzgado que veía imprevisible la fuga de Puigdemont
El intendente de los Mossos d'Esquadra Carles Hernández, jefe de la División de Información, y otros dos agentes del cuerpo han ratificado este lunes en el juzgado el informe sobre la huida del expresidente Carles Puigdemont el 8 de agosto del año pasado. En tres breves declaraciones en el juzgado que investiga a tres agentes fuera de servicio para colaborar en la fuga, los policías han explicado detalles del informe entregado al Tribunal Supremo, en el que se aseguraba que el dispositivo policial de ese día no preveía la posible fuga sino solo el intento de Puigdemont de entrar en el Parlamento.
Según fuentes jurídicas, los tres agentes han admitido que la maniobra de Puigdemont para sortear la detención se hizo de forma rápida y efectiva.
El juzgado de instrucción número 24 de Barcelona investiga a tres mossos fuera de servicio por encubrimiento y omisión del deber de perseguir delitos. Los tres han sido ya expedientados por la División de Asuntos Internos de la policía catalana.
El pasado junio, el jefe del cuerpo en el momento de los hechos, Eduard Sallent, y el subjefe de Barcelona, Ignasi Teixidor, defendieron la actuación policial de ese día, en un dispositivo que no tuvo en cuenta la hipótesis de que el expresidente no entrara en el Parlament sino que tras su discurso huyera en un coche, se escondiese y volviera a Bélgica.
El informe policial, que se envió al magistrado instructor del Tribunal Supremo Pablo Llarena pocos días después de los hechos, admitía errores y aseguraba que el dispositivo se centró en garantizar la investidura del nuevo presidente de la Generalitat Salvador Illa, en preservar la convivencia de dos manifestaciones antagónicas y, como tercera prioridad, en la detención de Puigdemont. De hecho, el dispositivo no preveía una posible fuga, sino simplemente una detención o entrega voluntaria antes o después de acceder al debate de investidura de Salvador Illa en el Parlament.
Sin embargo, Puigdemont, tras una breve intervención ante los miles de concentrados desde un escenario en el Arc de Triomf, bajó, se refugió bajo una carpa para que no le vieran los drones, el helicóptero o agentes policiales y se subió a un coche que se marchó de la zona. Paralelamente, una gran comitiva de políticos fue caminando desde el Arc de Triomf en la puerta del parque de la Ciutadella, lo que hacía pensar que Puigdemont estaba allí en medio. Cientos de manifestantes independentistas intentaron entrar en el parque, lo que provocó cargas policiales de los antidisturbios.
El informe de los Mossos a Llarena
El informe, firmado por Sallent, asegura que en el dispositivo para intentar detener a Puigdemont siempre se tuvo en cuenta la necesidad de hacer el arresto “de la manera más eficaz y proporcionada posible” para garantizar la seguridad de todos. “La detención del señor Puigdemont se planificó atendiendo a los criterios policiales básicos de congruencia, oportunidad y proporcionalidad”.
Asimismo, remarcan que una vez se vio al expresidente en la parte superior del paseo Lluís Companys se “comprobó que estaba rodeado de cientos de personas” y que no era “oportuno” actuar con el uso de la fuerza allí ya que se preveía que después fuera hacia el Parlament. “El desarrollo de los hechos posteriores pone de manifiesto que no se produjo este desplazamiento hacia el Parlament, por lo que no se dispuso de un momento para proceder a la detención”, reconocen los Mossos.
El cuerpo admite que “en ningún caso” previeron la posibilidad de que Puigdemont sólo reapareciera brevemente en Catalunya y volviera a marcharse. “El escenario finalmente ocurrido escapa a toda lógica racional o política, según el contexto y la información disponibles”, asegura la policía catalana en su informe. En el texto, de hecho, apuntan que incluso trabajaban con la hipótesis de que Puigdemont ya estuviera dentro del Parlament, pero que la cámara no les autorizó a registrar el interior del edificio el pasado 7 de agosto.
Según el informe, Puigdemont no siguió a la comitiva de políticos y miembros de la sociedad civil hacia el Parlament, sino que subió a un vehículo “conducido por una mujer”, tras romper las bridas de las vallas y “camuflar su identidad desprendiéndose de la americana y poniéndose una gorra de béisbol”.
En paralelo, la comitiva se acercó al Parlamento y quisieron hacerlo por la puerta 6, donde “la presión y las acciones de los manifestantes fueron de tal virulencia que se autorizó el uso de gas”. Además, también se “violentó” la puerta 4 y un grupo de manifestantes entraron en el parque de la Ciutadella.
Los Mossos argumentan que esta situación de enfrentamientos provocó que “la atención de los policías se centrara en este punto” y que el agente que estaba siguiendo el coche de Puigdemont “no pudiera acceder al canal de comunicaciones a través de su emisora”.
Colapso en las comunicaciones de Mossos
El cuerpo policial detalla en su informe que desde primera hora del día 8 de agosto observó cómo se instalaban vallas metálicas de aproximadamente un metro de altura en el paseo Lluís Companys para fijar un perímetro límite al acto. En la parte posterior del escenario, además de las vallas, se engancharon unas lonas negras que “impedían tener una visión del interior” y dos carpas tapadas lateralmente “escondían completamente el interior”. Cuando la policía catalana captó los primeros movimientos en la calle Trafalgar -a las ocho y media de la mañana-, se activó el dron y, 25 minutos después, apareció Carles Puigdemont, que se vio rodeado por una “multitud de personas a modo de cápsula de seguridad” hasta el escenario.
El expresidente entró entonces en el perímetro y subió al escenario. Cuando terminó su intervención, entró en una de las carpas de la parte trasera. Un agente de Mossos observa entonces cómo sube al coche blanco, acompañado de Turull, con una silla de ruedas en el lugar del copiloto. Intenta comunicarse por el canal de Mossos, pero estaba ocupado “transmitiendo varias comunicaciones por parte de otros efectivos policiales” y llama a su superior por teléfono.
“Es relevante destacar la imposibilidad que tuvo el agente de comunicar a través de la emisora lo que estaba observando”, recoge el documento, una circunstancia que provocó que el Centro de Coordinación no estuviera informado de la ubicación real del expresidente y se centrara en seguir la comitiva de los políticos caminando por el paseo Lluís Companys. De hecho, una vez Puigdemont termina la intervención, el dron cambia la visión y pasa a ofrecer imágenes de los políticos: “los efectivos policiales no disponen de la información del agente que ha perseguido al expresidente y creen que Puigdemont estaba entre todos estos políticos”.
El agente, mientras, persiguió a pie el vehículo de Puigdemont. Se confundió “por la tensión del momento” e informó erróneamente del modelo –un Peugeot y no un Honda HRV. Tampoco pudo detallar con exactitud su matrícula, sino que ofreció una lectura parcial. En un momento, el semáforo se pone en verde, el coche sigue la marcha y el mosso le pierde la pista. “La información fue comunicada al Centro de Coordinación para buscar un Peugeot con las tres letras, sin que éste fuera localizado”.
Varios itinerarios para trasladar a Puigdemont a la Ciudad de la Justicia
Los Mossos d'Esquadra recogen en el informe que se plantearon dos escenarios, uno en el que Carles Puigdemont pretendiera acceder al Parlament unos días antes del pleno y un segundo en el que quisiera entrar el mismo día del debate. En ambos casos, la premisa para la organización policial tenía por objetivo garantizar el pleno y detener al expresidente si volvía. En el mismo informe califican la amenaza que suponían los colectivos independentistas para la celebración del pleno de “muy alta” y de “moderada” la del sector constitucionalista.
En caso de que se hiciera efectiva la detención, el cuerpo tenía planificadas “tres posibles salidas” de la zona y “varios itinerarios” para trasladar a Puigdemont con un vehículo de paisano -escoltado por dos vehículos del GEI- hasta la Ciudad de la Justicia. También aseguran que tenían planificado un eventual traslado a Madrid para ponerlo “a disposición del Tribunal Supremo” y reservaron incluso noches de hotel para que los agentes pudieran descansar.
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