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¿Quiénes son Universitats per la República? El 'procés' irrumpe en el movimiento estudiantil

Manifestación de estudiantes en defensa del referéndum

Pau Rodríguez

Antes del inicio de curso pocos les conocían y en septiembre montaron una de las manifestaciones estudiantiles más multitudinarias de la historia en Barcelona. ¿Quiénes son Universitats per la República? Con una estructura muy reducida pero el decisivo apoyo de las entidades independentistas ANC y Òmnium y los sindicatos de estudiantes, esta plataforma ha situado a los universitarios como uno de los emblemas –junto con los Comités de Defensa de la República– de la movilización social que acompaña la nueva fase del procés surgida al calor del 1-O.

Nadie esperaba su eclosión este otoño. El curso universitario finalizó el pasado junio con un balance de protestas superior a los anteriores. Los altos precios de las matrículas y la reforma del 3+2 sacaron a la calle a los estudiantes en varias ocasiones, y todo presagiaba que el curso 2017-2018 las protestas irían a más. Pero el procés, que se ha colado en todos los ámbitos de la vida social, ha marcado también el arranque de curso en los campus catalanes.

Universitats per la República ha llamado a la huelga en tres ocasiones desde las detenciones de cargos públicos el 21 de septiembre, ha promovido la ocupación el Edificio Histórico de la Universitat de Barcelona, ha montado marchas masivas, actos públicos con primeras espadas del panorama político… Y, quizás lo más valioso para ellos: han conseguido el aval –más o menos entusiasta– de la mayoría de sindicatos estudiantiles del panorama universitario catalán.

“Era muy importante que todos se sintieran a gusto con la reivindicación de que el pueblo catalán tiene derecho a decidir su futuro”, explica Jordi Vives i Faig, uno de los portavoces de la plataforma. En el ámbito estudiantil siempre ha habido rivalidades entre los sindicatos, así que su modelo a seguir han sido Òmnium y la ANC, el engrasante más eficaz para las diferencias entre partidos soberanistas.

Vives i Faig, licenciado en Historia y Geografía, cursa actualmente un máster de Gestión Cultural y cuenta con varios años de militancia en el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC). Como él, buena parte del núcleo impulsor de Universitats procede de entidades juveniles de la izquierda independentista.

Nacieron de “contactos informales”, cuenta Vives i Faig, entre varias personas del movimiento estudiantil y algunos profesores y personal de administración que querían que la universidad se implicara en la reivindicación del referéndum. Con esta idea lanzaron en mayo de este año su manifiesto fundacional. De las 200 firmas iniciales de apoyo dentro del sector han pasado a las más de 1.500 en la actualidad.

La difícil transversalidad entre sindicatos

Tras el 1-O, sin embargo, han perdido parte de la transversalidad –al menos entre los sindicatos estudiantiles– que caracterizaba sus acciones. En la huelga previa a la jornada de votación, y tras la bandera del referéndum, contaron con el apoyo de la práctica totalidad de los sindicatos y organizaciones juveniles. En la del 26 de octubre, que pedía además de la libertad de Jordi Cuixart y Jordi Sánchez la aplicación del resultado del 1-O, algunos sindicatos no independentistas como Front Estudiantil o la Associació d’Estudiants Progressistes (AEP), participaron de la protesta pero optaron por no firmar el manifiesto.

En el paro de este miércoles les pasó algo parecido. Sindicatos como AEP no secundaron la huelga que sí promovía Universitats per la República –junto con la minoritaria Intersindical CSC en los centros de trabajo–, pero optaron por sumarse a la protesta que acabó con la ocupación de las vías del AVE en Estació de Sants.

Más acción que debate

Además de la coyuntura política actual, sin la que Universitats per la República no hubiera tenido esta capacidad movilizadora, una de las claves de la notoriedad de esta plataforma es que ha priorizado la acción a la reflexión. “Somos un espacio muy dinámico en el que no se discute tanto de cuestiones políticas teóricas sino que se va a lo práctico, a las actuaciones”, comenta Vives i Faig. De la cincuentena de personas que han participado en el núcleo promotor, son alrededor de unos quince los que se reparten las tareas básicas, desde la comunicación a la logística o la seguridad, conjuntamente con los responsables territoriales.

Es esta estructura pequeña y flexible, además de sendas cuentas de Twitter y Telegram a las que sacan mucho partido, lo que les ha permitido reaccionar con protestas a la actualidad política. También en eso la experiencia de ANC y Òmnium les ayudó. “Estamos en contacto permanente con ellos, debemos ser conscientes que no avanzamos solos, que no vamos por libre en esto”, sostiene su portavoz.

Universitats per la República se sabe enlace entre los estudiantes y las entidades soberanistas, así como entre el movimiento estudiantil y otros sectores menos politizados o entre las calles y las instituciones. La influencia de esta plataforma sobre los rectorados, sin ir más lejos, es muy superior a la que hayan podido ejercer los sindicatos estudiantiles a lo largo de los años.

La reivindicación social y la evaluación única

Las reivindicaciones de Universitats per la República se han circunscrito a la exigencia del referéndum ya la posterior aplicación del resultado, así como al rechazo a los encarcelamientos o al 155. Lo que no hacen es asumir las exigencias estudiantiles recientes como la rebaja de los precios de las matrículas. “Lo que pedimos nosotros es un proceso constituyente y, a partir de aquí, que sean las entidades las que adopten uno u otro discurso”, apunta Vives Faig, que recuerda que, a la vez, muchos de los integrantes de la plataforma militan en otras entidades sociales.

“No tenemos una posición definida sobre las exigencias más recientes del movimiento estudiantil dada la heterogeneidad de la plataforma, aunque muchas de ellas las compartimos”, valora Vives Faig, que añade: “Nuestra reivindicación social pasa por exigir un proceso constituyente en que se tenga en cuenta a las universidades, en base a criterios como la autonomía de gobierno de que disponen”.

Una demanda reciente que sí tiene que ver con la vida universitaria, aunque está ligada a las movilizaciones que han promovido, es la de que las facultades concedan la evaluación única a los estudiantes. Esto significaría que podrían presentarse sólo a los exámenes de fin de trimestre para aprobar las asignaturas, algo que tendió a la desaparición con la implementación del Plan de Boloña. De momento, ninguna de las universidades públicas se ha pronunciado sobre esta medida.

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