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“No se puede prever si habrá más seísmos”

Imagen de la plataforma de almacenamiento del proyecto Castor.

Pau Rodríguez

Barcelona —

La sucesión de pequeños terremotos en la zona del Delta del Ebro y Vinaròs en los últimos días -hasta 20 seísmos sólo la pasada noche- ha generado incertidumbre entre los vecinos, que apuntan a la actividad del proyecto Castor, un almacén submarino de gas, como causa de los movimientos. Así lo ha dejado entrever el ministro de Industria, José Manuel Soria, y así lo confima Eulalia Masana, paleosismóloga y profesora de geología de la Universitat de Barcelona. En esta entrevista, Masana explica que la zona es normal que los seísmos se sucedan aunque la actividad del almacén esté paralizada, y contempla la posibilidad que el encadenamiento de pequeños seísmos desencadenara un terremoto “un poco más fuerte que los actuales”.

En primer lugar, ¿hay alguna duda de que los seísmos hayan sido provocados por la actividad de inyección de gas?

Se puede afirmar que es altamente probable que hayan sido provocados por las inyecciones. Coincide en el espacio y en el tiempo. Sería demasiada casualidad que los seísmos fueran por causas únicamente naturales. Además, siempre que inyectas fluidos en un terreno o una roca, como es el caso, aumentas la presión, y te acercas a la fracturación. Las inyecciones provocan pequeños terremotos; esto hace años que se sabe, igual que si cargas mucho un embalse de agua también los puedes provocar, porque estás modificando el estado de la presión. Pero siempre en grados pequeños. La magnitud 4 no es de prever, pero en general están siendo muy pequeños.

¿Podría ser, por tanto, que se hubiera producido un exceso de presión por parte de la empresa?

Podría ser una cuestión más del estado natural del terreno que no del grado de presión. Porque en otros reservorios y yacimientos se realizan inyecciones y no pasa nada. Cada terreno tiene unas condiciones diferentes.

Entonces, ¿la zona de Vinaròs y del Ebro puede ser más propicia a sufrir seísmos?

Fallas las hay. Y pueden tener actividad sísmica propia. Cerca de la bolsa de petróleo donde se almacena el gas se encuentra el límite de la que se conoce como la falla de Amposta, que es activa y es considerada de cierto peligro. Pero esto es una información pública, que está en una base de datos de fallas activas del Instituto Geológico y Minero de España. Por lo que, evidentemente, este hecho debería haberse tenido en cuenta a la hora de sacar adelante el proyecto. Pero quizás ya se hicieron los estudios necesarios, con los perfiles sísmicos correspondientes que demostraran que la parte superior de la falla no estaba afectada.

¿Es posible, por la actividad generada estos días, saber si la frecuencia e intensidad de los seísmos aumentará o disminuirá?

No, bajo ningún concepto. Científicamente no se puede prever si habrá más sismos; sólo se puede saber dónde, pero no cuándo.

¿Y se puede saber qué consecuencias a nivel geológico pueden comportar estos pequeños seísmos?

Las fallas tienen ciclos de carga y descarga de energía, a través de la fricción entre las placas, y eso es lo que produce los seísmos. Los ciclos suelen ser de 30.000 a 50.000 años. En el caso de la falla en cuestión, no tenemos suficiente información sobre en qué estado del ciclo se encontraba porque está en el mar y no tenemos demasiado acceso. A partir de aquí, hay dos posibles consecuencias de estos pequeños seísmos: una positiva sería que los pequeños terremotos vayan liberado poco a poco la energía que ha ido cargando la falla. Y la negativa, todo lo contrario, sería el efecto dominó: una pequeña fractura rompe una parte clave de la falla, lo que supone un terremoto un poco más fuerte que los actuales. Sería como la gota que colma el vaso. Pero no se puede decir que esto sea probable. Y en cualquier caso, en tierra tenemos otras fallas similares -en cuanto a estructura y organización- que pueden producir terremotos similares.

El ministerio instó a la empresa a detener la actividad. ¿Es compatible la paralización con que siga habiendo sismos?

Sí. No es extraño que duren. El efecto inducido tiene cierta inercia. Los terremotos inducidos, como parece ser el caso, modifican la distribución de esfuerzos del terreno, y la energía se puede transmitir rápida o lentamente.

Los ecologistas alertan que si aumenta la magnitud podría causar desperfectos serios. ¿Cuál sería una magnitud peligrosa?

Alrededor de 4 no es peligroso. En lugares habituados a los terremotos lo llamarían solo un temblor. Hacia 5 sí lo es. En Lorca fue de 5,1, pero fue un caso excepcional, porque se dio muy cerca de la superficie.

¿Y en estos casos también es superficial?

No se puede saber con certeza, porque las redes sísmicas para calcular el hipocentro -la posición en profundidad- son muy lejanas. Pero si tenemos en cuenta que ha sido inducido por unas perforaciones que no superan los 2.000 metros de profundidad, pues sí, es superficial.

¿Que no haya redes sísmicas para calcular este hipocentro con certeza es una falta de seguridad para el proyecto?

Ahora mismo nosotros, por ejemplo, no tenemos demasiada información precisa porque en el mar, por ejemplo, sólo tenemos constancia de un sismógrafo que esté cerca, en una plataforma petrolera en la costa de Tarragona. En este caso debería ser la Administración la que considerara si, por una actividad como ésta, es necesario tener una red sísmica más cercana. Y trasladarlo a la empresa para que lo cumpla.

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