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La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.

Historia de dos archipiélagos: Chinijo y Salvajes

Isla Graciosa desde Lanzarote

Eugenio Fernández

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El desconocido Archipiélago Chinijo se encuentra justo al Norte de la Isla de Lanzarote, y consta de las islas de Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste, totalizando una superficie de 40,8 kilómetros cuadrados. La Graciosa es la única que está habitada permanentemente. Sus habitantes viven mayoritariamente de la pesca.

Las islas de Alegranza y Montaña Clara son de propiedad privada, y las restantes son tierras públicas, si bien en La Graciosa, el grueso de la isla (en realidad toda menos los núcleos de población) fue expropiada en 1963 por el Estado español para llevar a cabo uno de aquellos proyectos turísticos faraónicos que, afortunadamente, nunca se ejecutó. Sin embargo, todo ese terreno continúa siendo propiedad del Ministerio de Hacienda. ¿Tal vez esperando mejores tiempos para volver a la carga con el ladrillo?

El caso es que el Gobierno canario declaró en su momento al Archipiélago Chinijo como Parque Natural. Sus valores ecológicos son indudables: 356 especies de invertebrados terrestres, 15 de ellos exclusivos de estas islitas, y de ellos 14 endemismos macaronésicos.

Estos invertebrados endémicos son fundamentalmente arañas, como 'dysdera alegranzaensis', exclusiva de Alegranza. Este pequeño archipiélago constituye una importante zona de cría para aves marinas como el petrel de Bulwer (bulweria bulwerii), la pardela chica (puffinus assimilis) o la mejor colonia de cría a nivel nacional de la pardela cenicienta (calonectis diomedea)

Sin embargo, los propietarios de Alegranza litigaron en los tribunales porque no aceptaban las restricciones que se les imponía desde el Plan de Gestión del Parque Natural. Después de 10 años de batalla judicial, en enero de este año el Tribunal Supremo tumbó directamente el Plan de Gestión, basándose en que previamente se debía de haber implementado un Plan de Ordenación de Recursos Naturales, cosa que no se hizo. Como resultado, el Archipiélago Chinijo se encuentra hoy sin ningún tipo de protección.

Hagamos un interesante ejercicio de comparación con un minúsculo archipiélago portugués situado a 165 kilómetros al Norte de Tenerife: las Islas Salvajes. Consta de las islas Selvagem Grande, Selvagem Pequena, Ilhéu de Fora e islotes adyacentes, totalizando una superficie de 9.471 hectáreas. Descubiertas en 1438, siempre fueron propiedad privada de varias familias de Madeira hasta que en 1971 el Estado Portugués las compra, declarándolas en el acto Reserva Natural. ¿Sus valores? 219 especies de invertebrados terrestres, 44 de ellos endémicos (39 especies y 7 subespecies), 8 moluscos terrestres (1 endémico) y presenta, además, dos reptiles que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo: la salamanquesa Tarentola bischoffi y la lagartija 'teira dugesii selvagensis'.

Desde 1976 la isla está habitada únicamente por personal técnico de la Región Autónoma de Madeira y por dos policías que van rotando. Ha sido visitada por nada menos que cuatro presidentes de la República portuguesa. Si no me falla la memoria, el Archipiélago Chinijo no ha sido visitado por ningún jefe de Estado ni de Gobierno español.

El Estado español no reconoce la autoridad portuguesa sobre estas islas, a pesar de que en 1938 la Comisión Permanente de Derecho Marítimo dictaminó inequívocamente que las Islas Salvajes son legalmente parte del territorio portugués. Esto no ha impedido que pescadores canarios intenten una y otra vez pescar ilegalmente en las Islas Salvajes, enfrentándose físicamente a las autoridades portuguesas. Los aviones civiles y militares españoles fuerzan frecuentemente el espacio aéreo de las Salvajes. Las autoridades portuguesas protestan inmediatamente ante cada uno de estos incidentes.

Mi opinión personal es que el Estado español no tiene ninguna razón para reclamar las Islas Salvajes. Portugal es un Estado amigo y aliado, y ningún mal nos ha hecho que sean vecinos nuestros. Mejor dejemos que Portugal siga gestionando modélicamente la naturaleza singular de estas minúsculas “rocas” y aprendamos nosotros a proteger el Archipiélago Chinijo.

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