Bizcocho en el microondas en solo tres minutos: receta sencilla con cinco ingredientes para una merienda veraniega

Bizcocho preparado en una taza, listo para disfrutar en solo tres minutos gracias a la cocción rápida en microondas.

Edu Molina

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Las preparaciones rápidas en microondas han ganado espacio en la cocina doméstica durante los últimos años. Frente a elaboraciones tradicionales que requieren hornos, tiempos prolongados y técnicas específicas, estas opciones se presentan como soluciones accesibles y prácticas para resolver comidas puntuales. Entre ellas, una de las fórmulas más repetidas es la del bizcocho de taza, una versión individual que se cuece en pocos minutos directamente en el microondas.

Esta receta, que se elabora con cantidades medidas en cucharadas y no requiere utensilios adicionales, se ha convertido en una alternativa útil para resolver meriendas improvisadas. Su sencillez radica en que solo necesita cinco ingredientes básicos: huevo, harina, azúcar, leche y aceite. No incluye pasos complejos ni necesidad de moldes. Además, su formato individual facilita el control de porciones, reduce el desperdicio y limita el tiempo de preparación a menos de cinco minutos entre mezcla y cocción.

La difusión de esta receta responde también a una demanda práctica en entornos donde el uso del horno no es posible o conveniente, ya sea por razones de espacio, ahorro energético o temperaturas elevadas. Las condiciones actuales, especialmente durante el verano, favorecen este tipo de soluciones, que permiten obtener un producto terminado sin elevar la temperatura del ambiente ni requerir una infraestructura de cocina completa.

Una receta individual, rápida y sin horno

El bizcocho en microondas se prepara directamente en una taza o recipiente apto para calor, sin necesidad de utensilios adicionales ni equipos específicos. Esta receta requiere únicamente cinco ingredientes: un huevo, harina de trigo, azúcar, leche y aceite vegetal. Las cantidades no necesitan medirse con báscula, ya que se pueden calcular con cucharas soperas estándar.

El procedimiento comienza batiendo el huevo en el interior del recipiente hasta integrarlo por completo. Luego se añade el azúcar y se remueve, seguido de la leche y el aceite. Por último, se incorpora la harina, procurando que la mezcla quede homogénea y sin grumos visibles. Todo este proceso puede realizarse con una cuchara o tenedor, y no requiere batidora ni herramientas especiales.

Una vez obtenida la mezcla, se introduce el recipiente en el microondas a potencia media-alta. El tiempo de cocción estimado es de tres minutos, aunque puede variar ligeramente según el modelo del microondas. Durante este periodo, la masa sube dentro del recipiente, por lo que se recomienda no llenarlo más de la mitad para evitar desbordes. Al finalizar la cocción, se aconseja dejar reposar el bizcocho durante uno o dos minutos dentro del microondas apagado. Este tiempo adicional permite que el calor residual termine de consolidar la estructura interna del bizcocho, además de reducir el riesgo de quemaduras al manipularlo.

El resultado final puede consumirse directamente en la taza o servirse en un plato, según la preferencia. Para desmoldarlo con mayor facilidad, algunas personas optan por engrasar previamente el recipiente con una pequeña cantidad de aceite. La textura del bizcocho es suave y húmeda, adecuada para un consumo inmediato.

Para comprobar que está bien cocido, puede utilizarse un palillo o cuchillo fino introducido en el centro: si sale limpio, el bizcocho está listo; si no, se puede volver a calentar en intervalos cortos de entre 10 y 20 segundos. Esta preparación admite variantes con otros ingredientes, como cacao, frutas troceadas o frutos secos, aunque la versión básica resulta suficiente para obtener un bizcocho esponjoso en pocos minutos y sin necesidad de horno.

Esta receta también permite ciertas adaptaciones en función de las necesidades alimentarias o preferencias individuales. La harina de trigo puede sustituirse por opciones sin gluten, como mezclas comerciales o harina de avena; la leche puede reemplazarse por bebidas vegetales; y el azúcar, por edulcorantes aptos para cocción. Estas sustituciones no modifican el proceso básico, aunque pueden alterar ligeramente la textura o el sabor.

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