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Los riesgos de usar la harina o pasta de konjac, o glucomanano, para adelgazar

Fideos de konjac japoneses

Jordi Sabaté

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El konjac se corresponde con el nombre de una planta arecácea, Amorphophallus konjac, originaria del Sudeste asiático y sobre todo apreciada en Japón, China y Corea, donde se utiliza la harina de su raíz tuberculosa en su cocina tradicional, ya sea como espesante de mermeladas o para fabricar un tipo de fideos gelatinosos que se saborizan con algas.

En las dietas veganas, dicha harina, que también se conoce como “konjac”, se emplea como sustitutivo vegetal de la gelatina. Y es que se compone fundamentalmente de una fibra vegetal no digerible por el estómago humano cuyo nombre químico es glucomanano.

Esta fibra, un polisacárido de alto peso molecular con ramificaciones cada cincuenta o sesenta unidades, tiene una gran capacidad de absorción de agua, muy superior a otras harinas y por lo tanto, unos pocos gramos, tres o cuatro, son capaces de retener hasta 150 gramos de agua.

De este modo, hervida, se genera una pasta con gran poder espesante, ideal para pastelería, recetas saladas o gelatinas de frutas. Pero también se le ha encontrado valor dietético como adelgazante en razón de su gran poder saciante.

Por este último motivo, la harina de konjac ha penetrado en Occidente como suplemento alimentario ideal para dietas adelgazantes, ya que con unos pocos gramos llena el estómago, quita el hambre y apenas aporta calorías. Se calcula que 100 gramos de pasta (la harina hidratada) aportan menos de 10 calorías, que es casi nada.

Actualmente, se puede encontrar este producto en forma de suplemento seco, en cápsulas o bien en pasta ya hervida, que se presenta de múltiples maneras: desde los tradicionales fideos de konjac japoneses llamados “shirataki” hasta en macarrones, noodles, fetuccini o espagueti.

La idea es utilizar dicho sustitutivo de la pasta como uno de los platos del menú de día o de noche, y con ello saciarnos, comer menos del otro plato y evitar una subida de calorías con esta gelatina insípida y viscosa que nos deja llenos.

Riesgos y limitaciones

No obstante, y tal como determina la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que reconoce el glucomanamo como parte de los suplementos saciantes, el konjac tiene sus riesgos y limitaciones.

Homóloga de la EFSA, la agencia española AESAN emite las siguientes recomendaciones respecto al konjac, especialmente si se ingiere en forma de harina encapsulada, para la cual se recomienda ingerir no más de tres o cuatro gramos al día:

  • Tomar el producto con mucha agua para asegurarse de que la sustancia llega al estómago.
  • Se advierte de peligro de asfixia para personas con problemas de deglución.
  • No ingerir justo antes de acostarse.
  • Evitar el consumo junto con medicamentos y otros complementos alimenticios a base de fibra.
  • Los pacientes con diabetes deben consultar con su médico antes de ingerir este complemento alimenticio.

La primera recomendación se debe a su capacidad de hincharse, que puede provocar atragantamientos en personas con estrechez de esófago y a niños, en caso de que la pastilla se quede en medio del tracto esofágico.

Existen algunos casos de muertes por este motivo en los Estados Unidos, donde el glucomanano se utiliza de gelatina para frutas. De ahí la segunda advertencia.

La tercera advertencia hace referencia a que al hincharse tanto aumenta la motilidad intestinal, es decir que es laxante, y puede requerir visitar en baño en pocas horas. Si no se hace así, por ejemplo porque dormimos, puede dar lugar a fermentaciones en la flora de la fibra y en consecuencia gases que provoquen dolor, diarrea, etc.

La recomendación que hace referencia a los medicamentos se explica por la capacidad del glucomanano hinchado de efectuar un arrastre rápido de restos en el tracto intestinal, de modo que no dé tiempo a que los medicamentos ingeridos se absorban en el intestino delgado y por tanto hagan su trabajo.

En cuando a la recomendación sobre la diabetes, el problema es que el konjac tanto puede arrastrar medicamentos como alimentos antes de que se absorban los azúcares, impidiendo su absorción intestinal. En el caso de una persona diabética, cuyo metabolismo no pude regular los niveles de glucosa en sangre, esto significa riesgo de hipoglucemia.

En la misma línea, el konjac, que evita también la absorción de grasas, y por tanto modera el colesterol, al inhibir la producción de sales biliares, interfiere colateralmente la absorción de vitaminas del grupo B, y especialmente la B12 y la vitamina E, lo que puede traer problemas si se abusa de este producto.

Pero lo que más destaca la mayoría de nutricionistas es que el glucomanano no aporta ningún nutriente y por tanto, una dieta donde se le tenga una base, por ejemplo sustituyendo a los hidratos de carbono, no solo en harinas refinadas sino en frutas, es una dieta de desnutrición y por ende, nada saludable.

Más allá de la moderación, el nutricionista de referencia Julio Basulto niega en su blog Comer o no comer la eficacia del konjac para adelgazar. Y asegura hacerlo con datos en la mano de un metaanálisis: “El objetivo era dilucidar, mediante un cedazo fino, si es verdad verdadera que el glucomanano tiene efecto sobre la pérdida de peso”.

Basulto prosigue: “Y no, no es verdad de la 'güena'. Si existe dicha pérdida, no es 'estadísticamente significativa'. O dicho con otras palabras: tomar glucomanano es tirar el dinero y perder el tiempo”.

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