¿Es eficaz el láser de diodo para dejar de fumar?

Foto: Pixabay

Jordi Sabaté

Pilar, lectora y socia de eldiario.es, nos escribe un correo electrónico comentándonos que su hijo es fumador desde los 17 años y que no consigue dejarlo a pesar de que ha probado diferentes métodos, entre ellos el cigarrillo electrónico. Nos comenta que en la sanidad pública le han recetado Champix, un tratamiento a base de pastillas que dura meses y que al parecer deja efectos secundarios.

Seguidamente Pilar nos pide que investiguemos sobre una terapia para dejar de fumar con rayos láser, concretamente nos pregunta: “¿Qué información tenéis sobre la tecnología láser/diodo de baja intensidad aplicada en distintos puntos: orejas, manos..?” Como nunca hemos oído hablar de esta técnica para abandonar el tabaquismo, investigamos en internet para encontrar primeras referencias, por ejemplo usando la expresión en Google “láser para dejar de fumar”.

Referencias escritas a la terapia

La primera referencia que nos aparece es la de un artículo de 2001 de una revista supuestamente de divulgación médica en el que se explica que la publicación propuso a tres personas -un periodista ruso, un joven físico que vive en el extranjero y una enfermera de mediana edad- que se sometieran a la terapia de láser de baja intensidad. El artículo asegura que los tres consiguieron dejar de fumar tras tres sesiones, aunque engordaron considerablemente por la ansiedad.

Hemos tratado de seguir el rastro al periodista ruso por si presentaba actividad digital, ya que el artículo aseguraba que era entonces delegado de Izvestia en España, pero nos han aparecido apenas un perfil vacío de LinkedIn de alguien que vive en Nueva York y una cuenta de Twitter con cuatro seguidores y un solo retweet de agosto de 2013 en alfabeto cirílico.

De todos modos lo más reseñable del artículo es la descripción que hace el funcionamiento de la técnica y su incidencia sobre nuestro cuerpo: “se trata de un método que lleva aplicándose 12 años en Estados Unidos pero acaba de llegar a España gracias a una clínica madrileña, y consiste básicamente en aplicar un láser de diodo de baja frecuencia sobre varios puntos de acupuntura de los meridianos energéticos del cuerpo, lo que reduce la adicción a la nicotina”.

Si asumimos que la acupuntura es una terapia sin ninguna evidencia científica, la simple referencia a la misma en la técnica del láser debería servir para descalificarla. Pero para escépticos de los escépticos, quizá pueda aportarse este fragmento de otra revista de divulgación científica en la que una doctora estética de una conocida clínica madrileña, la misma que aparecía en el anterior artículo, dice que “la base del tratamiento es un diodo de baja potencia que consigue elevar las endorfinas a niveles más altos que los producidos por el tabaco”.

“De este modo”, prosigue la médica estética, “el láser bioestimula a través de 28 puntos vitales y energéticos el aparato digestivo, regula el sueño, calma la ansiedad y trata la tristeza (24 en la cabeza, tres en el antebrazo derecho y uno en el pecho) y así disminuye el ansia por fumar y se eliminan las ganas de fumar”. Suponemos que estos puntos vitales y energéticos son los mismos que se citan en la acupuntura, ya que de nuevo se incide en que el láser actúa igual que las agujas.

En otra publicación, en este caso el Magazine Zen de el diario El Mundo, se hace mención a cuatro periodistas del citado periódico que dejaron de fumar con diferentes terapias alternativas. Uno de ellos gracias a la hipnosis, otro con ondas electromagnéticas, una tercera con láser y finalmente un cuarto “gracias a una sanadora que le abrió los chakras”. Este último escribió un artículo titulado “sí, lo he dejado con una bruja”

Lo que piensa la American Cancer Society

No hemos encontrado muchas más referencias pretendidamente imparciales sobre la supuesta eficiencia del láser para dejar de fumar -y no parece existir literatura científica ni a favor ni en contra-, salvo esta y esta entradas en blogs de escépticos, que critican con solidez tanto los fundamentos físicos como el lenguaje usado para vender esta técnica por parte de una empresa cuya antigua página web es hoy un parking de dominios, es decir que se dedica a hacer dinero con publicidad sin ninguna actividad.

Pero la prueba definitiva y más consistente que quizás le podamos dar a Pilar de que no merece la pena que someta a su hijo a sesiones de láser para liberarle de su adicción a la nicotina, es este comentario de la American Cancer Society, la asociación contra el cáncer más importante e influyente del mundo, referente a la citada terapia: “a pesar de las afirmaciones de éxito de algunos proveedores de esta terapia de rayos fríos láser, no existe evidencia científica alguna que demuestre que ayuda a las personas a dejar de fumar”. Está firmada por el Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, y su última actualización tiene fecha de marzo de 2018.

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