Una receta rápida de tarta de queso, yogur y arándanos: se hace en frío y sin horno
En lo que a tartas de queso se refiere, hay quien disfruta del proceso largo y meticuloso de hornear, y quien prefiere en cambio resultados más rápidos, sin sacrificar sabor ni presentación. Para estos últimos, y para cualquiera que busque una alternativa deliciosa, fresca y sencilla, la tarta de queso, yogur y arándanos sin horno es sin lugar a dudas una opción imbatible. Es cremosa, ligera y tiene ese punto dulce y ácido que engaña al paladar. Además, su preparación en frío la convierte en una elección perfecta para los meses más cálidos que coinciden con la llegada del verano, cuando encender el horno es lo último que se desea.
Más allá de su sabor fresco y equilibrado, esta receta destaca por su versatilidad. No necesitas ser un experto repostero para lograr un resultado profesional. Además, al no requerir horno, es ideal para preparar con niños o en cocinas pequeñas. Y, como aguanta bien en frío, se puede preparar con antelación sin que pierda frescura.
A continuación, compartimos no solo la receta paso a paso, sino también algunos consejos y curiosidades sobre este tipo de tartas que continúan conquistando a los chefs más amateurs.
Origen y evolución de la 'cheesecake' sin horno
Las tartas de queso tienen una historia milenaria: ya en la antigua Grecia se preparaban algunas versiones, y con el paso del tiempo, cada cultura le fue dando su toque. En Estados Unidos, la clásica New York Cheesecake es probablemente la más icónica, elaborada al horno con queso crema, huevos y una base de galletas o masa quebrada. Sin embargo, la versión “no bake” o sin hornear, más popular en Europa, especialmente en países como Alemania o el Reino Unido, ha ganado protagonismo en los últimos años por su fácil preparación.
Esta variante fría suele usar gelatina como estabilizante y sustituye la cocción por unas horas en la nevera. Como resultado, se obtiene una tarta con una textura más ligera, similar a una mousse, y un sabor que puede modificarse fácilmente con ingredientes como el yogur, frutas frescas, mermeladas o incluso chocolate.
Cómo hacer esta versión de la tarta de queso
Esta tarta de queso, yogur y arándanos sin horno se ha convertido en un clásico moderno en muchas casas, precisamente por lo sencilla y versátil que es. Con ingredientes básicos y sin necesidad de encender el horno, puede llegar a ser el plato estrella de cualquier mesa. La receta que estamos a punto de compartir demuestra que la repostería casera puede ser tan fácil como deliciosa. Estos son los ingredientes para una tarta de seis u ocho porciones:
Para la base:
- 200 gramos de galletas
- 80 gramos de mantequilla o margarina derretida
Para el relleno:
- 400 gramos de queso crema
- 200 gramos de yogur natural o griego (azucarado o sin azúcar, al gusto)
- 100 gramos de azúcar glasé
- Cinco hojas de gelatina neutra u ocho gramos de gelatina en polvo
- Una cucharadita de extracto de vainilla (opcional)
- Ralladura de limón (opcional)
Para la cobertura:
- 150 gramos de arándanos frescos o congelados
- Dos cucharadas de azúcar
- Una cucharadita de zumo de limón
- Una hoja de gelatina o un gramo de gelatina en polvo (opcional, si se desea una cobertura más firme)
Lo mejor de esta tarta es que la mezcla de queso crema y yogur crea una textura suave y un punto ácido muy agradable que contrasta con el dulzor de la cobertura de frutas. Te explicamos cómo hacerlo en casa paso a paso:
- Comienza triturando las galletas hasta que queden hechas migas. Puedes hacerlo con una picadora o metiéndolas en una bolsa y aplastándolas con un rodillo. Luego, añade la mantequilla o margarina derretida y mezcla bien hasta que la mezcla tenga una textura como de arena húmeda. Vierte la mezcla en un molde desmontable de unos 20 centímetros de diámetro, y presiona con el dorso de una cuchara para compactarla bien. Ahora reserva en la nevera mientras preparas el relleno.
- El siguiente paso será hidratar la gelatina. Para ello, pon las hojas de gelatina en agua fría durante unos cinco o diez minutos hasta que se ablanden. Si usas gelatina en polvo, disuélvela en un par de cucharadas de agua fría y deja que repose el mismo tiempo.
- A continuación, en un bol grande, bate el queso crema con el azúcar glasé hasta que quede suave para después añadir el yogur. Sigue batiendo hasta integrarlo todo. Opcionalmente, puedes incorporar la vainilla y, si quieres, un poco de ralladura de limón para dar frescor.
- Cuando haya pasado el tiempo de hidratación de la gelatina, escúrrela y caliéntala en el microondas unos segundos hasta que se disuelva completamente. Es muy importante que no llegue a hervir. Ahora, añade un par de cucharadas de la mezcla de queso al cuenco de la gelatina para templarla, y luego incorpora todo al bol principal. Mezcla bien para que se distribuya uniformemente.
- Seguidamente, saca el molde de la nevera y vierte la crema sobre la base. Alisa la superficie con una espátula y deja reposar al menos cuatro horas en el frigorífico, aunque lo ideal es dejarla toda la noche para que cuaje perfectamente.
- Para preparar la cobertura, cocina en un cazo los arándanos con el azúcar y el zumo de limón de cinco a diez minutos, hasta que se forme una especie de compota. Puedes dejarla tal cual, triturarla o pasarla por un colador si prefieres una textura más fina. Si deseas que quede firme al cortar y servir la tarta, añade una hoja de gelatina hidratada y disuelta cuando la mezcla esté caliente.
- Una vez fría la tarta, solo quedará decorarla. Extiende la cobertura por encima con cuidado y devuélvela al frigorífico al menos 30 minutos más antes de desmoldar y servir.
Trucos y variantes para todos los gustos
Una de las grandes virtudes de esta tarta, además de su sabor, es su capacidad para reinventarse según el antojo o la ocasión. Con unos pequeños giros, puede transformarse en una versión más saludable, más colorida o más práctica, pero siempre deliciosa.
- Versión sin azúcar: puedes sustituir el azúcar glasé por edulcorante en polvo, miel o sirope de agave si buscas una opción más saludable.
- Yogures con sabor: si quieres que tu tarta quede aún más irresistible, puedes probar con yogur de vainilla, limón o coco para dar un toque diferente al relleno sin necesidad de añadir más ingredientes.
- Más frutas: esta receta también admite otras frutas rojas como fresas, frambuesas o moras. Incluso puedes mezclar varias para una tarta multicolor y rica en antioxidantes.
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