Síndrome de la vibración fantasma: por qué sentimos que nos vibra el móvil en el bolsillo sin tenerlo allí

Foto: Gentle07

Cristian Vázquez

Con mayor o menor frecuencia, nos sucede a casi todos: sentimos que el teléfono nos ha vibrado en el bolsillo, o en el bolso, o sobre la mesa; sin embargo, al mirar la pantalla, descubrimos que no hay ninguna notificación. Más aún, a veces ni siquiera está en el bolsillo donde lo creímos moverse. Se trata del llamado “síndrome de la vibración fantasma”, un fenómeno no reconocido como un trastorno por los manuales clínicos, pero que la ciencia investiga desde hace varios años. ¿Por qué sucede? ¿Es acaso un signo de que algo anda mal?

La denominación “síndrome de la vibración fantasma” data de 2003, cuando un periodista la mencionó en un artículo en una revista de Pittsburg, Estados Unidos. En 2012, un diccionario australiano eligió la expresión como “palabra del año”. Ese mismo año, un estudio -basado en los datos de 290 estudiantes de Estados Unidos- comprobó que la gran mayoría (el 89%) sentían vibraciones fantasma, en promedio una vez cada dos semanas. En general, de acuerdo con estos investigadores, esas falsas alertas no resultaban molestas, salvo a las personas que tenían reacciones emocionalmente más fuertes a los mensajes de texto y de WhatsApp.

Otros análisis estimaron que el 80% de las personas son víctimas de vibraciones fantasma, mientras que el 30% también ha sufrido engaños auditivos: creer que el teléfono suena cuando no ha sido así. Y explicaron que esto no debiera ser motivo de preocupación. El trasfondo de este fenómeno sería la llamada “teoría de detección de señales”, que estudia la capacidad del organismo de percibir las señales y los estímulos del entorno, y las reacciones y respuestas que puede dar. Estas reacciones y respuestas surgen ante estímulos que pueden ser reales o solo imaginados.

Cómo percibe el cerebro las señales y cómo reacciona

En una situación cualquiera, puede haber algún estímulo para el cerebro o bien puede no haberlo. También hay dos posibilidades con respecto a la percepción: que el cerebro reaccione como si hubiera habido un estímulo o que reaccione como si no lo hubiese habido. Esto da lugar a cuatro posibles combinaciones:

  1. que exista un estímulo y el cerebro la advierta, y todo estará bien.
  2. que no haya ningún estímulo y el cerebro no reaccione de ninguna forma, lo cual también es normal.
  3. que haya un estímulo y el cerebro no lo note.
  4. que no haya ningún estímulo pero el cerebro reaccione como si sí lo hubiera habido.

Este último sería el caso de las vibraciones fantasma.

¿Por qué advierte el cerebro un estímulo inexistente?

La gran pregunta es: ¿por qué el cerebro cree advertir un estímulo -y actúa en consecuencia- cuando no lo hay? La misma teoría de detección de señales explica que el umbral de la percepción se modifica ante variables como la experiencia, la expectativa, el deseo y estados fisiológicos, como el cansancio. Un soldado encargado de vigilar una frontera en tiempos de guerra percibirá más signos de alerta que el mismo soldado en la misma frontera en tiempos de paz. Del mismo modo, hay personas que -por motivos diversos- están más predispuestas a captar posibles vibraciones del teléfono, y eso las lleva a que en ocasiones crean advertir señales que en realidad nunca se produjeron.

No es extraña, desde luego, esa predisposición a recibir notificaciones por parte del teléfono. Numerosos estudios han demostrado que esos avisos enviados por las aplicaciones del teléfono hacen que el cerebro genere dopamina, el neurotransmisor que controla el placer: regula la motivación y el deseo, nos lleva a repetir conductas y es la sustancia que está detrás de las adicciones. Se activa cuando el fumador se lleva un cigarrillo a la boca, cuando alguien saborea azúcar o chocolate, al tener relaciones sexuales, etc. 

Posible señal de adicción al teléfono móvil

Un estudio de 2017, realizado por expertos de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, se propuso comprobar si las vibraciones fantasma constituían un “síntoma de dependencia psicológica ante las comunicaciones a través de teléfonos móviles y el resultado de una hipersensibilidad a los estímulos de notificación” emitidos por esos teléfonos. Para tal fin, pidieron a 766 estudiantes universitarios (384 mujeres y 382 varones) que completaran una encuesta con preguntas acerca de su propia personalidad: extroversión, amabilidad, estabilidad emocional, etc.

Y luego les preguntaron por su experiencia con las vibraciones fantasma: si las habían experimentado, con qué frecuencia, etc. Los resultados mostraron una asociación entre la dependencia hacia el uso del teléfono móvil, una más baja estabilidad emocional y los casos en que creían haber recibido notificaciones en el teléfono cuando en realidad eso no había ocurrido. De acuerdo con este trabajo, esto también sucedía con más frecuencia entre las mujeres que entre los hombres y sobre todo a las personas más jóvenes.

Para Daniel Kruger, director del estudio, tales resultados podrían ser “evidencia de que las personas pueden tener dependencia real hacia el uso de smartphones”. Ha habido numerosas propuestas por incluir la adicción al teléfono móvil o el miedo irracional a no disponer de él -llamado nomofobia- en los listados oficiales de trastornos mentales. Pese a que de momento eso no ha sucedido, la nomofobia se trata desde hace años y la cantidad de personas que acude a terapia para intentar solucionarlo en los últimos años no ha dejado de crecer.

Síndrome de 'burnout' y otros trastornos

Por lo tanto, las vibraciones fantasma quizá no sean tan inofensivas como se presentan en algunos artículos. De hecho, según una investigación realizada por científicos de Taiwán y publicada en 2014, los trabajadores que experimentaban mayores índices de síndrome de vibración fantasma también mostraban niveles más elevados de fatiga personal y laboral. Estos hallazgos -de acuerdo con los investigadores- sugieren que creer que el teléfono vibra o suena cuando no lo hace “puede ser un presagio de estrés mental o un componente del síndrome clínico de agotamiento, e incluso puede predecir de manera conveniente y precisa el síndrome ‘burnout’”.

También un trabajo elaborado en la India, publicado en 2017, alerta sobre los riesgos de sentir vibraciones fantasma: apunta que podría evidenciar “cambios psicológicos o neurológicos”, y que -como síntoma de una adicción al teléfono móvil- podría derivar en “ansiedad, depresión y trastornos afectivos”. Lo positivo, puntualizan los mismos investigadores, es que, al tratarse de un fenómeno emergente, bastaría con pequeñas alteraciones en el estilo de vida para dejar de experimentar este síndrome, como tratar de no estar tan pendiente del aparato y llevarlo siempre en bolsillo o sitios diferentes. Sería una manera de prevenir males mayores.

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