WLTP: ¿cómo afecta al consumidor el nuevo sistema para medir emisiones de motores?

Foto: Ruben de Rijcke

Jordi Sabaté

La mayoría de nosotros no somos ajenos al escándalo de los motores trucados que dio lugar al llamado dieselgate, por el que se descubrió que Volkswagen, y posteriormente otras compañías, manipulaba el software de sus motores para dar menos emisiones de las reales en las mediciones de homologación de sus automóviles. No obstante, ya antes de tales manipulaciones, la industria europea del motor partía con ventaja a la hora de pasar los controles de emisiones.

El motivo no era otro que el sistema de medición vigente hasta el pasado 1 de septiembre y llamado NEDC (New European Driving Cycle), cuyos resultados estaban muy alejados de los resultados reales de emisiones que tenían los motores sometidos a homologación. Es decir que el sistema de medición, siempre en laboratorio y en condiciones controladas, era muy ineficiente en cuanto a la estimación real de las emisiones que los coches tenían en conducción vial.

Las emisiones controladas eran, por otro lado, las de los elementos más nocivos para la salud humana y el medio ambiente: las de partículas 2.5 PM, los óxidos de nitrógeno y el CO2. Los resultados del NEDC eran conocidos como “emisiones oficiales”, frente a las “emisiones reales”, que no se estimaban y que nadie conocía hasta que diferentes organizaciones medioambientales y de consumidores comenzaron a medirlas y a denunciar que eran muy superiores a los límites permitidos.

Además, el NEDC permitía a los fabricantes modificar a su gusto las condiciones de la medición en laboratorio mediante trucos como hacer el chasis más aerodinámico, poner lubricante extra, sobre inflar las ruedas, etc., de modo que la medición oficial era todavía menos realista. Este hecho y la presión de diferentes colectivos llevó ya en 2007 a las autoridades comunitarias a diseñar un sistema de mediciones menos condescendiente con los fabricantes a la par que más preciso en la estimación de las emisiones reales.

Este sistema de control, denominado WLTP (Worldwide Harmonized Light Duty Vehicles Test Procedure), es el que entró en vigor en España el pasado día 1 y sirve ya para estimar las condiciones de homologación de los vehículos con motor de combustión, así como también los híbridos. Se espera de él de que ofrezca unas mediciones mucho más cercanas a las reales y libres de manipulaciones, aunque la OCU ya ha denunciado que siguen sin acercarse del todo a las reales.

¿Cómo nos afecta WLTP como consumidores?

Al mejorar las estimaciones oficiales de emisiones, WLTP cambiará el precio de los coches a la venta a través del impuesto de matriculación. Actualmente esta tasa, en Europa, se correlaciona con las emisiones de CO2 por el tubo de escape, de modo que a mayor cantidad emitida, más alto es el impuesto, así como los sucesivos accesorios que puedan aumentar el consumo de combustible.

Los coches que emiten menos de 120 g/km de están exentos del impuesto; los que emiten entre 120 y 160 g/km deben pagar un impuesto equivalente al 4,75% del valor del coche; los que emiten entre 160 y 200 g/km pagan el 9,75% del valor en forma de impuesto de matriculación y los que emiten más de 200 g/km el 14,5%. De esta suerte, el precio de un coche se puede llegar a encarecer hasta casi un 30% según qué accesorios le añadamos.

Tras la entrada del sistema WLTP, al ser las estimaciones oficiales más precisas, y por tanto los resultados de emisiones más altos, ha cambiado la homologación de muchos coches que todavía no han sido vendidos ni matriculados, de modo que la mayoría pasa a pagar un impuesto mayor que con el anterior sistema, es decir que se encarece su precio vía tasas.

Este hecho ha provocado durante julio y agosto una avalancha de ventas de automóviles rebajados y automatriculaciones para venta como kilómetro cero por parte de los concesionarios, conscientes de que el precio final de los mismos iba a subir a partir de septiembre. Hoy por hoy, el precio final de cualquier vehículo a la venta se regirá por el impuesto de matriculación según las mediciones de CO2 del WLTP, y los concesionarios temen una ralentización de las ventas mientras los fabricantes no consigan bajar los niveles de emisión reales de los motores.

Por este motivo, el ministerio de Industria ha decidido hace pocos días conceder una prórroga en la subida del impuesto de matriculación hasta 2021 a aquellos consumidores que compren automóviles con mediciones de CO2 superiores con WLTP al resultado que ofrecía NEDC, y que por lo tanto tienen que pagar más por un mismo coche. 

Durante este periodo el nuevo impuesto será una correlación entre los valores ofrecidos por uno y otro método. Además, dicha correlación aumentará a medida que se acerque 2021, hasta llegar a corresponderse del todo con los valores de WLTP. Desde la OCU denuncian la base desde la que se calcula esta tasa e instan al gobierno a incluir en su cálculo el total de emisiones y no solo el CO2. 

Mediciones reales a partir de 2019

Otro aspecto del nuevo protocolo es que a partir de 2019 contemplará también mediciones de emisiones no solo en laboratorio, sino también en condiciones de conducción en exteriores, que son las que más se acercan a las reales. En las mismas se valorará la diferencia que se produzca entre las mediciones en laboratorio y las de conducción real, tanto de CO2 como de partículas y NOx.

A partir de 2019, los valores reales medidos en condiciones de conducción no deben superar el doble de los valores medios estimados en laboratorio, en caso contrario el coche no será autorizado a matricularse y a circular. En 2021 esta diferencia deberá ser menor al 50% de los valores medios estimados por WLTP en laboratorio. Estas medidas probablemente expulsen en pocos años a los turismos con motores diesel del mercado si no mejoran sus valores. Estas mediciones no afectarán a los coches ya matriculados. 

Por su parte los coches híbridos también pueden verse afectados por el nuevo sistema de medición. Podría suceder que algunos cuya autonomía con el sistema NEDC supere en poco los 40 km en modo eléctrico (a partir de la cual se obtiene la etiqueta “Cero emisiones”), sea menor a 40 km con WLTP. En este caso, el coche perderá su etiqueta para pasar a ser “Eco”, lo que implicaría el fin de las ventajas de circulación, aparcamiento o ausencia de impuestos. 

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