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Gaudí inspira a Max Azria en su colección para Hervé Léger

Gaudí inspira a Max Azria en su colección para Hervé Léger

EFE

Nueva York —

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Tras haber ofrecido ligereza bohemia en su línea BCBG, el diseñador tunecino Max Azria se dio en Nueva York a la exquisitez aristocrática en Hervé Léger, marca que apuesta por una mujer ceñida, empedrada y vítrea inspirada en la basílica de La Sagrada Familia, que Antonio Gaudí dejó inacabada en Barcelona.

En la tercera jornada de la Semana de la Moda, Azria invocó figuras como la natividad, la pasión o la gloria en las pasarelas, aunque la mujer que alumbra no es tan espiritual como divina. Una diosa esbelta de la sensualidad modernista

La ropa invernal de Hervé Léger para 2015-2016 es, inevitablemente, arquitectónica, pero tomando como referencia a Gaudí, es igualmente inevitable que sus formas se retuerzan, sus “paredes” se flexibilicen y se mimeticen con la inspiración natural.

Emerge así una mujer de sinuosa esculturalidad cuya anatomía es deconstruida por Azria y su esposa, la ucraniana Luvov Azria, como si fuera una bóveda de crucería, dividida en un ejercicio de triangulación o llena de apliques metálicos que hacen las veces de ejes para su estructura geométrica.

Las chaquetas hacen juegos volumétricos como si fueran arbotantes que caen desde la cintura, los encajes y la pedrería crean bajorrelieves que sofistican más si cabe los cuerpos de las modelos y el peinado no admite discusión: un trenzado modernista.

Todo comienza con un color pétreo y una mujer dura, casi una cariátide afinada por un arnés de cuero, como una creación ortopédica que poco a poco se va vivificando con los colores y los brillos de una vidriera o de un retablo. Juegos de costura complejos que crean un efecto casi reptil en su feminidad.

Las referencias a la naturaleza tienen un eco inerte. Los estampados florales parecen fósiles o relieves cincelados y los colores más brillantes tienen algo de fosforescencia abisal. Todo en lujosos entrelazado en telar jacquard, con colores suaves y alguna intrusión del rojo o el fucsia.

Así, Max Azria, que el año pasado celebró las bodas de plata de su sólido imperio textil, reafirmó la que siempre ha sido su principal baza: que es una jugada segura, tanto para inaugurar cada año la Fashion Week de Nueva York con BCBG como para servir, dos días después, para marcar la transición hacia la elegancia con solera de firmas veteranas como Carolina Herrera, Ralph Lauren u Oscar de la Renta.

Azria nunca ha aspirado a formar parte de ese círculo de los grandes, pero año tras año, con constancia y un saber hacer que lo coloca en el lujo accesible, va inscribiendo su nombre entre los favoritos de la moda estadounidense y entre los desfiles más disfrutables de la Fashion Week.

Mateo Sancho Cardiel

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